INDIOS  Y GAYS, LA MISMA LUCHA CONTRA EL RACISMO.
por Raúl Gatica

Uno de los mas grandes pensadores mexicanos de todos los tiempos, Ricardo Flores Magón, indígena y anarquista, entre sus aleccionadoras enseñanzas heredadas, esta una de aplicación universal: “tenemos que aprender a luchar no solo contra los enemigos, sino también contra nosotros mismos

Y cuando citaba esto no se refería a que debiéramos pasarnos la vida peleando entre si, sino que debíamos dar una lucha sin cuartel a nuestras miserias humanas, como el sentir vergüenza por ser indígena, gay, lesbiana, negro, musulman, chino, vestir y hablar de otro modo, en fin luchar contra nosotros mismo, con el coraje suficiente de asumirnos como lo que somos.

Esto sale a cuento porque en meses pasados conocí a Erick, joven medio judío, medio italiano, totalmente neoyokino y completamente gay. En una de las numerosas charlas que tuvimos me pregunto: ¿como se dice gay en español?
─Puto, maricón, puñal, es lo más común ─Dije.
─Entonces yo soy un p. . . maricón ─Balbuceo.
Y nos reímos todos por el titubeo que dejó, sin lugar a dudas, claro la lucha que los propios homosexuales libran con ellos para reconocer su preferencia sin que sea motivo de sonrojo.

Pero lo que pasa a los gay, o al menos al amigo Erick es un ejemplo de lo que nos pasa a todos los que hacemos parte del conglomerado considerado por el capital como minorías, y que nosotros debemos comenzar a considerarnos orgullosamente diferentes, seamos indios, negros, punk, gays, etc., nos sentimos avergonzados de cómo se nos llama o nombra en otras lenguas, que al final de cuentas es una expresión de la vergüenza a lo que somos o hemos decidido ser.

Este patrón se repite con muchos de nosotros los indígenas que sienten vergüenza por el color de piel, los labios gruesos, la nariz chata y los ojos medio rasgados; ser chaparritos y hablar una lengua distinta; pensar y creer en otras cosas; comer, vestir y demás que tenemos diferente.

Una de las causas de esa vergüenza esta en algunos quieren el reconocimiento oficial de este modelo de sociedad impuesto, que ha patentado la forma de hablar, vestir, comer, y hasta de hacer el amor o expresar el cariño. Entonces llamarnos indios es para muchos un insulto y razón de esconder o negar lo que se ve a simple vista, lo indio de nosotros.

Por esa razón muchos indígenas rechazan el término indio e inventan una serie más de formas de llamarse para borrar el de indio: pueblos originarios, primeros pobladores, nativos, aborígenes, etc. Pienso que sin despreciar estos nombres, debiera considerarse también el de indio, como los demás; no hacerlo implica la misma vergüenza que siente el gay cuando oye decir puto.

Negarse como indio representa aceptar que se rechaza porque compartimos los significados descalificadotes que le han dado, donde indio solo esta ligado a lo que el pensamiento hegemónico califica de malo, feo y estúpido. Una forma de resignificar lo indio es aceptarlo y portarlo orgullosamente hasta que el contenido y significación denoten no el que lo indio es mejor que lo no indio, no, sino que ser indio es ser diferente, como los gay u otros.

Situación similar viven los gay que les cuesta reconocerse putos, maricas, o como se llamen en cualquier lengua, que es en si otra forma de negarse, cuando debieran considerarse tan orgullosos de ser llamados gay como maricones o putos o como se llame en las distintas culturas. Eso es parte de la lucha contra nosotros mismos, la de entender que la diferencia esta, no en el término sino en la auto aceptación de lo que somos.

De ese modo cuando nos digan pinche indio, indio apestoso, o bien, pinche puto, maricon de mierda, el insulto que tomemos no sea el de indio o el de maricón y puto, sino el de los calificativos que le siguen a la palabra que define lo que somos.

Y si tanto gay como indígenas o negro están en todos los poros de la sociedad, ya como abogados, artistas, intelectuales, escritores, parlamentarios, ministros religiosos, va siendo hora que se comience a actuar en el ámbito de su espacios para lograr que el respeto a su ser deje de ser una moda, un espacio para minorías y se fortalezca como parte del conjunto de habitantes con todos los derechos, al menos con ese que implique el derecho a ser tratado diferentes, por lo que somos: esa es la igualdad por la que se peleamos, no por la uniformidad de trato.

No es posible que hoy se pelee por los derechos humanos en abstracto y se niegue el derecho de los indígenas, y de todos los considerados diferentes. Es una larga lucha la que debemos dar los diferentes en todas las tierras del mundo y de todas las formas posibles. Quizás por ello fue tan refrescante la presentación del libro THE COLOURING BOOK, pues fue en esencia, una fiesta contra el racismo y el orgullo de ser uno mismo.

La docena de mujeres y hombres que presentaron el texto: lesbianas las mas, indígenas, asiáticos, indus, y todos los que forman el universo que sufrimos el racismo cantaron, leyeron poesía y anécdotas. Hicieron bromas, bailaron y nos compartieron lo que son con orgullo, dignidad, ingenio y coraje, aparte de la muy buena factura de varios de los escritos.

Ahora sigue que deje de ser un escándalo cuando los gay se casan, o los indios hacemos nuestros rituales del maíz, de la lluvia, del día de muertos, o porque empuñamos la guitarra, la pluma, el pincel o la palabra como espada y vamos por los caminos luchando por conseguir que tu amada-o sepa lo que para uno representa, no importa que sean relaciones entre gay, entre indios y blancos, negros y morados, en fin, todas las combinaciones imaginables.

Para que indios y gay enfrentemos una de las expresiones mas descaradas de racismo como es representar el amor conforme el precio de un regalo, o darle una fecha de cumpleaños en febrero, tenemos que no dejar en desuso regalar flores que no se compren, entregar una canción en el balcón, leer un verso, andar a la orilla de la playa o cazar estrellas fugaces en despoblado y muchas mas locuras imaginables.

 

Todo esta ligado en la lucha contra el racismo, quien tiene las más variadas y sutiles expresiones. Por eso no es ocioso insistir, que ahora a los indígenas nos queda claro que luchar a lado de los gay contra el racismo, es una misma lucha y el reto es buscar la manera de cómo encontrarnos.

 


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