La educación en Iraq
bajo la ocupación
Agustín Velloso*
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 8 de abril de 2005
"Los
ocupantes controlan el personal de los nuevos nombramientos mediante
sus propios consejeros y 'especialistas', que son 'importados'a
Iraq una vez seleccionados entre iraquíes que no viven
en el país y entre los propios ciudadanos estadounidenses.
Éstos pertenecen a organismos oficiales y a empresas privadas
y aunque no pasan a ocupar los puestos reservados a los iraquíes,
son los que en realidad dirigen la política educativa.
Con esta medida, los ocupantes toman en sus manos las riendas
del sistema educativo iraquí. En consecuencia, la supresión
del control del partido Ba'az sobre la educación iraquí
no ha dado paso a que la sociedad iraquí tome el mando
en su lugar. El proyecto de reconstrucción no ha surgido
como respuesta a una iniciativa nacional, sino que son extranjeros
con sus propios intereses los que asumen el mando. Esto deja
muchas dudas sobre la legitimidad, los objetivos y los previsibles
resultados de la operación"...
Iraq obtuvo su independencia
en 1932. En los últimos trece años, sin embargo,
ha estado sometido a una intervención internacional, que
ha incluido sanciones económicas y ataques armados, y
que ha culminado con una guerra en su territorio y finalmente
en Mayo de 2003 con la ocupación de éste por parte
de potencias extranjeras.
Aunque resulta difícil
definir como colonialismo o neo-colonialismo esta ocupación,
no hay duda sin embargo de que el sistema educativo de Iraq,
al igual que el resto de la estructura y organización
política nacional, ha dejado de estar en manos de los
iraquíes para pasar a manos extranjeras. Las pasadas elecciones
no cambian sustancialmente la situación.
Las medidas que tomó
la autoridad de ocupación se manifiestan a tres ámbitos
principales: asumir el gobierno del sistema educativo, cambiar
el currículo nacional y controlar el funcionamiento de
la enseñanza.
Los antiguos altos cargos del
Ministerio de Educación, tanto en la sede central de Bagdad
como en las 18 Direcciones Generales en que se divide administrativamente
el territorio iraquí, han sido relevados. Este relevo
ha incluido además a los directores de los centros académicos
y de investigación, a los rectores de las veinte universidades,
a los decanos de las facultades y a muchos directores de departamentos
universitarios.
Los ocupantes controlan el
personal de los nuevos nombramientos mediante sus propios consejeros
y "especialistas", que son "importados" a
Iraq una vez seleccionados entre iraquíes que no viven
en el país y entre los propios ciudadanos estadounidenses.
Éstos pertenecen a organismos oficiales y a empresas privadas
y aunque no pasan a ocupar los puestos reservados a los iraquíes,
son los que en realidad dirigen la política educativa.
Con esta medida, los ocupantes
toman en sus manos las riendas del sistema educativo iraquí.
En consecuencia, la supresión del control del partido
Ba'az sobre la educación iraquí no ha dado paso
a que la sociedad iraquí tome el mando en su lugar. El
proyecto de reconstrucción no ha surgido como respuesta
a una iniciativa nacional, sino que son extranjeros con sus propios
intereses los que asumen el mando. Esto deja muchas dudas sobre
la legitimidad, los objetivos y los previsibles resultados de
la operación.
El currículo
escolar nacional
La abolición de un currículo
escolar nacional es una tarea que se realiza con facilidad y
en poco tiempo: basta con firmar un decreto como el que firmó
el máximo dirigente de la ocupación en Julio de
2003, por el que se extinguió el que estaba en vigor.
Ahora bien, la elaboración de un currículo escolar
nacional es tarea de varias generaciones y en Iraq eso es algo
queda por hacer.
El currículo eliminado
estaba hecho según los dictados del partido Ba'az y era
de aplicación en todos los centros escolares. Después
su elaboración pasó a depender del ocupante, que
nombró a un equipo para re-escribirlo. Este equipo lo
encabeza personal extranjero e iraquí sin residencia en
Iraq. Los redactores de los contenidos -más de sesenta
profesores iraquíes que sí son residentes- están
trabajando en los textos considerados más controvertidos:
historia, geografía, literatura, estudios sociales. La
materia más controvertida de todas es la única
que se ha salvado de la re-estructuración: la enseñanza
de la religión. La Autoridad ha decidido por el momento
no intervenir en esta enseñanza para no dar lugar a protestas
y quizás a algo peor. Las materias de ciencias puras,
matemáticas, física, dibujo, han quedado como estaban
salvo por la eliminación de las fotos y frases del
presidente de los libros de texto.
Está previsto que agencias
internacionales y empresas privadas jueguen un papel decisivo
en la elaboración del currículo en los próximos
años. La UNESCO, sin lugar a dudas, la primera. No obstante,
como cabe esperar de una institución subsidiaria de la
ONU, ya ha advertido en su más reciente análisis
de la situación educativa en Iraq, hecho público
en Abril de 2003, que "aunque los agentes externos jugarán
un papel vital de apoyo, sus acciones han de basarse en el principio
de la soberanía nacional".
Queda por ver si este propósito
concierne también a las empresas privadas que el ocupante
ha contratado para la "reconstrucción" del sistema
educativo. Las acciones previstas y emprendidas hasta ahora en
el sistema educativo de Iraq por estas empresas, en coordinación
con organismos oficiales estadounidenses y asesoradas por universidades
igualmente estadounidenses, lleva inevitablemente a pensar que
Estados Unidos está situándose en una posición
preferente para controlar el sistema en el porvenir tanto si
sigue en el territorio como si lo abandona. La privatización
de la provisión educativa es una de las primeras consecuencias
de esa participación. El ocupante reproduce en Iraq los
modelos de gestión que son propios en su país de
origen. Sin embargo, la sociedad iraquí está acostumbrada
a recibir enseñanza gratuita desde el nivel primario hasta
el universitario.
Situación
general y sistema educativo
A los problemas del sistema
educativo hay que añadir los que padecen el resto de instituciones
nacionales. La situación general de Iraq la pone de manifiesto
un indicador internacionalmente reconocido: el Índice
de Desarrollo Humano del Programa para el Desarrollo Humano de
las Naciones Unidas, que mide entre otros los logros nacionales
en salud y educación. En el Índice de 1990 ocupaba
el puesto 50 de un total de 130 países, o sea, cerca de
lo más alto del grupo desarrollo humano medio. Cinco años
más tarde había bajado al puesto 106 de 174 y en
el Índice del año 2000 al 126, o sea, cerca de
lo más bajo de ese mismo grupo.
Cabría pensar en una
mejora de esta situación general una vez que las sanciones
han sido levantadas por la ONU, pero si se produce una mejoría
desde luego no será en el porvenir cercano. Terminadas
las sanciones, otros problemas nuevos pero íntimamente
relacionados con aquellas y desde luego unidos a la intervención
extranjera, toman su lugar. El primero de Octubre de 2003 dieron
comienzo las clases en la enseñanza primaria y secundaria
para casi seis millones de alumnos. A finales del mismo mes la
Autoridad ordenaba el cierre indefinido de las escuelas debido
al clima de violencia generalizada.
Los enfrentamientos militares,
las acciones de la resistencia, la inseguridad y la violencia
en las poblaciones, se suman a los cortes constantes de suministro
eléctrico, la falta de servicios fiables y la confusión
reinante. Los padres tienen miedo de que en el camino a la escuela
se produzca una operación militar o haga explosión
un coche-bomba que convierta a sus hijos en víctimas.
Por ello muchos prefieren que sus hijos, en especial las niñas,
se queden en casa hasta que la seguridad esté garantizada.
La falta de orden público
y el deterioro del nivel de vida y de las condiciones materiales
que se precisan para la convivencia social hacen que la población
apenas pueda pensar más allá de cómo sobrevivir
en el día a día. La ocupación militar extranjera,
lejos de contribuir a la pacificación, es la causa principal
de la resistencia, estimula sus acciones y también el
resentimiento del resto de la población, que ve que su
nivel de vida no mejora mientras que su seguridad disminuye hasta
desaparecer.
En estas condiciones no resulta
razonable esperar, incluso con la asistencia al centro escolar,
que la situación psicológica de los alumnos, especialmente
de los más pequeños, les permita participar con
provecho en actividades de aprendizaje y educativas. Por otro
lado, el profesorado, que no ha recibido formación para
actualizar sus conocimientos y su didáctica al menos en
la última década, la mayor parte en las dos últimas,
apenas tiene herramientas para hacer su trabajo con dignidad.
A la hora de analizar los acontecimientos
actuales resulta muy útil recordar la antigua política
colonial británica a través de la exposición
realizada en el parlamento británico en Diciembre de 1938,
por el Ministro para las Colonias Malcolm MacDonald: "El
propósito primordial del Imperio Británico es la
propagación gradual de la libertad entre todos los súbditos
de Su Majestad cualquiera que sea el lugar del mundo en el que
habiten. (...) En algunos lugares del Imperio puede que tenga
que pasar generaciones, incluso siglos, para que sus poblaciones
alcancen el auto-gobierno".
En definitiva: Iraq se ha visto
sometido a una intervención exterior desde hace más
de catorce años. Los efectos de la misma sobre su sistema
educativo, en palabras de la propia ONU, han sido devastadores.
Esta intervención, con otro nombre, sigue su curso en
la actualidad y aunque sus efectos están por ver, lo ocurrido
hasta ahora y el ejemplo de anteriores políticas coloniales,
hace pensar que el uso de expresiones como "reconstrucción",
"democratización", "reforma curricular"
y otras relacionadas, en realidad no son sino sustitutos de "formación
de indígenas", "misión civilizadora en
territorios salvajes" y "regeneración moral
y material del país".
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