Plaza Pública / Dos varas carcelarias

Por Miguel Ángel Granados Chapa

REFORMA

(20 Agosto 2003).-

Mientras que los hermanos Cerezo, presos hace dos años por delitos que no fueron comprobados, permanecen en el penal de alta seguridad de La Palma, como si fueran muy peligrosos, Raúl Salinas de Gortari fue trasladado a una cárcel donde la disciplina es menos rigurosa, tanto que puede salir a operarse. Los hermanos Cerezo, estudiantes de la Universidad Nacional, fueron detenidos hace dos años, acusados de haber colocado petardos en sucursales bancarias y de haber causado en ellas daños que el Ministerio Público no probó, a pesar de lo cual se fincaron en esos hechos acusaciones de otros delitos.

Hace ya dos años -se cumplieron la semana pasada, el 13 de agosto- que los hermanos Héctor, Alejandro y Antonio Cerezo, así como Pablo Alvarado, están presos en La Palma, el penal de alta seguridad que se ubica en el municipio de Almoloya de Juárez, cerca de Toluca. Son víctimas de una de las aberraciones judiciales más escandalosas de los últimos años. A cada uno de los Cerezo se les asestó una pena a 13 años de prisión (y 10 a Alvarado), por una serie de delitos inventados, a partir de la detonación de algunos petardos en sucursales bancarias, que el Ministerio Público federal no probó, por lo que el juez los exoneró de daño en propiedad ajena. Están sometidos al rigor de esa penitenciaría, como si fueran reos de alta peligrosidad sin que haya un fundamento material que permita considerarlos así.

Deberían ser puestos en libertad. Una apreciación objetiva de su caso habría al menos permitido su traslado a una cárcel en la Ciudad de México, donde vivían antes de su detención. Pero como se les acusa de pertenecer a una organización "subversiva", practicante de un inexistente terrorismo, están sujetos a rígidas normas disciplinarias. Hace poco, sólo porque uno de los Cerezo prestó a su hermano el ejemplar de un diario, para que lo leyera también, fueron confinados a una celda de castigo.

Su caso contrasta con el trato privilegiado que se otorga a Raúl Salinas de Gortari. Detenido desde febrero de 1995, sentenciado ya en todas las instancias por ser autor intelectual de la muerte de su ex cuñado, el diputado federal electo y ex gobernador de Guerrero José Francisco Ruiz Massieu, padeció la rudeza de la reclusión en La Palma durante más de cuatro años, cerca de 50 meses.

Al cabo de ese lapso fue trasladado a una cárcel vecina, el penal estatal situado en el mismo municipio al que por esas dos razones se conoce como Almoloyita, o Santiaguito por el paraje en que se encuentra. Si bien ninguna prisión es cómoda, allí la pasa mucho mejor que en La Palma. Recibe visitas más a menudo, ha podido narrar su experiencia carcelaria, y hasta puede hacer llamadas telefónicas, como la que los servicios del presidente Zedillo transmitieron a los medios, en octubre del 2000, para involucrar al ex presidente Salinas en los ilícitos de carácter patrimonial por los que también ha sido procesado su hermano.

El salinista ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, subsecretario de Seguridad Pública federal en 1999, tramitó en favor de Raúl el traslado de un penal a otro. El argumento invocado por la defensa del reo fue que Salinas de Gortari no era reo de alta peligrosidad. Esa consideración riñe con la que hizo el juez que sentenció a Raúl a 50 años de prisión (que luego fueron reducidos a 27). Y es que la naturaleza del homicidio cuya autoría intelectual se le atribuyó formalmente muestra al sentenciado como poseedor de una helada voluntad, capaz de urdir una complicada operación en que hizo participar a un diputado federal, su compadre Manuel Muñoz Rocha (cuya desaparición no ha sido debidamente investigada, no obstante que uno de los últimos indicios de su paradero fue que un miembro del Estado Mayor presidencial, integrante de la escolta de Raúl, manejó el vehículo del legislador).

Eso no obstante, y no obstante también que contó con la protección de un subprocurador general de la República para evitar ser inculpado, la Secretaría de Gobernación estimó en 1999 que Raúl Salinas no era un reo de alta peligrosidad, y por eso autorizó su traslado a la cárcel estatal. Allí, con toda evidencia, se ha ganado la confianza de las autoridades. El sábado pasado, el subsecretario de Seguridad Pública del estado de México, Miguel Angel Contreras, dio una muestra de esa cordial relación con quien fue llamado el hermano incómodo del ex presidente Salinas, aunque podría también decirse que éste lo es para Raúl. El funcionario anunció que el sentenciado saldría del penal para ser sometido a una intervención quirúrgica. No señaló las circunstancias en que se practicaría ese beneficio, de suerte que en este miércoles, cuatro días después del anuncio, a esta hora quizá ese reo privilegiado haya sido ya operado, de las vías respiratorias.

En buena hora que así sea, y que se le restablezca la salud. No opino en sentido contrario, no rechazo que pueda aliviarse a los reos, sin convertir su reclusión en vacaciones de lujo, el rigor de su aprisionamiento. En su libro Máxima seguridad, y mediante entrevistas con algunos de los más conspicuos huéspedes de Puente Grande y La Palma, Julio Scherer percibió "el horror, la pudrición, la carencia, el abuso, la suciedad" del sistema penitenciario y los efectos destructores que causan en los reclusos, y nos lo comunicó vivamente. Muchos reclusos, las esposas, hijas, hermanas de muchos de ellos han organizado asimismo protestas contra la aspereza, que juzgan demoniaca del régimen carcelario.

Pero ha de procederse con equidad. No es admisible la utilización de varas distintas para personas en la misma situación. El privilegio que permitió a Raúl Salinas escapar del infierno de La Palma debería convertirse en norma que condujera a examinar la situación específica de cada quien, para determinar su traslado a otro penal. Aun si fueran culpables de lo que se les acusa, los hermanos Cerezo y Alvarado son menos peligrosos que quien fue condenado por ordenar el asesinato de un poderoso político en ascenso. Y sin embargo padecen la pena de que Salinas se libró.