Index | Dossier 'Iraq 2005'
Análisis
IRAQ


* El Movimiento de Lucha del Pueblo "al-Kifah" (en árabe "lucha"), surgió en el interior de Iraq inmediatamente después de que se iniciase la ocupación militar estadounidense del país en abril de 2003. Véase al respecto de esta fuerza política en CSCAweb: Comunicado político del Movimiento Lucha del Pueblo 'al-Kifah'

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La guerra de Iraq y las elecciones

Las urnas como prolongación de la guerra con otros medios

Faisal Jallul

Web del Movimiento de Lucha del Pueblo de Iraq*, 12 de mayo de 2005
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 20 de mayo
Traducido para CSCAweb por Jamal Halawa

"El tsunami iraquí está cubriendo con su pesada sombra en estos días las urnas electorales de occidente y de Oriente Medio, las dos por igual. En occidente, se acometen batallas electorales defensivas y se levantan ánimos y energías para comprender una derrota que derrama su agua en el molino de los opositores a la ocupación y a sus defensores. Y en Oriente Medio, se batalla a la ofensiva para ubicar a aliados locales, como si fuesen gobernadores y líderes "demócratas", con certificados compulsados por los sellos de los países de origen"

Uno de los periódicos británicos resumió el triunfo del primer ministro Tony Blair para su tercer mandato con lo siguiente: "Es la derrota del vencedor". Ya que los últimos resultados electorales mostraron no sólo la caída del volumen representativo del Partido Laborista Británico en el nuevo Parlamento, comparándolo con el volumen de las elecciones del año 2001, sino también la elección de varios de los que estaban en contra de la guerra de Iraq en las filas de su partido y en los que están fuera de ellas, como por ejemplo, el dimisionario ministro de exteriores Robin Cooke o el parlamentario expulsado del partido George Galway, y ambos exigieron al partido poner fin al mandato laborista de Blair, lo que en la clase política británica se da por hecho sin que haya consenso sobre la fecha. Así que, ¿dimitirá el año que viene o el siguiente? Y si estuviera muy afortunad, ¿pasaría la mitad de su mandato en paz o caería en cualquier momento por el "fuego amigo" de su aliado y antagonista, el ministro de economía Gordon Brown?

Si Tony Blair se ha salvado del tsunami iraquí, gracias a la partidista ley electoral que permite a un solo partido gobernar con un tercio de los votos, el verdadero salvavidas fue ese hábil y encubierto atropello muy al estilo británico que determinó no derrotar al primer ministro de Su Majestad la Reina a causa de la guerra, para que su derrota no se inscriba como una victoria de los contrarios a la ocupación de Iraq y de Oriente Medio mientras las fuerzas británicas estén luchando en el campo de batalla. Quizás, ese mismo atropello determinó anteriormente que el primer ministro australiano John Howard tenía que vencer en sus elecciones también y, como él, el presidente norteamericano George Bush ya que la nación en dichos estados está capacitada con los medios inteligentes que posee para impedir que la división interna se transforme en una victoria indirecta de sus enemigos, especialmente cuando siente que la guerra es crucial, civilizadora o algo parecido y es como si dijeran: "si el enemigo no quiere a los guerreros Bush, Blair y Howard en el frente, entonces, que se quede el trío frente al enemigo".

Tenemos que señalar sobre los comentarios que hablaban de la intervención de EEUU, discretamente, para ayudar a Blair y a Howard a través de unos planes inteligentes para controlar a la opinión pública, puesto que Washington quería evitar como fuese la repetición de la experiencia española, la cual había dejado una huella muy negativa sobre la ocupación y su presencia opresora en Oriente Medio. Desde entonces, Washington trata de humillar a José Luis Rodríguez Zapatero, el nuevo primer ministro español, por retirar a sus tropas de Iraq tal como apareció en un titular famoso de uno de los diarios españoles a principios de año diciendo: Bush se entrevistó con Zapatero durante cinco segundos (tiempo que duró el apretón de manos) en Bruselas durante la cumbre atlántica. Mientras, lo pasa bien con el ex primer ministro José Mª Aznar, su aliado en la guerra que se ha trasladado para dar clases en EEUU junto con el famoso juez del terrorismo Baltasar Garzón, un juez opuesto a la guerra, pero decidido a ayudar a EEUU en presionar a los islámicos a través del famoso sumario del terrorismo en Madrid.

Alemania y Francia

Por otro lado, el tsunami iraquí no parece útil en términos electorales para los dirigentes europeos opuestos a la guerra, sobre todo para el canciller alemán Gerhard Schröder y el presidente francés Jacques Chirac. El primero ganó las elecciones gracias a la crisis iraquí antes de la guerra, pero está siendo derrotado en las elecciones regionales duramente; el segundo, está luchando para que sus electores no le defrauden a finales de éste mes en el referéndum sobre la constitución europea, convirtiendo a Francia, que fue uno de los que redactaron la constitución en la persona de su ex presidente Valéry Giscard d'Estaing, en uno de los obstructores de la aplicación de la misma. Los rivales de Chirac (algunos son favorables a la guerra), se esfuerzan en vincular la posición de los electores ante la constitución europea con su destino presidencial, de modo que debiera dimitir si los resultados fuesen negativos.

Es posible que la interpretación más cercana a la realidad sobre la influencia de la guerra en la posición de los electores en Alemania y Francia esté en que tanto Schröder como Chirac evitaran perseguir a George Bush por la cuestión iraquí desde la segunda mitad del año pasado. Es más, es que están tratando de evitar una derrota americana en ésta guerra por considerarla una derrota de todo el occidente y una victoria de sus rivales, algo completamente lógico en la cultura política occidental. Así es como se muestra la posición del dúo franco-alemán ante la guerra, inutilizable para las campañas electorales, y cómo los neogaullistas de Chirac y los socialistas de Schröder fracasaron en sus confrontaciones internas, cosechando fracasos que son difíciles de cubrir con la política exterior, particularmente después de convertirse en rehenes del "éxito" norteamericano en Iraq, cuando esa política exterior pretendía impedir la guerra por un lado y salir de ella lo antes posible por el otro. Lo que quiere decir que las metrallas de la guerra alcanzan no solo a los que la han buscado, sino también a los que se opusieron a ella para, después, reapuntarse a ella dando media vuelta a través de la resolución [del Consejo de Seguridad de la ONU] libanesa 1559, bendiciendo las elecciones iraquíes y después las palestinas, queriendo dar a entender que son pruebas de la utilidad de la guerra iraquí, más que como una excusa sobre la necesidad del proclamado "cambio hacia la democracia" en Oriente Medio.

Para condensar lo dicho: el tsunami iraquí está cubriendo con su pesada sombra en estos días las urnas electorales de occidente y de Oriente Medio, las dos por igual. En occidente, se acometen batallas electorales defensivas y se levantan ánimos y energías para comprender una derrota que derrama su agua en el molino de los opositores a la ocupación y a sus defensores. Y en Oriente Medio, se batalla a la ofensiva para ubicar a aliados locales, como si fuesen gobernadores y líderes "demócratas", con certificados compulsados por los sellos de los países de origen.

Decía Klawzvitz: "La guerra es la prolongación de la política pero con otros medios". Si hoy viviera con nosotros diría lo siguiente: "Las urnas son la prolongación de la guerra pero con otros medios".