Directora General: Carmen Lira Saade

Miércoles 29 de diciembre de 2004

Capital

 Indagaba en Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco

Seguía Figueroa a grupos armados en el DF desde que estaba en Cisen

GUSTAVO CASTILLO GARCIA

La investigación de la Policía Federal Preventiva (PFP) contra presuntos integrantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR) abarcaba las delegaciones Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta, y duró al menos tres semanas por órdenes del almirante José Luis Figueroa Cuevas.

Fuentes oficiales revelaron que desde su paso por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Figueroa Cuevas ya había tenido datos de la presencia de grupos armados en esas demarcaciones capitalinas, y mantuvo su interés en obtener información acerca de la presencia del EPR.

Según las fuentes consultadas, el ex comisionado de la PFP envió a por lo menos tres distintos grupos de elementos de la PFP a realizar tareas de ubicación y para fotografiar objetivos, pero días antes del 23 de noviembre, cuando fueron linchados dos agentes federales en San Juan Ixtayopan, presuntos dirigentes del EPR ya los habían detectado.

Los mandos del área de inteligencia de la PFP, dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del gobierno federal, se encuentran suspendidos a consecuencia de la muerte de los dos agentes de la PFP y sometidos, además de ser indiciados en las actuaciones de la Procuraduría General de la República (PGR), a una investigación administrativa por la Secretaría de la Función Pública.

De acuerdo con datos obtenidos, en la indagatoria de la PGR se ha recabado información sobre el interés que existía en los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública federal por contar con información detallada de algunos habitantes de San Juan Ixtayopan, por considerar que Francisco Cerezo, padre de los tres jóvenes que fueron encarcelados por sus presuntos vínculos con el EPR, tenía en esa comunidad uno de sus centros de operación y dirigía a células eperristas tanto en Tláhuac como en Xochimilco y Milpa Alta.

Además, supuestamente Francisco Cerezo y otros integrantes de células eperristas se dedicaban a hacer propaganda y labores de reclutamiento.

Durante la investigación, el inspector general de Inteligencia, José Luis Palacios Razo, uno de los tres mandos que conocía a fondo la operación por órdenes de Figueroa Cuevas, no supervisó la tarea de los agentes, pero también apoyó el hecho de que inicialmente los comisionados fueran con la información relacionada con supuestos vendedores de droga.

La Jornada