Anarcos, punks y darks rechazan acusaciones
Afirman que los culpan de los desmanes del 2 de octubre sólo por ser diferentes

MIRNA SERVIN VEGA

Las faldas negras, el terciopelo morado, los labios rojos y el cabello a rape o en puntas los han estigmatizado como parte de la delincuencia en esta ciudad. Los anarkos, punks y darks se quejan de que los culpen de los desmanes ocurridos durante la marcha para recordar la matanza de Tlatelolco, el pasado 2 de octubre, sólo por tener otro estereotipo: su estética, su música, su literatura y otras formas de expresión son criticadas pero poco conocidas, aseguran.

''Nuestra filosofía es construir, no destruir'', ataja Punk X, indignado por las recientes imputaciones que los señalan de ser la gente pagada por organizaciones ajenas a los movimientos para hacer desmanes. "Si dan dinero por expresarse que digan dónde, pero nosotros no lo hacemos así", responde.

''La idea de la banda es respetar todas las filosofías, lo que no se puede decir de quienes nos tratan cotidianamente en la escuela o el trabajo'', insiste Punk X, quien, pese a acudir a la universidad sin aretes ni maquillaje, dice que lo han intentado expulsar por vestir siempre de negro y usar el cabello largo.

''La vestimenta no hace a nadie. Usar traje no es sinónimo de decencia ni andar de negro te hace un delincuente'', rebaten, enojados. "Que se juzgue a las personas que cometieron los ilícitos, no a la vestimenta ni el color de los pelos", manifiestan.

Aceptan, sin embargo, que prevalece la noción de que ''somos gente mala por que algunos talonean unos cuantos pesos en la calle, pero eso es sólo por la mala economía en que andamos. Sin embargo, muchos de los que nos identificamos con la idea de ser diferentes trabajamos o vamos a la escuela''.

Reunidos en el UTA (Unión de Trabajadores Anarquistas), uno de los pocos espacios que hay en la ciudad para estos jóvenes, niegan que los anarkos y otras corrientes participen en marchas con tintes políticos, que sólo benefician a ciertos grupos de poder: "Se nos tacha de vándalos para hacernos quedar mal. Esto es posible porque quienes nos critican tienen el control de los medios y pueden difundir sólo su versión de los hechos", agregan.

Donovan, asistente en la gerencia de una empresa -que en la UTA se viste completamente de negro-, explica que ante la falta de programas para jóvenes que incluyan cualquier tipo de expresión, ellos crearon sus propias revistas y periódicos. Incluso a veces sólo hacen circular de mano en mano un par de hojas con poemas en los lugares que frecuentan, como el Tianguis Cultural del Chopo

La UTA también tiene una librería que difunde literatura existencialista, novela negra, playeras manufacturadas por sus integrantes, videos, documentales e incluso libros de historia y crítica política.

La Mara -apodo que se ganó por su complexión y fisonomía andrógina, a decir de sus compañeros- se declara dark y anarkista, pero no delincuente.

La vestimenta que los identifica expresa la muerte en vida por la que ellos dicen atravesar. "La sociedad nos está matando. Somos el reflejo de que algo anda mal y sobre ello queremos reflexionar".

Sostienen no creer en la autoridad, la cual, afirman, pretende ''encajonarlos" en ciertas formas de vida, gustos y forma de pensar, ''pero la banda anarka siempre reflexiona mucho antes de actuar. No es una moda; es una forma de pensar y de vivir".

Con música de Los Ramones y los Misfits como fondo -que reproducía un grupo en la vieja casa ubicada en la calle de Donceles-, El Caimán cuenta que en algunas ocasiones ellos han identificado a quienes rompen vidrios o pintan edificios, pero, dice, ''ésa no es la banda que piensa, ni que propone. Sabemos que sobre nosotros hay muchos prejuicios, pero en lugar de satanizarnos sería mejor que investiguen, que pregunten. En realidad nos tienen miedo porque somos lo que no conocen".

México D.F. Lunes 6 de octubre de 2003
La Jornada