Durante la
presentación en Los Pinos del cuarto informe de labores del titular de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, el
presidente Vicente Fox Quesada aseguró que en México "no hay presos políticos,
y no ha habido ni los habrá, actos de represión".
Afirmación
desmentida, una vez más, por la terca realidad de los hechos, tal como lo
muestra la existencia de cientos de presos políticos y de conciencia a lo
largo y ancho de la República, incluyendo los recluidos en las llamadas
cárceles federales de alta seguridad de las que, por cierto, se "escapan" por
la puerta principal capos del narcotráfico; así como la persecución, ordenada
por altas esferas del poder, de que es objeto el periodista Mario Renato
Menéndez Rodríguez.
En primer
término, reiteramos nuestra modesta solidaridad con el compañero y Director
General de POR ESTO!, Mario Renato Menéndez Rodríguez, que durante su larga
trayectoria ha demostrado que con dignidad y valor es posible un periodismo
apegado a la verdad y comprometido con los intereses de los que menos tienen.
La persecución
de que es objeto el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía por parte de
los secretarios de Gobernación, Santiago Creel Miranda, y Hacienda, Francisco
Gil Díaz; el Procurador Rafael Macedo de la Concha, y el Director General del
IMSS, Santiago Levy, con la autorización del propio presidente Vicente Fox
Quesada y su esposa Marta Sahagún, no puede ser más que calificada como un
acto de represión en contra de la libertad de expresión e información.
Sabemos que el
acoso en contra de Mario Renato Menéndez Rodríguez no es nuevo, lo sufrió y
supo resistir durante los últimos sexenios priístas, lo mismo durante el
reinado del tristemente célebre Arturo "Negro" Durazo al frente de la policía
capitalina, que en los años del gobierno de Carlos Salinas de Gortari o en el
periodo de Ernesto Zedillo, administraciones neoliberales corruptas y con
estrechos vínculos con el mundo del narcotráfico, como se documentó en las
páginas de POR ESTO!
Así como lo
hizo en el pasado, estamos convencidos que Mario Renato sabrá enfrentar los
embates violatorios de los principios de ley, justicia, razón, ética y
derechos humanos que el llamado gobierno del "cambio" lleva adelante, en su
vano intento por eliminar uno de los escollos que le obstaculizan completar su
proyecto neoliberal, depredador y corrupto, para el Sureste mexicano.
Un gobierno,
que como según afirmó audazmente José Luis Soberanes ha elevado el respeto a
los derechos humanos a "política de Estado" (algo que no ha sido demostrado en
el caso de la investigación de la detención-desaparición forzada de personas,
ocurridas en el pasado. Afirmación puesta en entredicho si se considera que no
han sido llevados a la práctica derechos humanos, y constitucionales, tales
como el derecho al trabajo, a la educación laica, gratuita y de calidad para
todos, a la salud, a la vivienda, en fin a una vida digna), debería aceptar el
reto de ventilar públicamente el caso "IMSS-Editorial Nuestra América, S.A. de
C.V.", con el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez.
En cuanto a la
aseveración del presidente Vicente Fox de que en México no hay presos
políticos, la realidad es que según información de la Liga Mexicana por la
Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) y el Comité Cerezo, en nuestro país
hay 395 personas encarceladas por motivos políticos y de conciencia. De esta
cifra en 132 casos se cuenta con información completa.
Entre los
casos más conocidos se encuentra el de los destacados estudiantes
universitarios Antonio, Alejandro y Héctor Cerezo Contreras, acusados de
pertenecer a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP). En sentido
estricto su único "delito" es ser hijos de dirigentes del Ejército Popular
Revolucionario (EPR), perseguidos por la policía política desde hace tres
décadas. Son mantenidos en prisiones de alta seguridad junto a
narcotraficantes, éstos sí de alta peligrosidad.
También han
ocupado espacio en medios de comunicación la detención y encarcelamiento,
desde 1999, de Jacobo Silva Nogales y Gloria Arenas Agis, dirigentes del
Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), cuyos familiares
tuvieron que exiliarse en Canadá ante el feroz acoso policíaco.
En esta
relación de presos políticos y de conciencia, muchos de los que en ella
aparecen son acusados de pertenecer a grupos guerrilleros. Si bien en este
momento amplios sectores sociales no compartan la opción de la lucha armada
como vía de transformación social, es innegable que en muchos Estados de la
República persisten condiciones económicas, políticas y sociales que llevan a
que algunas personas recurran a ella.
Es más, muchos
de los citados por la Limeddh pertenecen a organizaciones populares regionales
y han sido reprimidos por luchar en defensa de sus demandas sociales y en
contra de caciques, autoridades locales y federales. Lo mismo se encuentran en
prisión miembros de organizaciones de base vinculados al EZLN, que militantes
de la Unión Campesina Popular Francisco Villa, Unidad Nacional Lombardista,
MOCRI-CNPA, UCIZ e incluso del PRD.