¡Qué pena con ustedes!
por José Manuel Martin Medem

Domingo Tovar es colombiano, maestro, sindicalista y defensor de los derechos humanos. Como colombiano, no tiene un Estado de Derecho que le defienda como maestro, sindicalista y defensor de los derechos humanos, padece la amenaza de muerte con la que los paramilitares intimidan a cualquiera que en Colombia se atreva a mantener alguna de esas tres identidades.

El país del presidente Álvaro Uribe se distingue por ser el primero del mundo en acumulación de asesinatos de maestros, sindicalistas y defensores de los derechos humanos. Se distingue también por ser el único de América Latina que mantiene una alianza incondicional con el gobierno de Estados Unidos que permite a los gringos intervenir en la soberanía nacional, ordenar la política contrainsurgente e imponer la política económica que empobrece a las grandes mayorías, sobre todo a partir de la liberalización desencadenada por el presidente Cesar Gaviria: el que se disputaba con su mujer el honor de ser la primera dama de la naciòn.

Domingo Tovarnos visito para pedir la solidaridad de los sindicalistas españoles y tuvo que escuchar al ministro de asuntos exteriores, Miguel Ángel Moratinos, cuando elogiaba "el enorme éxito del presidente Uribe". ¿El éxito de continuar empobreciendo a la mayoría de los colombianos mediante el Acuerdo de Libre Comercio con el gobierno de Estados Unidos? ¿El éxito de mantener las desapariciones como castigo criminal de la protesta social?¿El éxito de impedir la negociación con la insurgencia?¿El éxito de regalar la impunidad a los paramilitares para que consoliden en la economía y en la política su capacidad de aterrorizar? ...

Esteban Cancelado es uno de los dirigentes del Colectivo de Colombianos Refugiados en España y de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados.
Asegura que el gobierno español concede el asilo político a muy pocos de los colombianos que se lo merecen y que maltrata a los inmigrantes con la Ley de Extranjería.

Hace diez años, la complicidad del ultimo gobierno de Felipe González facilitó que la ONU, en vez de vigilar las violaciones de los derechos humanos, colaborara con el gobierno de Colombia para que las reclamaciones contra la represión no impidieran los negocios de las empresas de la Unión Europea. Así se instalo en Bogota una oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que fracaso inicialmente porque colocaron como directora de dicha delegación a una diplomática española que llegó a la conclusión de que no había remedio porque "los colombianos son violentos por naturaleza".
Después mejoró el trabajo de la ONU en Colombia pero las denuncias adecuadamente documentadas han provocado que el presidente Uribe insista en "reducir ese mandato a actividades de asistencia técnica, dejando de lado las tareas de monitoreo". Uribe pretende que la guerrilla se rinda, la insumisión política y social se resigne y la comunidad internacional le pague los programas para institucionalizar la impunidad de los paramilitares asociados con los narcotraficantes. Es lo que el gobierno de Zapatero considera "un enorme éxito".
No lo consideramos así los que nos solidarizamos con Domingo Tovar como representante de lo mejor de su país y con Esteban Cancelado para que España pague a América Latina la deuda por la acogida a nuestros exiliados y emigrantes.
Y sobre la política del gobierno español les decimos a los colombianos, utilizando una de sus expresiones más habituales, ¡qué pena con ustedes! (*)

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(*) ¡Qué pena con ustedes! significa que vergüenza por lo que les estàn haciendo.