CON PELOS Y SEÑALES

Pablo Lorente
CEPRID
28- I- 08

Con este eufemismo categórico se refería el Ministro de origen químico en lo académico y muy físico en lo político, a lo que habían “cantado” los dos últimos detenidos en Arrasate por presunta pertenencia a ETA, sobre qué atentados habían cometido y dónde estaban los zulos que guardaban cientos de kilos de explosivos y material para atentar posiblemente en próximas fechas.

Todo ello para desde luego, no reconocer que con pelos y señales, que uno de estos detenidos había sido ingresado de urgencia en un hospital por magulladuras varias, síntomas claros de que dentro de una “detención con fuerza necesaria” la democracia española está basada en el estado de tentetieso y no de derecho. En definitiva que la tortura y los malos tratos son esos daños colaterales necesarios para que la “democracia” se fortalezca.

Han muerto muchas personas a lo largo de la historia (con una es ya mucho) en dependencias o por detenciones de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Como su nombre indica estas Fuerzas no obedecen a la seguridad del Pueblo, mucho menos si este pueblo es rebelde, independentista y/o de izquierdas.

No hace falta la presunción de pertenencia a una organización armada, aunque bien es cierto que esto es un plus, para que los cuerpos represores del Capital fumigen con sus gases, golpeen con sus porras, torturen con sus diferentes “técnicas” cada vez más sofisticadas a las personas y grupos sociales que plantan cara al “orden establecido”. Trabajadores y trabajadoras en defensa de su puesto de trabajo, ecologistas y medioambientalistas, antimilitaristas e insumisos, antifascistas, rojos y ácratas varios y esa especie que desde los medios y los partidos del “estatus quo” es una perita en dulce sobre todo en campaña electoral y a la que se denomina izquierda abertzale o izquierda radical etc…, han y hemos sufrido las arremetidas del Estado. Algunas y algunos han muerto no sólo en Euskalherria, también en otras partes del Estado español y no debemos olvidarlo esto no es una enfermedad, esto es una estrategia de control, eliminación y extirpación desde un Estado que lleva amparando la tortura y la falta de respeto a los derechos humanos básicos desde la época de los Reyes Católicos, aquí y en el Perú por poner un ejemplo del otro lado del Atlántico.

Mientras existan leyes antiterroristas o especiales, tribunales de orden público o audiencias nacionales, elementos fascistas o paramilitares en los cuerpos policiales y judiciales,…, no habrá, no hay, garantías de respeto y defensa de la integridad de las personas detenidas (presuntos delincuentes para este sistema en vez de presuntos inocentes para una verdadera democracia mientas no se demuestre lo contrario).

Con una unidad indivisible (una, grande y libre) sin derechos y garantías procesales y de respeto y defensa real a la presunción de inocencia, España como Estado tiene muy poco como referente democrático, aunque nos la adornen de celofán y fuegos artificiales.

PABLO LORENTE ZAPATERÍA
Ex-Miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento de Navarra.