Los Cerezo, el correo de Osiel para controlar el penal
( Edgar Córdova )

Durante su estancia en el penal La Palma, los hermanos Cerezo Contreras, presuntos miembros del Ejército Popular Revolucionario (EPR), tenían gente bajo sus órdenes y cualquier reo común hubiera envidiado el poder del que gozaban los presuntos guerrilleros, según narran custodios de dicho centro penitenciario.

Actualmente, la Procuraduría General de la República (PGR) investiga la red que utilizaron 37 internos de dicha cárcel, que se integró para obedecer las órdenes que enviaba —a través de los hermanos Cerezo Contreras— el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén y con lo que se buscaba someter al resto de la población penitenciaria, para presionar a las autoridades.

Y es que los nexos que unen a los narcotraficantes con los supuestos guerrilleros se agudizan con las declaraciones de los custodios y licenciados que cotidianamente acuden al penal La Palma

Según informes de los custodios de reclusorio, durante su estancia en La Palma, los Cerezo Contreras llevaban una vida cómoda, a la que sólo tienen acceso aquellos internos con buena relación con la gente privilegiada.

Los predilectos son gente como Osiel Cárdenas, Benjamín Arellano Félix y Daniel Arizmendi "El Mochaorejas", que gracias a los recursos que producen en el interior, sumados a los que les llegan del exterior, pueden comprar todo lo que dentro del penal está a la venta.

En un segundo nivel, justo debajo de los privilegiados se encuentran los que llevan una vida cómoda, quienes son encargados de planear y controlar a la población penitenciaria de menor rango.

"Gente acomodada", es el rubro en el que se encontraban los Cerezo Contreras, quienes pese a no tener una buena posición económica, podían gozar de privilegios gracias a sus buenas relaciones con los poderosos del penal.

Pero por ser gente acomodada, los Cerezo Contreras tenían debajo a personas que trabajaban para ellos, incluso, para llegar a Osiel Cárdenas, tuvieron que ganar el afecto de cuatro personas, antes de establecer una relación con el tamaulipeco.

Por debajo del grupo al que pertenecían los Cerezo Contreras, están las "personas estables", que viven de los que les da el penal y hacen favores; en el último escaño está la gente que labora y que tiene bajo su responsabilidad los trabajos pesados.

Según fuentes de la PGR y la SSPf, los hermanos ejercían presión mediante amenazas que la gente bajo sus órdenes repartía a lo largo y ancho del penal. "Tenían cierta facilidad de presión contra los demás internos que no querían aceptar sus sugerencias", narraron a Crónica fuentes que pidieron no ser identificadas.

Los reportes indican que los tres supuestos guerrilleros eran los encargados de enviar las órdenes a los internos, en las que les decían los días que no consumirían alimentos que les da el penal, para presionar con una huelga de hambre.

Sus primeros encuentros, narra un custodio, los pudieron tener cuando dos de los presuntos eperristas, Antonio y Héctor, compartieron el módulo 1 de La Palma, con Osiel Cárdenas.

Tanto ellos como sus superiores, en días de huelga realizaban sus tres comidas, pues si bien los internos acataban las órdenes, los privilegiados y los acomodados podían comprar comida en cualquiera de las cuatro tiendas que se encuentran distribuidas en los módulos del penal de máxima seguridad.

Los hermanos Héctor, Alejandro y Antonio Cerezo Contreras pertenecieron a los grupos más radicales que integraron el Consejo General de Huelga y paralizaron por más de ocho meses la Universidad Nacional Autónoma de México.

Acostumbrados y conscientes del efecto de estas manifestaciones, los Cerezo Contreras desde el interior del penal coordinaban a sus familiares para que en colaboración con otros parientes de los reos, realizaran manifestaciones y protestas.

Según informes de algunos abogados, desde hace tres meses la presión al interior del penal comenzó a subir de tono y cada vez era más fuerte el rumor de que se estaba planeando una fuga masiva en la que se escaparían reos de "altos vuelos".

"Lo de la fuga se estuvo manejando durante un buen tiempo; lo que pasa que todas las familias de los privilegiados se dedicaron registrarse como personas de confianza, te estoy hablando de las esposas de los poderosos, pese a que sólo los abogados podemos tener este rango", mencionó uno de los defensores.

Pero los familiares de los "pudientes" lograban ingresar a los locutorios, y pese a que en cada uno de los accesos previos a los locutorios se fotografiaba y tomaban las huellas de los visitantes, las alguna vez concubinas pudieron filtrar objetos no permitidos como armas.