El misionero español Christopher Hartley pide al gobierno
de Zapatero que influya para que la Unión Europea no compre
el azúcar producido en la República Dominicana mediante
la esclavitud de los trabajadores haitianos.
Hartley tuvo que salir del país amenazado de muerte por
denunciar la salvaje explotación de los macheteros en las
plantaciones de caña de azúcar con las que han acumulado
sus fortunas las familias Vicini y Fanjul.
"Cualquier día encontrarán tu cuerpo por uno de esos caminos
de barro que recorres", fue el mensaje que le hicieron llegar
al sacerdote los amos de la industria del dulce a los que el
gobierno dominicano permite actuar con absoluta impunidad.
Al escoger como voluntario el destino de misionero en la
República Dominicana, Hartley descubrió el tráfico de
braceros a través de la frontera con Haití para su
sometimiento a la esclavitud en los ingenios azucareros
con la complicidad de las Fuerzas Armadas.
En sus denuncias habla de "los esclavos en el paraíso"
-incluyendo a niños de cinco o seis años obligados
a plantar la caña-, al comparar el régimen de
explotación impuesto a los trabajadores haitianos
con el lujo de la urbanización 'Casa de Campo'
-junto a los campos del horror- donde los Fanjul
acogen a la estirpe de los Bush, a la familia real española
o al millonario mexicano Carlos Slim, el gran amigo de
Felipe González.
Los Fanjul son una familia española cuyos negocios
fueron nacionalizados en Cuba por la Revolución.
Allí producían azúcar con los mismos métodos que
ahora aplican en la República Dominicana después de
haberse refugiado en Miami.
Estados Unidos es el gran consumidor del azúcar
dominicano pero la UE ha anunciado su
intención de convertirse en un nuevo cliente.
El misionero Christopher Hartley pide que el
gobierno español se oponga a ese comercio basado
en la esclavitud contemporánea.