Hace treinta años, la matanza de Atocha. Y todavía no sabemos toda la verdad.

En su libro LA CIA EN ESPAÑA, Alfredo Grimaldos recuerda que "los jueces Pier Luigi Vigna, de Florencia, y Alberto Macchia, de Roma, dedicados durante años a investigar la subversión fascista italiana y sus conexiones con el extranjero, declararon al diario Il Messaggero que,a partir de las declaraciones de un terrorista italiano arrepentido, que está colaborando con la justicia, han llegado a la conclusión de que un neofascista italiano participó en el ametrallamiento al grupo de abogados de la calle de Atocha el 24 de enero de 1977".

Incluso parece que una de las armas utilizadas era "una metralleta Ingram Marietta que había pertenecido a la policía española y que formaba parte de un lote que fue desviado por los servicios secretos hacia la ultraderecha italiana". El juez Vigna asegura que "los servicios secretos españoles utilizaron a fascistas italianos en las provocaciones ultras de los primeros años de la transición". Según Grimaldos, los matones italianos "intensificaron sus acciones cuando Manuel Fraga era ministro de la Gobernación, participaron en la matanza de Atocha y su colaboración con la policía española se prolonga hasta la época de los atentados de los GAL".

El estupendo libro de Grimaldos denuncia también "algún tipo de relación con la red Gladio" en la matanza de Atocha y en los crímenes de los GAL. Organización clandestina que "tuvo su origen en 1956 en un acuerdo entre la CIA y el servicio secreto militar italiano" e ìntimamente conectada con la OTAN, Gladio impediría que los comunistas pudieran gobernar en Europa Occidental.

Hay que seguir investigando si en la matanza de Atocha intervinieron los fascistas italianos, controlados por la CIA, que trabajaban en España para la policía y los servicios secretos.