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Vientos de cambio

Salama A. Salama

Al-Ahram Weekly / CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 8 de abril de 2005

"Algunos dan la bienvenida a los nuevos vientos que cruzan la región como heraldos de la democracia. Esto es demasiado simplista: el viento que sopla es áspero y está cargado de polvo y arena. Ya tropecemos yendo a tientas, o caigamos en mitad del camino, seremos sin duda presa fácil. Se está consolidando un esquema, aprobado por el G-8, que permite la intervención bajo cualquier forma, y por distintas razones. Al menos esto lo tenemos claro".

Vientos de cambio están soplando a través del mundo árabe. Tras una serie de amenazas cada vez más evidentes, Siria se está retirando de Líbano, pero eso también es un paso más en el camino hacia el Gran Oriente Medio, el proyecto desarrollado por el G8 con el objetivo de acabar con el totalitarismo en la región. Un camino que puede ser dirigido por la mano invisible del destino, como en el caso de la muerte de Arafat, o por manipulaciones de servicios de inteligencia, como en el caso del asesinato de al-Hariri, pero una cosa está clara: el cambio está en marcha.

A los regímenes reacios se les está obligandoa ponerse en el buen camino, siguiendo los objetivos que se marcaron en Estambul a mitad de 2004 y reafirmados de nuevo hace bien poco en Rabat. El cuadro comenzó a aclararse durante la gira de Condolezza Rice por Europa. Washington está intentando cambiar la región enfrentándose a la fiera resistencia de los regímenes árabes que argumentan consistentemente que el cambio debe partir de dentro.

El relativo éxito de las elecciones en Iraq ha empujado a Washington a confiar en sí misma hasta el orgullo. Bush no cabía en sí al respecto durante su reciente gira por Europa. Los estadounidenses tambíen se sienten animados tras los cambios ocurridos en Palestina tras la muerte de Arafat.

Mahmoud Abbas resultó elegido y su gobierno ha accedido a detener la Intifada y todo acto de violencia. Egipto, quien reunió a Abbas y a Sharon en Sharm el-Sheij, ayudó a acelerar el proceso. Tanto Egipto como Jordania han hecho volver a sus embajadores a Israel.

Egipto y Arabia Saudí bien pudieran ser los dos países más vulnerables a los cambios en marcha, y ambos han decidido combarse con los vientos que corren, modificando sus políticas de manera sorprendente. En Arabia Saudí se han celebrado elecciones, dando a los saudíes su primer traguito de participación en política. Kuwait está a punto de dejar votar a sus mujeres. Y el presidente Mubarak sorprendió a todo el mundo con una reforma constitucional que permitirá las primeras elecciones con múltiples candidaturas por primera vez en cincuenta años.

Repercusiones de la salida siria de Líbano

EEUU se ha reconciliado finalmente con Europa, y Rusia se ha mostrado mas que deseosa de echar una mano para presionar a Damasco. Aparentemente, EEUU llevaba tiempo deseando derribar militarmente al régimen de Damasco, y aún sigue con esa idea, según la cadena televisiva norteamericana en lengua árabe Al-Hurra.

Los estadounidenses saben que sacar a Siria de Líbano tendrá repercusiones a largo plazo en la región. Y lo que ocurre en Lïbano demuestra que Europa, Rusia incluída, desea respaldar los planes intervencionistas estadounidenses.
Americanos y europeos están listos para emplear medios diplomáticos, sanciones militares y un abanico de medidas semejantes dictadas desde el Consejo de Seguridad de NNUUU para forzar a los regímenes árabes al cambio. Americanos y europeos se muestran determinados a liberar a la región del despotismo y la corrupción, que a menudo son culpadas de expandir el terror.

El Consejo de Seguridad de NNUU aprobó la resolución 1559 unánimente, a pesar de las protestas árabes que argumentan que la resolución constituye una agresión a la soberanía. La comunidad internacional se siente autorizada para intervenir si existe pretexto suficiente, como ocurre en Líbano y Siria. Quizás se le dé un toque de atención a Sudán al respecto de lo que ocurre en Darfur.

Algunos dan la bienvenida a los nuevos vientos que cruzan la región como heraldos de la democracia. Esto es demasiado simplista: el viento que sopla es áspero y está cargado de polvo y arena. Ya tropecemos yendo a tientas, o caigamos en mitad del camino, seremos sin duda presa fácil. Se está consolidando un esquema, aprobado por el G-8, que permite la intervención bajo cualquier forma, y por distintas razones. Al menos esto lo tenemos claro.