MADELEINE SAUTIÉ. La desinformación en torno a Venezuela, solo es comparable con la desplegada contra Cuba

Jueves 26 de septiembre de 2019 por Círculo La Puebla

Fuente:Granma

Nadie que haya meditado alguna vez sobre la incuestionable fuerza de la verdad podría esquivar las razones expuestas por Ernesto Villegas, ministro venezolano del Poder Popular para la Cultura, cuando dirigió la palabra –hace unos días en La Habana– a un grupo de intelectuales que, acto seguido, firmarían la Carta que dirige por estos días el Gobierno de su país a António Guterres, secretario general de la ONU, para denunciar la brutal postura de Estados Unidos contra la patria de Bolívar.

Con la sencillez de quien no precisa exagerar nada –porque para comprobar sus argumentos basta tener sentido común–, y consciente de que, en clave martiana, «las verdades reales son los hechos», Villegas habló a un auditorio que, aun sabiendo al dedillo las características del actual escenario internacional, en que la rapiña, la irracionalidad y el fascismo pretenden enseñorearse, salió de allí mucho más convencido de la necesidad de detener el rumbo mortal por el que marcha el planeta, bajo el imperio de las fuerzas del mal.

Entre las verdades emergentes escuchadas, amparadas por el papel que desempeña hoy Venezuela como principal trinchera contra la oleada fascista, afloró la primera: «La Venezuela heroica y revolucionaria es la que convoca hoy a los pueblos del mundo». Y en rejuego con la conocida aseveración martiana, dijo hablar lleno del polvo de los pueblos latinoamericanos.

LA CAUSA DE VENEZUELA ES LA CAUSA DE LA HUMANIDAD

«Lo que está viviendo el planeta solamente un insensible podría mantenerlo en la indiferencia», expresó Villegas, y se regocijó al referir que un sector de la intelectualidad mexicana coincidió en solidarizarse con Venezuela, en una reciente visita a la tierra azteca. «Nos sentimos honrados de que la causa venezolana sea factor de unidad, porque la causa nuestra, así como la de la Cuba revolucionaria, es la causa de la humanidad», subrayó.

Avalado por la justeza esgrimida en la Carta, el orador habló de la necesaria unidad de los pueblos, lo cual debe concretarse en el respaldo real, no en una solidaridad «lejana, fría…», sino en la que solicita hoy «dar un paso al frente junto con pueblos que dan testimonio de lo que pueden lograr, como Cuba y Venezuela».

En un acto de magnanimidad frente a los que condenan a Venezuela, por ser víctimas ellos mismos de la extraordinaria campaña distorsionadora de sus verdades, el Ministro refirió: «Si no nos comprenden, por lo menos que no dejen de querernos. Es fácil no comprendernos porque la intoxicación desinformativa que recorre al mundo en torno a Venezuela, solo comparable con la que también se despliega contra Cuba, hace dudar incluso a los aparentemente más conscientes. Las realidades nacionales y locales empujan a algunos factores progresistas a tomar distancias a veces milimétricas y a veces vergonzosamente oceánicas, de las luchas del pueblo cubano y venezolano», alegó.

Explicó con absoluta razón que «querernos a nosotros es quererse a sí mismos, porque lo que han ensayado contra Cuba, desde décadas, y lo que han venido aplicando a Venezuela, es ensayo también de lo que sufrirían otros pueblos decididos a transitar su propio camino».

QUIEN DESTRUYE EL PLANETA NO ES EL SER HUMANO, SINO UNA FRACCIÓN MINORITARIA DE ELLOS

Las palabras emitidas no podrían soslayar la situación actual que vive el llamado pulmón del mundo y se refirió a que este incendio del planeta, según informan publicaciones científicas, puede ser multiplicado por lo que los científicos llaman un eructo de metano, que podría eventualmente brotar por el Pacífico, lo cual significaría una catástrofe.

«Los científicos lo atribuyen a la acción humana, pero esa acción es la de ciertos humanos deshumanizados que encarnan al gran capital. El que destruye no es el ser humano, sino una fracción minoritaria de los seres humanos que defienden intereses muy específicos de una muy minoritaria élite económica», dijo, y llamó a la conciencia colectiva para detener las llamas: «Ese incendio de la Amazonía, con ese riesgo terrible que advierten sobre las consecuencias de la explotación indiscriminada irracional del planeta, solo puede ser

contenido y revertido por un incendio de las conciencias de la humanidad. En el momento en que se impone la frivolidad, es el pensamiento el que puede salvar», remarcó.

INCENDIAR LAS CONCIENCIAS PARA DETENER LAS LLAMAS

El único camino posible para salvar el mundo de la absoluta destrucción quedó suscrito en sus palabras: «Incendiar las conciencias de todos los pueblos para combatir el camino desquiciado que ha tomado el imperialismo estadounidense y el capitalismo más voraz».

Las nefastas consecuencias de lo horrendo que sucede hoy en el planeta fueron reseñadas por Villegas: «Las llamas de ese incendio voraz de la Amazonía o el crecimiento del nivel de los mares producto del deshielo terminarán también quemando o ahogando al más indiferente. Así que la indiferencia, el cálculo, es un lujo que nadie puede darse», advirtió, y aseguró que tarde o temprano la distancia, el cálculo y la indiferencia de tanta gente pasará factura.

LA CULTURA TIENE QUE ESTAR EN PRIMERA FILA

Verdades irrefutables sobresalieron cuando el discurso del Ministro se dirigió a la misión de los intelectuales, poetas y pensadores del mundo. «Son las fuerzas de la cultura las que nos habrán de liberar o condenar. La cultura está en la primera fila», dijo, y recordó que «la cultura es mucho más que las artes, que son una expresión parcial de la cultura. La cultura es la intervención del hombre con la naturaleza y con el resto de los seres que pueblan el planeta» –consideró. Y agregó que es también la forma en que nos organizamos para producir y para amarnos, la forma en que nos organizamos para crear.

«¿Es posible la libre creación en un planeta chamuscado, incendiado?», preguntó. «Los artistas deben también dar un paso en defensa de la humanidad, porque sin vida y sin planeta no hay arte posible. Sin vida ni planeta no hay danza, poesía, pintura, cine», precisó, y abogó por el buen uso y mejor sentido de la palabra «política», sin temor a asumir una política de defensa de la humanidad. «No debería haber artista, cultor, creador indiferente del destino de este planeta», apuntó.

Villegas se detuvo en el término «cambio climático», cuya misma denominación consideró un error. «Se trata de un colapso climático», dijo. Lo que está sucediendo conduce no a un cambio, sino a una no situación, por lo que hay que enfrentarlo, e hizo un llamado a los científicos, puesto que «la ciencia tiene que estar en función de la vida».

LA VIDA, PRIMERA PRIORIDAD DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

La máxima satisfacción de un científico no puede ser el perfeccionamiento de una bomba atómica, sino salvar la vida en el planeta, estimó, y reconoció que es este también el primero de los objetivos de la Revolución bolivariana, «porque sin vida no hay ni socialismo ni igualdad», y solicitó, en nombre de los políticos de Venezuela, «los insumos de nuestros científicos, que nuestros científicos describan qué sucede en el planeta, porque esos incendios no son gratuitos».

Junto a los presentes, Villegas profundizó en la que consideró la gran pregunta: «¿El planeta es mercancía o es nuestra casa? Todo el que considere que es nuestra casa está convocado. No hay amigo pequeño, nadie sobra».

«Todo el que considera que la Tierra es nuestra casa, tiene un espacio entre nosotros», expresó con orgullo el titular de Cultura, y aseguró que solo se excluye al que considere que esta casa es mercancía. «Y hacia esos sectores debemos lanzarnos en la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad», encomendó.

Las palabras conclusivas apuntaron a la necesidad de que el gran tanque de pensamiento, el bloque de contenido de una gran campaña mundial debe concentrar lo mejor del pensamiento, lo más sólido del pensamiento mundial, porque es inconcebible el divorcio de los intelectuales, artistas y movimientos sociales con la causa de la humanidad.

«No puede ser que el ritmo del arte y el pensamiento esté en uno distinto al ritmo histórico de nuestros pueblos. Vayamos por las luchas de la vida en el planeta», expresó al cerrar una alocución en la que la verdad tomó el cetro como soberana emperadora de la subsistencia.

(Diario Granma)


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