SIEMPRE SE VA PARA ALGUN LADO.

Hace pocos días acaba de terminar el festival de cine Latinoamericano, donde una buena cantidad de películas y documentales nos trajeron a la vista y al corazón parte del mundo que existe allá en el sur.

Así por ejemplo, en la película con que se inauguró la muestra, LAS VUELTAS AL CITRILLO encontramos estos elementos, amén de reconocer que Felipe Cazals sigue fiel a su estilo y los espectadores no podemos mas que confirmar: las vueltas al citrillo son también las vueltas de Cazals a su bien conocido oficio de tocar con rudeza la realidad mexicana, motor de sus películas, pero particularmente en el Apando, Canoa y Bajo la Metralla. Claro, al final de la exhibición gustamos de la charla con Giovanna.

La actuación de Alcazar es excelente, al igual que la de José Isabel, aunque a este asesino lo ponen al principio medio entupido y al final con valentía exagerada. El humor y cachondez con que se ayuda a resistir lo largo de la película es acertada, lo mismo que el vestuario, las locaciones, el ambiente de pueblo, la definición de los personajes, en fin, lo meramente técnico-artístico es bastante cuidado, pese al poco presupuesto con que se hizo la película,

Debo decir que en esta película observé un pesimismo nunca visto en Cazals, sobre todo con la expresión que cierra el film: “vivos o muertos no se puede hacer nada”. La frase lapidaria abonada pacientemente durante toda la película nos hace ver algo así como un Cazals sin esperanza.

Sin duda estoy de acuerdo con la respuesta que Giovanna dio a mi pregunta respecto a lo anterior y que a la película hay verle muchos mas aspectos, por ejemplo los elementos rulfianos, cuando parte de la película corre a cargo de algunos de los muertos, o bien, la exposición sobre la pobreza y corrupción del México prerrevolucionario y el poder del ejercito, capaz de hacer y deshacer.

Desde luego que no creo que este México le vaya a gustar a los buscadores de ilusiones, es decir, a quienes saben de México solo por los anuncios turísticos y sus visitas a Cancún, Manzanillo o Huatulco. Y para públicos como el canadiense, les espantará ver una película como esta, y mas de un latino verá solo las cosas folclóricas, sobre todo si no es parte del pueblo que se mira a borbotones por todos lados, el que no tiene ni para comer y sirve como carne de cañón para matarse entre ellos, tal como se anuncia se hará contra los indios Yaquis.

Puedo decir que las vueltas del citrillo es una evocación a la desesperanza, pese a la crítica a la iglesia, cuya glotonería del representante es copia fiel de personajes actuales de la jerarquía católica en México, no así la del ejército donde los indios aparecemos como cercano a bestias peludas y todo indica que los únicos afectados son los ricos, cuando en realidad el ejército siempre ha servido para cuidarlos y reprimir a los pobres.

La película también hace un retrato cercano a como es la mujer del pueblo mexicano, dispuesta al sacrificio por los otros, aun a costa de ella misma, en este caso por los viejos y los niños. Llenas de coraje, de energía y decisión. Es a mi juicio, el único rasgo esperanzador, porque nos hace saber que a las mujeres los hombres no las controlan, y que la única fuerza a que ellas obedecen, por decirlo de algún modo, es al trato respetuoso, la ternura pues.

Quizás estos no lo compartan feministas de estos lados, y no intento polemizar, ni siquiera fijar una posición respecto al tema, solo describo la caracterización que en la película parece importante porque no las pone como sumisas o sufridas eterna, aunque si expresa la relación injusta que hay con ellas, sino como dueñas de su cuerpo y de sus decisiones.

Por otro lado, la película en afán de ganar definición en la ubicación del tiempo, principio de los 1900´s, pierde en el uso del lenguaje, pues entender el español es difícil, aun para quienes somos mexicanos y conocemos el hablar provinciano. Pese al lenguaje, la trama y duración, la película es para Cazals medio para hacer que los mexicanos nos veamos a nosotros mismos, nos pensemos y hagamos algo. Claro, lo deseable seria que también impactara a otros en el mundo y justamente ahí esta la principal limitante de la película, lo local le impide insertarse al plano mundial.

Claro, la película es mucho más que mis pobres observaciones. Solo digo mi desacuerdo con la expresión pesimista de ella, pues estoy convencido que vivo o muerto siempre se va para algún lado, es decir, siempre hay esperanza, por mas que exista la ruindad del ejercito y la iglesia.

De una forma u otra pudimos ver que pese a la pobreza, el dolor y la violencia que nos imponen, la esperanza esta justamente con ese pueblo de abajo que se ve por toda la película y que hoy en Oaxaca, por ejemplo, construye pacíficamente opciones de autonomía y autogestión, simultaneo al desconocimiento del ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz, aunque se tenga la amenaza de que van a mandar al ejercito a exterminarlos, como a los indios Yaquis en la película.

En este ánimo de la esperanza ojala que las Vueltas al Citrillo sirvan para volver los ojos con lo que pasa en México y hagamos algo para probar que en efecto vivos o desde cualquier parte, siempre se puede hacer algo, es decir, se va para algún lado.


 

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