Campaña
por la libertad de Taysir Alony
Carta de Taysir
Alony detrás de los barrotes: Una sentencia sin pruebas
Al-Jazeera.net,
14 de octubre de 2005
CSCAweb, 19 de octubre de 2005
Traducción del árabe de Jamal Halawa
"La
condena no es judicial, sino que es política. Todo aquel,
que dice otra cosa, tendría que aportar las pruebas, ya
que el Tribunal ha sido incapaz de presentar ninguna y se ha
limitado a las conjeturas y a las coincidencias para condenarme.
(...) Desprecio esta sentencia, porque es una sentencia política,
y desprecio con ella, las leyes y los juicios excepcionales en
todos los lugares"
No se si el mundo ha echado
un vistazo al texto de la sentencia pronunciada en el sumario
número 01/35 o no; lo dudo mucho, porque los comentarios
en los medios de comunicación, cesaron al segundo o tercer
día del pronunciamiento, como si no hubiera pasado nada.
El texto de la sentencia, señala de forma franca y clara
que se basa en indicios o sentidos y no en pruebas, es decir,
que han condenado a 18 personas a penas que van desde los 27
a los 6 años, sin encontrar evidencias en absoluto y basándose
en los indicios que condujeron al Tribunal a una conclusión
particular, que por supuesto, no es aplicable a la realidad.
Hubo unas anécdotas
graciosas y extrañas, por no decir carentes de pudor y
de honestidad profesional. Por ejemplo, condenaron al acusado
principal, Imad Barakat Abu Dahdah, a 27 años, de los
cuales, 12 por su pertenencia a una organización terrorista
en grado de líder de la misma, y a 15 años bajo
la acusación de conspirar para ejecutar una acción
terrorista. El mismo texto de la sentencia, cita una definición
jurídica para el término "conspirar"
que se remonta a la época del dictador Franco. La definición
dice lo siguiente: "es un acuerdo entre dos personas o más
para ejecutar una acción criminaletc." la pregunta
es, ¿Dónde están estas dos personas o más,
cuando no se ha demostrado ningún contacto de Abu Dahdah
con ninguno de los ejecutores del los ataques del 11-S, ni siquiera
lo hubo con alguno de los lideres de Al Qaeda? Se ha basado todo
en suposiciones, condenando al hombre injusta y abusivamente,
bajo el eslogan de la conspiración.
Las sentencias enunciadas bajo
la acusación de ser afiliados a una banda terrorista,
y que abarcaron al resto de los acusados, fueron fundamentadas
por el Tribunal en base a conjeturas que en su mayor parte se
apoyaron en el viaje de alguno a Bosnia, Chechenia ó Afganistán
para participar junto a los musulmanes en las guerras de la opresión
que se cometen en su contra. Por supuesto, algunos de los acusados,
fueron condenados por tener "la intención" de
viajar, es decir, obtuvieron los visados, pero no llegaron a
viajar. Otro caso que se repitió en muchas ocasiones con
algunos acusado: cuando a dos de ellos, no se les demuestra que
hubiesen cometido una acción determinada, el primero,
justifica el hecho y presenta al Tribunal aclaraciones que son
aceptadas por el mismo, y así declaran su inocencia, mientras,
cuando el otro presenta las mismas aclaraciones, documentadas
en ocasiones, estas, son rechazadas cuando ambos casos son congruentes.
En una de las etapas, durante
los pormenores de la resolución acusatoria, el juez declaró
que iba a excluir las escuchas telefónicas por considerarlas,
francamente, ilegales e inconstitucionales. No obstante, las
ha tomado en cuenta para condenar a algunos acusados, siendo
exactamente eso, lo que ha ocurrido conmigo. Además, el
Tribunal decidió no tomar en cuenta el testimonio del
jefe de la unidad de información el Sr. Rafael Fior, por
sus contradicciones, por demostrar su ignorancia, su mentira
y su estupidez. Sin embargo, la condena se basó en muchas
citas de su testimonio, las cuales, no están reforzadas
por las pruebas, y que es lo que ha ocurrido conmigo también.
La principal acusación
que me han dirigido, ha sido la de establecer relaciones con
miembros de Al Qaeda, con dos en particular, que son Mohamad
Bahaya y Mustafa Set-Mariam, y la de que "les he hecho
favores en aras de conseguir una exclusiva", según
cita el texto de la sentencia condenatoria. En cuanto al Sr.
Bahaya, la sentencia dice que le había ayudado a conseguir
su permiso de residencia el año 1998, cuando le permití
presentar la dirección de mi casa para recibir cualquier
notificación remitida desde el departamento que gestiona
los permisos de residencia, además, de llevarle la cantidad
de 4000$ a Afganistán y que era una deuda de un socio
suyo en Turquía. Por supuesto, y en primer lugar, expliqué
con documentos que la persona que envió el dinero desde
Turquía, mandó una declaración notarial
donde reconoce que dicha cantidad correspondía a una deuda
pendiente del valor de la casa y los muebles que la esposa de
Bahaya le había vendido en Estambul, antes de abandonar
Turquía, habiendo quedado ésta cantidad como deuda
del socio según reza la documentación enviada y
siendo esa cantidad, propiedad de la esposa del Sr. Bahaya, y
no de Bahaya en si mismo. En cuanto a presentar mi dirección
para que pueda recibir las notificaciones, ésta es una
práctica habitual entre los árabes que no poseen
una dirección fija. Él, residió en España,
después, se marchó a Turquía para luego,
volver a España para renovar el permiso de su residencia
y vivir con su familia otra vez en España. Tenía
la intención de renovar el permiso de residencia, ir a
Turquía y buscar a su familia de ahí. Todas estas
explicaciones no fueron suficientes para el Tribunal, es más,
¿Cuál es el crimen en ello, cuando yo no le he
pagado al hombre nada?
Respecto a Mustafa Set-Mariam,
la sentencia dice que le he prestado favores, sin delimitar cuales
son. Tan solo dice que le presté favores, señalando
que le había acogido una vez en mi casa a él y
a su familia a principios de los años noventa, después,
me encontré con él en Afganistán y me facilitó
la entrevista con Ben Laden. Es evidente que, aclaré al
Tribunal con pruebas y documentos que tanto Set-Mariam como Bahaya
no pertenecen a Al Qaeda, es más, a Set-Mariam, se le
considera uno de los más críticos con Ben Laden
y con los métodos de Al Qaeda, siendo la entrevista que
Al Jazeera le realizó el año 2000, una evidencia
clara, además del libro que recientemente, el diario Al-Hayat,
publicó resúmenes del mismo. Presenté al
Tribunal todos estos documentos, pero no quisieron convencerse.
El fiscal dijo en su alocución:
"que dudaba mucho en condenarme, hasta que escuchó
mis confesiones, dando yo la apariencia, de estar entrevistando
a mi jefe". En su día, a todo el mundo le extrañó
ésta afirmación, hasta a los jueces, porque nadie
de los presentes había escuchado la entrevista salvo yo,
entonces, ¿cómo había llegado a tal conclusión?
Nadie lo sabe. Evidentemente, el Tribunal ignoró sus palabras
y no las mencionó en el texto de la sentencia por su ridiculez,
pero se centró en mi relación con Bahaya y con
Set-Mariam, la cual he explicado ante el Tribunal, como antes
lo hice ante el juez instructor diciendo que es una relación
que se establece entre paisanos que viven en la inmigración,
del mismo modo en que se estableció mi relación
con Abu Dahdah y con otros dos acusados. Al resto, no les conocía
más que por las caras, y a algunos la primera vez que
me encontré con ellos, fue en la sala del Tribunal.
Con Bahaya y Set-Mariam, me
encontré en pocas ocasiones en Afganistán, siendo
esos encuentros, también, los de unos paisanos desplazados
fuera de su país. Me beneficié de la información
que tenían sobre los talibán y sobre los afgano-árabes,
pero que tampoco fueron mi única fuente de información,
puesto que, a los pocos meses de mi estancia en Kabul, pude formar
relaciones útiles con responsables talibanes, quienes
a su vez, me facilitaron muchas informaciones además de
mi propio seguimiento de los acontecimientos y a través
de la cámara. La entrevista que le realicé a Ben
Laden: no medió en ella Set-Mariam ni nadie más,
al contrario de lo que afirma el texto de la sentencia, sino
que fue el mismo Ben Laden quien determinó el tiempo y
el lugar y había sido una sorpresa.
Estas palabras, las dije y
las repetí muchas veces en las entrevistas periodísticas
que me realizaron, sin embargo, la justicia española,
parece tener sus barómetros y sus propias conclusiones,
siendo el fin de todo ello, mi condena y de cualquier forma.
Ya veremos lo que dirá el Tribunal Supremo sobre toda
esta sarta de embustes, que no tiene más base que el empeño
del presidente del Tribunal. Evidentemente, como ya expliqué
con anterioridad, mi vigilancia no comenzó hasta finales
de 1999, cuando se habían intensificado mis contactos
con Al Jazeera, para inaugurar una oficina en Kabul. Los resultados
de dicha vigilancia, se archivaron por la falta de cualquier
sospecha. Por ende, tengo la total confianza en que la causa
de mi condena y encarcelamiento es mi trabajo periodístico
que, ha molestado a muchas partes, lo que se probará en
un futuro si Dios quiere. Y vuelvo a repetir, que hubiese hecho
el mismo trabajo y del mismo modo, tal vez, si se repitiesen
las mismas circunstancias. Que me condenen según sus medidas
y barómetros retorcidos que, tienen a los árabes
y a los musulmanes como objetivos, independientemente de la certeza
de las acusaciones, e independientemente de la existencia de
evidencias o no. Existe una interpretación sobre aspectos
personales que se refieren a mi persona, dentro del contenido
del texto de la acusación, el cual, rogaría que
se tradujera y se publicara, para que el mundo vea la bajeza
de estas leyes y juicios excepcionales.
En fin, siempre recibía
señales positivas de que iban a declararme inocente, pero
no fue mi puesta en libertad sin fianza al principio del juicio,
la última de estas señales. Había recibido
a través de algunos amigos, colegas y abogados que charlan
con los jueces, señales positivas. No obstante, la señal
positiva más cierta, es que no existe ninguna prueba en
mi contra y que puede ser utilizada para condenarmepero...y sin
embargo...mi mujer Fatima lo sabeno estaba a gusto, había
algo en mi que me decía que me iban a condenar. Quizás,
alguno de los que me llamaban por teléfono, me lo había
notado a través de mis comentarios. Les decía a
todos, que las señales eran positivas, pero no estaba
tranquilo. Decidimos, Fatima y yo, preparar la maleta de la cárcel
cuando llegue el día de la sentencia. Mis efectos personales
de la cárcel estaban preparados, tan solo había
que colocarlos dentro de la maleta cuando me detuvieron la última
vez, y así fue.
La condena no es judicial,
sino que es política. Todo aquel, que dice otra cosa,
tendría que aportar las pruebas, ya que el Tribunal ha
sido incapaz de presentar ninguna y se ha limitado a las conjeturas
y a las coincidencias para condenarme. He entrado en la cárcel
con la cabeza alta, y se mantendrá así, si Dios
quiere, hasta el día de mi muerte porque no hice nada
por lo que tenga que inclinarla. Desprecio ésta sentencia,
porque es una sentencia política, y desprecio con ella,
las leyes y los juicios excepcionales en todos los lugares. Todo
aquel que dice que España es un Estado de derecho, es
un iluso y tendría que revisar sus cálculos porque
todos los árabes y los musulmanes en éste país,
están sometidos al mal trato y las sentencias injustas.
Taysir Alony
Madrid, 7 de octubre de 2005
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