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Declaración de Margarita

América Latina está en un proceso de integración que, con altibajos, va a suponer el definitivo alejamiento del tutelaje de los EEUU. Desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela ese proceso ha venido acelerándose hasta concretarse en la Unión Suramericana de Naciones. Ofrecemos la declaración oficial de la misma y un breve análisis sobre la disparidad de criterios entre Brasil y Venezuela sobre el alcance de la misma. Las divergencias entre estos dos países no hay que entenderlas como una pugna por el liderazgo en América Latina, sino por el interés de Brasil de conseguir un escaño permanente dentro del Consejo de Seguridad de la ONU en la previsible ampliación del número de miembros, aunque sin derecho a veto.


DOCUMENTO

Declaración de Margarita

CONSTRUYENDO LA INTEGRACIÓN ENERGÉTICA DEL SUR

Nosotros los Jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Uruguay, Surinam y Venezuela, reunidos en la ciudad de Porlamar, estado Nueva Esparta de la República Bolivariana de Venezuela el 17 de abril de 2007, conforme las conclusiones y recomendaciones presentadas por nuestros Ministros de Energía durante su II Reunión, acuerdan: RATIFICAR los principios rectores de la integración energética regional recogidos en la Declaración de la I Reunión de Ministros de Energía de la Comunidad Suramericana de Naciones, del 26 de septiembre de 2005, en Caracas, Venezuela; y en la Declaración Presidencial sobre Integración Energética Suramericana, suscrita el 09 de diciembre de 2006 en Cochabamba, Bolivia.

SUBRAYAR que la integración energética de la Comunidad Suramericana de Naciones debe ser utilizada como una herramienta importante para promover el desarrollo social, económico y la erradicación de la pobreza. En este sentido, reiteran el compromiso con la universalización del acceso a la energía como un derecho ciudadano.

FORTALECER las relaciones existentes entre los países miembros de la Comunidad Suramericana de Naciones, sobre la base del uso sostenible de sus recursos y potencialidades energéticas, aprovechando así las complementariedades económicas para disminuir las asimetrías existentes en la región y avanzar hacia la unidad suramericana.

RECONOCER que el proceso de integración energética involucra como actores principales al Estado, la sociedad y a las empresas del sector, de tal manera que se logre un equilibrio entre los intereses de los países, las necesidades de los pueblos y la eficiencia sectorial.

PROMOVER a través de inversiones conjuntas el desarrollo y expansión de la infraestructura de integración energética de la región, con el objetivo primordial de que los recursos de los países productores lleguen a toda la región Suramericana y coadyuven a la equidad y justicia social.

TRABAJAR con miras a establecer una sistematización y evaluación del balance energético suramericano con el fin de proyectar una matriz energética regional, identificar opciones de integración energética, y fomentar proyectos de integración de la Comunidad Suramericana de Naciones.

IMPULSAR el desarrollo de la infraestructura energética de nuestros países como elemento que garantice la sostenibilidad de la integración suramericana.

IMPULSAR el desarrollo de las energías renovables, ya que cumplen un papel importante en la diversificación de la matriz de energía primaria, la seguridad energética, la promoción del acceso universal a la energía y la preservación del medio ambiente.

EXPRESAR su reconocimiento al potencial de los biocombustibles para diversificar la matriz energética suramericana. En tal sentido, conjugarán esfuerzos para intercambiar experiencias realizadas en la región, con miras a lograr la máxima eficiencia en el empleo de estas fuentes, de forma tal, que promueva el desarrollo social, tecnológico agrícola y productivo.

DESARROLLAR programas y actividades de cooperación en materia de ahorro y uso eficiente de la energía.

PROMOVER la cooperación entre las Empresas Petroleras Nacionales de los países miembros incluyendo la industrialización de los hidrocarburos, así como las transacciones comerciales de energéticos, contribuyendo al desarrollo y competitividad de la región suramericana, aumentando el bienestar de nuestros pueblos en el marco de criterios de complementariedad, solidaridad y equidad.

EXPRESAR su reconocimiento a las iniciativas tomadas por distintos países para incrementar la cooperación y la coordinación de sus esfuerzos de energía tales como PETROSUR, PETROANDINA, PETROAMERICA, Petrolera del Cono Sur y otras iniciativas.

SEÑALAR la importancia de asegurar la compatibilidad entre la producción de todas las fuentes de energía, la producción agrícola, la preservación del medioambiente y la promoción y defensa de condiciones sociales y laborales dignas, asegurando el papel de Suramérica como región productora eficiente de energía.

EXPRESAR su preocupación por las consecuencias del cambio climático y por sus perspectivas negativas, convocar a todos los países, pero sobre todo a los desarrollados, a promover políticas de consumo energético responsables con las necesidades de todas las regiones, poblaciones y ecosistemas del mundo.

ESTUDIAR los mecanismos que permitan avanzar en la compatibilización de reglamentos, normas y especificaciones técnicas que viabilicen la materialización de interconexiones y el intercambio energético entre los países.

IMPULSAR las iniciativas de cooperación técnica y los programas de formación de recursos humanos de los países de la región, así como el intercambio de información, fortalecimiento institucional y desarrollo de capacidades.

RECONOCER que la innovación científica y tecnológica y la promoción de investigaciones conjuntas en materia energética son un medio apropiado para lograr el desarrollo tecnológico de la región. En este sentido, se recomienda el establecimiento de vínculos entre los centros de investigación de los Países Miembros para asistir en el proceso de toma de decisiones de la Comunidad Suramericana de Naciones.

Los Presidentes crean el Consejo Energético de Suramérica, integrado por los Ministros de Energía de cada país, para que, en base a los principios señalados en esta Declaración, presenten una propuesta de lineamientos de la Estrategia Energética Suramericana, del Plan de Acción y del Tratado Energético de Suramérica, que será discutida en la III Cumbre Suramericana de Naciones.
Isla de Margarita, 17 de abril de 2007.

Néstor Kirchner
Presidente
DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

Evo Morales
Presidente
DE LA REPÚBLICA DE BOLIVIA

Luiz Inácio Lula Da Silva
Presidente
DE LA REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL

Michelle Bachelet
Presidente
DE LA REPÚBLICA DE CHILE

Álvaro Uribe
Presidente
DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

Rafael Correa
Presidente
DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR

Samuel Hinds
Primer Ministro
DE LA REPÚBLICA COOPERATIVA DE GUYANA

Nicanor Duarte
Presidente
DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

José García Belaunde
Ministro de Relaciones Exteriores
DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ

Gregory Allan Rusland
Ministro de Recursos Naturales
DE LA REPÚBLICA DE SURINAM

Rodolfo Nin Novoa
Vicepresidente
DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

Hugo Chávez Frías
Presidente
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


Análisis CEPRID

El surgimiento de la Unión de Naciones Suramericana es, sin duda, un éxito. En la medida que se consolide, supondrá un desafío impresionante a la tradicional sumisión a los intereses de los Estados Unidos en la zona.
Sin embargo, también ha puesto de manifiesto que la estrategia de denominada “izquierda correcta” (Brasil, Chile y Uruguay) y la de la “izquierda incorrecta” (Venezuela, Bolivia, Argentina y Ecuador) diverge cada vez más. Las evidencias están ahí. Mientras queda definitivamente asentado que Hugo Chávez es el mandatario latinoamericano más influyente en estos momentos en la región, queda también puesto de manifiesto que el contrapeso no es ejercido por personajes derechistas como el colombiano Uribe o el mexicano Calderón: ese contrapeso es el brasileño Lula.
Así, mientras el primero considera que la integración regional sólo puede ser sólida si se asienta sobre la integración energética, siguiendo el modelo de unidad latinoamericana soñado por Bolívar, para el segundo no hay que molestar los intereses del gran capital internacional. Brasil, ya definitivamente escorado a la derecha, juega su carta en una batalla no con Venezuela, sino con México, por hacerse con el papel de representante permanente (sin derecho a veto) de América Latina en un Consejo de Seguridad de la ONU renovado. Los planes de renovación, puestos tímidamente en marcha por Kofi Annan, incluían el binomio México-Brasil. Tras la fraudulenta elección de Calderón en la presidencia de México, la candidatura de este país queda seriamente dañada y su influencia sólo se circunscribe a la América Central, de ahí que haya recuperado el Plan Puebla Panamá en un intento de recobrar un protagonismo regional en decadencia. Por el contrario, Brasil aparece con el aliado imprescindible para las grandes potencias. La ofensiva diplomática de Brasil, junto a Alemania, India y Japón en ese sentido es muy notoria, hasta el punto de crear un grupo de presión dentro de la ONU para conseguir que se agilicen las negociaciones para la ampliación del Consejo de Seguridad.
Por el momento, Brasil ha echado un jarro de agua fría al ambicioso proyecto de creación del Banco del Sur (Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia), en lo que sería una institución financiera alternativa al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. En unos momentos en los que el prestigio de ambas instituciones financieras multinacionales está por los suelos, la creación de ese Banco del Sur sería el tiro de gracia. El pulso diplomático entre Brasil y Venezuela va a ser impresionante, pero Brasil no tiene un modelo de integración alternativo. El único con propuestas concretas es el que representa Chávez. La integración energética terminará siendo una realidad y los países que queden fuera de este modelo tendrán que pagar enormes costos políticos, económicos y sociales.

1-V-07

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