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* Ibrahim Alloush,
jordano de origen palestino, es doctor en Ciencias Económicas, miembro de la asociación jordana AZAR (Asociación Árabe contra el Racismo y el Sionismo) y del Movimiento Anti-normalización de Jordania. Figura comprometida desde la radicalidad política contra la sumisión del gobierno de su país a EEUU y a Israel, contra el proyecto del sionismo en Palestina y en el mundo árabe y contra la invasión y ocupación de Iraq, ha sufrido la represión directa del régimen jordano en repetidas ocasiones. Como profesor, impartía su docencia en la Universidad de Petra (Jordania) hasta que fue expulsado en abril de 2003 por razones políticas pocas semanas después de haber sido puesto en libertad, tras ser encarcelado por haber efectuado declaraciones a la 'BBC' de Londres contra la presencia de tropas de EEUU en su país antes de la invasión de Iraq. Alloush, a quien se le ha impuesto desde entonces el castigo de no recuperar su puesto académico y perder todos sus derechos laborales, ha seguido destacándose en el panorama jordano y árabe como un militante activo contra la ocupación de Iraq y contra el sionismo a través de sus artículos publicados en diversos medios árabes.

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Apoyamos una postura y no a un régimen

Ibrahim Alloush*

Alsawt Alárabi Alhur (La Libre Voz Árabe)
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 6 de abril de 2005
Traducido del árabe para CSCAweb por Jamal Halawa

"El ciudadano árabe, en general, no coloca la diferencia ideológica o política, como barrera, ante el apoyo hacia todo aquel cuyos intereses pueden intercruzarse con los intereses de la Nación, así entonces, le ofrece un ilimitado apoyo y sin vacilar un momento con todos los medios posibles, desde la palabra, hasta el martirio. Como resultado, este ciudadano árabe, emplea a quienes imaginan tenerle al servicio de sus intereses. Le vemos apoyar a los islamistas cuando su línea política expresa el interés de la Nación, como en su día apoyó a Naser y a las facciones de la resistencia palestina por la misma causa, mostrando su inteligencia, al apoyar a Hizbulá en el Líbano, y no seguirle en su política en Iraq o Afganistán. También lo hace, cuando se niega a seguir a los que reconocieron al enemigo sionista durante el Consejo Nacional Palestino celebrado en Argel en 1988, enrolándose en las filas de Hamas, pudiendo abandonar a este movimiento, si a éste se le ocurriese caer como cayeron los que le precedieron, ya que, participar en unas elecciones bajo la sombra de la ocupación, es una peligrosísima cuesta abajo".

Al contrario de lo que dicen algunos de que es un "sentimental" o "seguidista desviado de los oradores demagogos", el ciudadano árabe contemporáneo, demostró ser más racional y flexible de lo que muchos miopes son capaces de reconocer. Tal vez, la racionalidad del ciudadano árabe y su visión estratégica por el interés de la nación, no se muestren durante el fervor de las manifestaciones millonarias en apoyo a Iraq, Palestina o a la resistencia del Líbano, ni de una visión partida, desde unas reacciones concretas aquí y ahora por una clarísima actualidad nacional, sino, que se muestran a través de la exploración de su larga andadura política, para ver, como nunca escatimó esfuerzos para establecer dos cuestiones:

1. Su fuerte interactividad y en la calle con los grandes y cruciales sucesos a los que se enfrentó la Nación, desde la ocupación de Palestina, hasta la agresión contra Iraq.

2. Su ofrecimiento del apoyo sin reservas a cualquier parte, partido, líder o país árabe islámico o internacional que, defienda con la credibilidad de su sangre, los intereses de la Nación, o que sus intereses, se intercruzasen temporal o estratégicamente, con los de la Nación. Desde el Iraq de Saddam Husein hasta: el partido de Hizbulá de Hasan Nasralah, las facciones de resistencia islámica, nacionalista e izquierdista en Cisjordania y Gaza, Ben Laden en Afganistán, el Egipto de Naser, Hugo Chávez en Venezuela o Castro en Cuba.

Desde la palabra hasta el martirio

Y si el apoyo de la calle hacia una determinada postura, no se traduce siempre sobre el terreno en una acción influyente, no sería por algún problema de la calle, sino, de la propia oposición política domesticada. Y si el latido de la calle, no alcanzase siempre una expresión ideológica y creativa racionalizada, como en las caricaturas de Nayi El-Ali (famoso caricaturista palestino asesinado en Londres en los ochenta), tampoco sería por culpa de la calle, sino, del propio intelectual árabe domesticado. Lo que nos importa aquí, es la derivación de la siguiente ley socio-política de la experiencia de la historia árabe contemporánea:

El ciudadano árabe, en general, no coloca la diferencia ideológica o política, como barrera, ante el apoyo hacia todo aquel cuyos intereses pueden intercruzarse con los intereses de la Nación, así entonces, le ofrece un ilimitado apoyo y sin vacilar un momento con todos los medios posibles, desde la palabra, hasta el martirio. Como resultado, este ciudadano árabe, emplea a quienes imaginan tenerle al servicio de sus intereses. Le vemos apoyar a los islamistas cuando su línea política expresa el interés de la Nación, como en su día apoyó a Naser y a las facciones de la resistencia palestina por la misma causa, mostrando su inteligencia, al apoyar a Hizbulá en el Líbano, y no seguirle en su política en Iraq o Afganistán. También lo hace, cuando se niega a seguir a los que reconocieron al enemigo sionista durante el Consejo Nacional Palestino celebrado en Argel en 1988, enrolándose en las filas de Hamas, pudiendo abandonar a este movimiento, si a éste se le ocurriese caer como cayeron los que le precedieron, ya que, participar en unas elecciones bajo la sombra de la ocupación, es una peligrosísima cuesta abajo

Es natural que una autoridad cualquiera, tenga de recursos y dominio de los elementos, que la faciliten polarizar a amplios sectores de la población, basándose, en la política de intimidación y atracción, sin embargo, dicho apoyo, es como la lluvia torrencial: ni permanece sobre la tierra ni expresa el espíritu de la Nación.

Que nadie menos valore la flexibilidad política del ciudadano árabe, quien se une a los aparatos de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina, que fueron creados para proteger a Israel, para vivir, y para luego establecer las Brigadas del Alaqsa, izando en Palestina, las banderas de Hizbulá y las fotos de Saddam Husein al mismo tiempo, porque simpatiza con todo aquel que simpatiza con él sin perjuicios, también, podría apoyar a Ben Laden y a Al Qaeda, pero no en la época de los ochentade todos modos, el espíritu de la Nación no pierde sus afirmaciones, ante las cuales, se derrama como la lava de un volcán que lanza lo que hay en sus entrañas para formar las rocas, eternizando en sus corazones, a quienes las defiendan.

Resumiendo, levanta sospechas la insistencia de algunos para reabrir los viejos dossieres del liderazgo sirio. Supongamos que lo que dicen es cierto del todo, desde su entrada en el Líbano en 1976 hasta Hafr Elbaten (ubicación del ejército sirio en el desierto durante la guerra del golfo) en 1991, pasando por la cuestión de las libertades a lo largo de décadasel interés de la Nación ahora está en apoyar a Siria sin reservas, sin perjuicios y sin vacilaciones, porque Siria ahora, supone la postura nacionalista, y también, la resistencia en el Líbanoy si no hubiese sido así, no se habrían reabierto los viejos dossieres.