Viernes 21 de enero de 2005. Núm. 10082
Cuando el presidente Vicente Fox dijo ayer que su gobierno estaba por librar la madre de todas las batallas, tenía razón, pero no en contra de la delincuencia organizada que está dentro de las cárceles, sino tardíamente para enfrentar las redes de corrupción e ineptitud que han propiciado la multiplicación geométrica de problemas en los penales.
Los datos duros
¿Alta seguridad o franco reto al Estado? Cárceles: la madre de todas las ineptitudes
JOSÉ REVELES
Cuando el presidente Vicente Fox dijo ayer que su gobierno estaba por librar la madre de todas las batallas, tenía razón, pero no en contra de la delincuencia organizada que está dentro de las cárceles, sino tardíamente para enfrentar las redes de corrupción e ineptitud que han propiciado la multiplicación geométrica de problemas en los penales.
Si sus funcionarios de Gobernación y
Seguridad Pública Federal hubiesen atendido en los últimos cuatro años la media
docena de recomendaciones de
En vez de eso, lo que hay son
asesinatos con armas de fuego, prohibidísimas en penales de alta seguridad (los
casos de Miguel Angel Beltrán “El Ceja Güera” y de Arturo “El Pollo” Guzmán
Loera en
Desde las más de 450 prisiones de
alta, mediana y baja seguridad del país la delincuencia continúa organizando
secuestros, ordenando atracos millonarios y operando el tráfico de todo tipo de
drogas, le decía
Más aún: advertía desde 2003 y 2204 cómo los llamados “autogobiernos” habían tomado el control de los penales, que eran ellos quienes imponían sanciones y condiciones a los reclusos; persistían cobros indebidos y privilegios para presos con poder económico, los cuales inclusive tenían para sí hasta tres celdas, mientras que allí mismo había un celdas para que durmieran hasta 30 personas hacinadas.
Así lo describió el tercer visitador
general de
Bernal dijo que si no hay motines sangrientos en las prisiones es porque los internos con más poder están satisfechos con las facilidades que se les dan para seguir operando sus negocios criminales y por ello “no están generando focos de tensión en los reclusorios”.
La toma militar del penal de
Antes hubo operativos de grupos de matones disfrazados de militares que liberaron por la fuerza a reos en Matamoros mismo y en Apatzingán, Michoacán y se dio la graciosa huída de Joaquín “El Chapo” Guzmán en enero del 2001. Es decir, está por cumplir cuatro años sin que la autoridad pueda echarle el guante otra vez y además como el más significativo capo del narcotráfico de los últimos años, capaz de poner a temblar a los cárteles del Golfo y de Tijuana.
En ese contexto de debilidad oficial,
mueve a lástima que a las autoridades no se les haya ocurrido mejor idea que
trasladar a dos de los hermanos Cerezo Contreras (Héctor a Puente Grande,
Jalisco, y Antonio a Matamoros, mientras que Alejandro permanece en
Para desgracia de México, apenas está comenzando un cruento desafío al poder desde adentro y fuera de los penales de alta seguridad. Los seis cadáveres de personal carcelario depositados en las afueras del Cefereso de Matamoros son señal inequívoca de que lo más grave está por suceder.
Aquí no se le ha dado todavía ese nombre -como en Colombia-, pero es obvio que detrás de la guerra para desestabilizar la estructura del orden están los “extraditables”, capos mexicanos que reclama para sí el gobierno de los Estados Unidos.