CEPRID

Los Inciertos caminos de la integración africana (II)

Jueves 24 de marzo de 2011 por CEPRID

Silvio Baró

CEAMO

La integración económica en el continente africano también se ve obstaculizada por un conjunto de factores externos. Entre estos se encuentran las consecuencias de las políticas de las potencias imperialistas y de sus empresas transnacionales Las referidas potencias han impulsado desde los primeros años posteriores a las independencias, diferentes políticas de cooperación cuyo verdadero objetivo es el de neocolonizar a sus ex colonias y promover la desunión entre las naciones africanas.

Los esquemas de las potencias occidentales se caracterizan por ofrecer algunas ventajas a los países africanos para acceder a sus mercados. Tal es el caso de la Ley estadounidense de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA, por sus siglas inglesas), o la iniciativa Todo menos las armas, de la Unión Europea. Mediante estas acciones, las potencias imperialistas tratan de que las naciones africanas queden convenientemente insertadas a la economía mundial globalizada en función de sus intereses.

De esta forma, se persigue que las naciones africanas miren hacia el exterior, hacia el Norte, y no hacia los países del propio continente con los cuales podrían desarrollar acciones colectivas para la superación de problemas socioeconómicos y otros más o menos similares que les aquejan.

El más reciente capítulo de estas acciones encaminadas a boicotear los esfuerzos integracionistas de las naciones africanas y de profundizar la desunión, son los denominados Acuerdos de Asociación Económica (EPAs, por sus siglas inglesas). (1)

Mediante los referidos acuerdos, la Unión Europea presiona a los países africanos a desarrollar negociaciones comerciales que están encaminadas a la total o casi total liberalización del comercio. Pero estas negociaciones se llevan adelante mediante agrupamientos de las naciones africanas artificialmente creadas por la organización europeoocidental que no toma en consideración los agrupamientos ya existentes. De esta forma, las negociaciones con la Unión Europea tienden a hacer que los países de un mismo esquema integracionista africano participen en negociaciones diferentes y, por tanto, afecta el logro de los objetivos más convenientes para los esquemas integracionistas.

Los procesos de integración africana se enfrentan hoy a una serie de amenazas u obstáculos, los cuales comentaremos brevemente, a continuación: En primer lugar,  y como ya fuera comentado antes, la mayoría de los países africanos son miembros de varios esquemas integracionistas cuyos objetivos suelen ser diferentes en materia de alcance y obligaciones para los miembros. Ello determina la necesidad de su racionalización.

En segundo lugar, se ha apreciado una sensible falta de voluntad política por parte de los líderes africanos para poner en práctica los acuerdos, protocolos y otros instrumentos aprobados en los esquemas de integración económica, todo lo cual determina la lentitud de su progreso.

En tercer lugar, la extensión alcanzada por las concepciones neoliberales, especialmente las económicas, le brinda un alto grado de legitimidad a la idea de que la liberalización de las actividades económicas es la mejor vía para alcanzar el crecimiento económico y, por ello, los esquemas no pueden aplicar, aunque sea temporalmente, medidas que puedan ser catalogadas de proteccionistas porque ello iría en contra de las concepciones económicas imperantes a nivel mundial.

En cuarto lugar, a instancias de las presiones de las potencias occidentales y de los organismos internacionales, los esquemas de integración de los países africanos han debido ir abriendo gradualmente un espacio cada vez mayor al sector privado, lo cual no asegura la correspondencia entre los objetivos de éste y de las amplias masas de la población.

En quinto lugar, la integración africana debe enfrentar las limitaciones financieras que normalmente aquejan a las economías africanas y que les impide llevar adelante diversos  proyectos que le hubiese permitido reacomodar mejor sus economías para los fines de la integración económica.

En sexto lugar, las muy negativas secuelas de las tendencias globalizadoras neoliberales que tienen en las naciones subdesarrolladas, en general, y africanas, en particular, sus principales víctimas, debido a que las corporaciones transnacionales de las principales potencias mundiales se aprovechan mejor que los empresarios nacionales de las oportunidades de inversiones y comercio.

En séptimo lugar –y no por última es menos importante— los procesos de integración económica en las naciones africanas se han visto severamente afectados por el surgimiento y ulterior desarrollo de la actual crisis global del sistema capitalista, no solo desde su extensión a nivel mundial a mediados del 2008, sino incluso desde antes con el aumento de los precios del petróleo y de los alimentos, fenómenos que contribuyeron a afectar la situación económico—financiera de muchos países del continente.

No debemos concluir dejando una nota totalmente pesimista de la situación actual y de las perspectivas de la integración en el continente africano. En este sentido, sin incurrir en exageraciones, nos referiremos brevemente a un par de elementos que podrían estar indicando el comienzo de un viraje en las consideraciones de políticos y académicos africanos acerca del actual contexto internacional y que podrían resultar beneficiosas para un relanzamiento de la actividad integracionista en el continente.

Asistimos a una gradual toma de conciencia acerca de la necesidad de la unidad regional y continental.  Esto es perceptible en los pasos que las distintas regiones del continente dieron desde finales del pasado decenio para introducir modificaciones en los esquemas integracionistas existentes y producir una revitalización de su actividad, así como para crear nuevas estructuras institucionales que ayudasen a este objetivo.

Si bien una década después no podemos afirmar que los esquemas han arrojado muchos resultados positivos, los países continúan procesos de cambios en las prioridades de sus objetivos en una dirección más correcta. Tal es la atención dedicada últimamente a la agricultura, la infraestructura, la salud y la educación. Por otra parte, quizás en África más que en otras regiones del mundo, se evidenció la crisis de las políticas económicas neoliberales impuestas por las potencias imperialistas y los organismos internacionales.

Esto se ha puesto de manifiesto en que, a pesar de haber seguido los países africanos al pie de la letra las numerosas recomendaciones de los organismos internacionales en materia de reformas económicas, la reciente crisis global demostró que el ampliamente divulgado crecimiento sostenido de las naciones africanas por espacio de unos cuatro-cinco años, no se tradujo en una consolidación de las economías nacionales, ni tampoco contribuyó a aliviar los enormes niveles de pobreza que se observan en el continente.

Finalmente, al calor de la actual crisis global, se ha podido apreciar el comienzo de la estructuración de posiciones críticas a las políticas fondomonetaristas para África y acerca de la necesidad de la búsqueda de caminos autóctonos para darle solución a los problemas del crecimiento y el desarrollo continental. Hemos dejado para concluir el hecho de que, aunque incipiente, podría tener las implicaciones de largo plazo más importantes.

La cooperación Sur-Sur siempre ha adolecido de su pobre desarrollo en el plano interregional. Parecía que luego de la Cumbre Sur-Sur desarrollada en La Habana en el año 2000, aquella tendría un relanzamiento aunque sobre la base de las concepciones tradicionales, o sea, principalmente en las esferas del comercio y las finanzas. La siguiente Cumbre, celebrada en Malasia en el 2005, no parece haber brindado tampoco resultados significativos.

En este sentido, las nuevas modalidades de la cooperación e integración se inscriben en una aproximación distinta, más amplia. Se busca el desarrollo de acciones mancomunadas en una amplia variedad de sectores, muchas veces no jerarquizados antes, como la educación, la salud, la alimentación, la cultura y el deporte, por ejemplo.

Tal es el caso de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) cuyas experiencias en los campos del comercio, la salud, la energía, la educación y otros podrían ser de gran ayuda para los procesos integracionistas africanos.

Por ello, en tercer lugar, un aspecto potencial y perspectivamente relevante para las naciones africanas consiste en los lazos que se están estableciendo entre África y América del Sur a partir del desarrollo de las I y II Cumbres, que si bien han tenido un carácter un tanto exploratorio, sientan las bases para emprendimientos más positivos e importantes, sobre todo para los esfuerzos integracionistas de las naciones africanas.(2)

Referencias:

(1) Ver Smith, R.: Las perspectivas de la cooperación comercial de la Unión Europea con África subsahariana, CEAMOnitor, Vol. 7, núm. 2, febrero, 2010.

(2) África y América del Sur dan pasos importantes para una mayor integración, Juventud Rebelde, 28-09-09, Chávez propone gran empresa minera, http://www.zonadeinversion.com/chavez-propone-empresa-minera-t2490.html, 14.01-10, Rodolfo Sánchez Mena, Juegos de poder, http://www.abrebrecha.com/articulos.php?id=40675 05-01-10, y II Cumbre África-América del Sur concluye con planteamientos históricos http://www.larevolucionvive.org.ve/spip.php?article303, 19-01-10.

Silvio Baró es co-director del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente de La Habana (Cuba)


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