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Opinión / Declaración
INMIGRACIÓN


De la Constitución europea a Ceuta y Melilla

Miguel Ángel Llana*

CSCAweb, 28 de octubre de 2005

La desesperación africana no es fruto del azar o de la mala suerte, y sí, herencia de la tara colonial europea de hace tan sólo unas décadas y de la política neocolonial

Tragedias hay muchas, pero el África subsahariana acapara la desesperación, pues ni tienen salida, ni las ofertas europeas pasan de ser meras limosnas destinadas a lavar la propia conciencia y a justificarse ante la opinión pública y ante sus electores, al tiempo que ayudan a la ciudadanía a evadir su responsabilidad, directa e indirecta, descargándola en la inexistente gestión de los políticos electos para que resuelvan esto y cualquier otra cosa. Así, en definitiva, nadie se siente responsable, nadie se da por aludido y el que más y el que menos, o encuentra una justificación, o lo carga al capítulo de las inevitables desgracias, para que mañana mismo, todo pase a la sección de sucesos y en esto, esencialmente, se han convertido los diarios y telediarios, dónde cada vez más, las informaciones sólo son "sucesos" que mezclan estos dramas con banalidades deportivas y con ecos de sociedad. Así, todo es atribuido a la mala suerte y a la desgracia, o incluso, se responsabiliza directamente a las propias víctimas. Pero no es así, las cosas no pasan inocentemente. Sí hay responsables, y son, precisamente, los que están mediando en esta tragedia. Los autocares no llegaron al desierto por error y no bascularon a los que llaman ilegales por error.

La desesperación africana no es fruto del azar o de la mala suerte, y sí, herencia de la tara colonial europea de hace tan sólo unas décadas y de la política neocolonial -aún peor- seguida actualmente y que es la causa directa y concreta de la tragedia y de su agravamiento, que continúa y que continuará; léanse y véanse sino, las "soluciones" dadas por la Unión Europea, ONU y demás organismos internacionales.

Acabamos de votar sí, a un Tratado para una Constitución para Europa donde el movimiento de capitales no ha de tener ninguna restricción, incluso queda prohibida expresamente cualquier limitación, Art. 156 y 157, para así mejor cumplir el objetivo fijado de una economía de mercado, altamente competitiva, Art. 3, estableciendo para ello la mayor libertad a los productos y servicios, y a todo lo que pueda generar y ser un beneficio en sí mismo, sin limitación alguna.

A principios del siglo XX, sólo un tres o un cuatro por ciento del mercado mundial era movimiento de capitales, el resto, eran productos y mercancías. Ahora es al revés, sólo un tres o cuatro por ciento son mercancías y el resto, capitales, pura especulación, y así se consagra, como objetivo de la Constitución de la Unión, la libre circulación de capitales y mercancías, sin barreras y sin ningún tipo de restricciones, pero no así para las personas.

Los subsaharianos vienen ­intentan venir- simplemente detrás de los beneficios que han sido generados en su propia tierra y detrás de sus recursos y de sus materias primas. Su dinero y sus fondos se encuentran en bancos europeos (paraísos fiscales incluidos), donde además se refugia toda la corrupción de las dictaduras del legado colonial, o las impuestas ahora, con ayuda europea o estadounidense. Es el Sur ­paradójicamente- quién ha financiado y financia al Norte, como consecuencia de las secuelas de la imposición colonial anterior y del neocolonialismo actual. Este es el objetivo y el mandato constitucional, y así, las propuestas de sus políticos -administradores del neoliberalismo- consisten en enviar "ayuda", es decir, donativos, al tiempo que construyen más vallas y más altas, pero sólo para las personas, no para los capitales y las materias primas.

El neoliberalismo ­como el de la Constitución- es esencialmente depredador, y hablar de colaboración, ayuda y solidaridad es tragicómico. Nueva Orleáns es ejemplo del modelo neoliberal, y también, la Unión Europea y su absoluta incapacidad para dar cualquier respuesta ante este drama, cuya solución ha sido sencillamente, arrojarlos al desierto. Los dos mil subsaharianos en portada, días atrás, apenas son la punta del iceberg de la cruda realidad, mientras que, en el continente africano, mueren diariamente más de doce mil niños de enfermedades simples, y, casi otros tantos -del resto de la población- mueren atrapados por el hambre, el sida y la miseria.

* Miguel Angel Llana es colaborador del CSCA

Enlaces relacionados

Declaración de Larache sobre los sucesos de Ceuta y Melilla


Manifiesto de la Plataforma Pro Derechos Humanos de los Inmigrantes

Plataforma Pro Derechos Humanos de los Inmigrantes
CSCAweb, 28 de octubre de 2005

"El gobierno español, con el apoyo económico de la Comisión Europea, no ha ideado más que soluciones represivas en la frontera, con un envío injustificado del Ejército, y ha reactivado acuerdos con un país como Marruecos que no respeta ni los derechos humanos de sus propios ciudadanos"

El derecho a circular libremente de un país a otro es tratado como delito por nuestro Gobierno y Marruecos. Las personas pobres que pacíficamente desean entrar en estos países están sufriendo tal represión y maltrato ya que no se respetan ni se amparan sus derechos básicos como es el agua, el alimento, el de solicitar asilo a aquellos civiles que intentan cruzar la frontera, se les dispara o mata con material antidisturbios utilizado a corta distancia o incluso con la fuerza bruta, abandonándoles en el desierto a una muerte segura.

Además España está apoyando económicamente a Marruecos, como hemos visto recientemente, para que haga el trabajo más sucio: día tras día estamos recibiendo noticias y testimonios desde los lugares fronterizos a Ceuta y Melilla, y desde Marruecos, en los que se constata un terrible drama humano, con personas asesinadas, maltratadas o abandonadas a su suerte en el desierto. El único delito de estas personas ha sido tratar de escapar de conflictos bélicos interminables y hambrunas, en las que tienen gran parte de responsabilidad los países que ahora les cierran las puertas.

Ante esta situación, el gobierno español, con el apoyo económico de la Comisión Europea, no ha ideado más que soluciones represivas en la frontera, con un envío injustificado del Ejército, y ha reactivado acuerdos con un país como Marruecos que no respeta ni los derechos humanos de sus propios ciudadanos, ni de quienes solicitan asilo en su territorio. Numerosos testimonios nos demuestran que las personas subsaharianas que son devueltas o expulsadas están muriendo, a tiros en algunos casos, o de sed en los desiertos fronterizos con Argelia y Mauritania. En estas zonas sólo hay arena, no hay ni una ciudad, ni agua, ni comida. Esta realidad es una violación directa de las normas internacionales de derechos humanos, como la Convención de Naciones Unidas sobre la Tortura, la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Politicos y los de Derechos Sociales y Culturales, tanto por parte de Marruecos como por España.

Junto con estos crímenes contra seres humanos, sigue sin haber noticias de las investiga-ciones que supuestamente se han llevado a cabo en Ceuta y Melilla para determinar si en los intentos de cruzar la valla fronteriza de la semana pasada, en los que murieron varias personas, hubo algún tipo de responsabilidad de las fuerzas de seguridad españolas. Un Estado de derecho no puede permitirse que estos hechos queden impunes, u otras acciones, como las devoluciones que se realizan sin trámite alguno, a pesar de lo que dispone nuestra legislación y jurisprudencia.

Por todo ello, solicitamos, junto con la intervención inmediata de las Instituciones internacionales de derechos humanos, lo siguiente:

Al Gobierno español, y por extensión a la Comisión Europea:

  • El cese inmediato de las deportaciones y expulsiones de estas personas a Marruecos, y de los acuerdos adoptados con Marruecos, ya que éste es un país que no respeta los derechos humanos.
  • El respeto a la legalidad vigente, estatal e internacional, en el tratamiento de estas personas que tratan de cruzar la valla, considerándoles desplazados, acogiéndoles en las debidas condiciones y respetándose su derecho a solicitar asilo, si proceden de zonas en conflicto.
  • Una investigación transparente y rápida de los hechos ocurridos en la frontera, y, en su caso, la depuración de las responsabilidades que procedan.
  • La retirada del Ejército de la frontera, por ser ilegal su utilización frente a población civil.

Al Gobierno marroquí:

  • El cese inmediato de las violaciones de derechos humanos que está cometiendo contra estas personas inmigrantes y refugiados.
  • Respeto a la Convención de Ginebra y al principio de no devolución de las personas que demandan asilo en su territorio.

Al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, en Ginebra:

  • Una intervención inmediata para proteger a los solicitantes de asilo en Marruecos, y a quienes pretenden solicitarlo en territorio español.

A la sociedad en general:

  • Una renovación y cambio profundo en nuestro planteamiento sobre la dominación y la propiedad de los bienes de la tierra, haciéndonos conscientes que estamos produciendo pobreza en otros lugares por nuestro modo de vida.
  • Un apoyo incondicional a estas personas que por motivos de pobreza, conflictos bélicos o persecución, tienen que desplazarse por el mundo. Denunciando aquellas políticas opuestas al derecho internacional.

En último lugar, solicitamos al Gobierno Español que todas aquellas personas que han sufrido maltrato o han sido vulnerados en sus derechos más básicos por parte de España o Marruecos (inducido por las ayudas económicas dadas por España) reciban como justa compensación la obtención de sus permisos de residencia en nuestro país por circunstancias excepcionales.

Unidos conseguiremos Justicia