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Sobre la Creación del Ministerio de Estado
para los Asuntos de la Mujer
El Socialismo que queremos y el Capitalismo que Tenemos.
Desde las Luchas, Ideas, Voces, Cuerpos de las Mujeres…Igualdad

 

Meysalun Cage
CEPRID
30 - III - 08

Caracas. - El 6 y 7 de marzo se celebró en el Centro Internacional Miranda, un encuentro de reflexión y debate sobre “El Patriarcado, la pobreza y el Desarrollo Humano”. Surgieron reflexiones interesantes y propuestas de distintos sectores de la población (intelectuales, estudiantes, campesinas, trabajadoras, profesoras…) que en su mayoría coinciden con los planteamientos recogidos en la revista Matea, para el debate feminista número 3, llamada “Por un Socialismo Feminista”.

Las mujeres organizadas han logrado reivindicar muchos derechos de las mujeres, que han sido asumidos a nivel institucional, de leyes, de discurso. Lo vemos en el lenguaje de la Constitución Nacional, que visibiliza a las mujeres, en la ley del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en la creación del Banco de la Mujer. Vemos más mujeres ocupando puestos de poder, la Misión Madres del Barrio, el Instituto Nacional de la Mujer, muchas compañeras y compañeros que dan su lucha de manera independiente o colectiva, desde distintos puntos, mujeres que han liderizado los movimeintos populares, y ahora el Ministerio de Estado para los Asuntos de la Mujer.

Sin embargo, algunas de estas propuestas reivindicativas han sido postergadas, han quedado en el papel, en el discurso, como una bandera más, una consigna más del gobierno bolivariano, que a la final se pierde entre tantas. Como es el caso del artículo 88 de la Constitución Nacional de 1999, que garantiza la equidad entre mujeres y hombres en el ejercicio de su derecho al trabajo, las prestaciones sociales y la seguridad social para las trabajadoras del hogar. El artículo existe, pero hasta ahora no se ha ejercido, y parece ser, que para que se cumpla, las mujeres deben dirigirse a la Asamblea Nacional y pedirlo. Pero entonces, ¿para qué existe el Instituto Nacional de la Mujer?, No es precisamente para exigir, de las demás instituciones, entre iguales, que se cumplan las leyes de protección a la mujer?. La mujer sigue siendo proyectada como objeto de placer, de disfrute, de consumo, de uso… ¿Y acaso esto no es violencia contra la mujer?. Es necesario erradicar estos usos de la imagen de la mujer, para poder cambiar nuestros valores y modelos culturales. ¿Cómo puedo relacionarme como igual en una sociedad de mujeres y hombres, si mi proyección como mujer siempre ha sido, la de seguidora, complaciente, madre, esposa, dadora de placer, objeto del otro? Automáticamente reproducimos estos modelos, y aunque estemos ocupando un cargo político, o en una empresa, o en el hogar, nos reducimos sumisas a seguir alguna línea dada por algún hombre. Es por eso quizá, que aunque haya muchas mujeres en cargos de poder, no vemos disposición real, acciones reales, para la solución de problemas que afectan a más de la mitad de la población, las mujeres, las niñas, la familia. Nos quedamos apoyando las agendas de los demás, nos reducimos a objetos de adorno de las instituciones.

Claro, que olvidarse de la agenda del pueblo, una vez que se llega al poder, no es propio solamente de las mujeres. Tenemos un aparataje institucional, de ministerios e instituciones de empoderamiento del pueblo para construcción del socialismo, para la liberación del pueblo, pero que realmente se satisfacen a sí mismos, a sus propios egos, a sus propias agendas de instituciones y protocolos y no las de los pueblos. Así, vemos que el Ministro del Poder Popular para la Cultura, Farruco Sesto, se limita a hacer actos culturales de millones de dólares, que duran una semana, mientras que nuestra cultura popular, nuestra cultura de calle, de pueblo, sigue siendo invisibilizada, en lugar de cultura, nuestras calles están plagadas de anuncios publicitarios, propios del consumismo, el capitalismo, y de un fuertísimo patriarcado. Los espacios públicos no son del pueblo, sino de las corporaciones… ¿Cómo construyo un socialismo, viendo día a día, minuto a minuto, cómo se mercantiliza la humanidad, especialmente de la mujer?...

La profa Alba Carosio [1], dice que en el sistema neoliberal “la vida humana completa se monetariza, y todo se convierte en mercancía.”, que “el capitalismo neoliberal tiene como ideal un espacio público mínimo constituido solamente por el entramado de intereses privados.” Es lo que tenemos actualmente, pero además, este entramado de intereses privados, se ha apoderado de la figura de la mujer, la ha explotado como objeto de consumo, de placer, de uso. Carosio también dice en el mismo artículo, que “El patriarcado como sistema de poder y modelo de dominación es preexistente, pero el capitalismo neoliberal se apoya en el patriarcado.” Entonces porqué no empezar a desmontar el sistema capitalista que tenemos, desmontándo su base principal, el patriarcado, que normaliza la opresión y dominación de las mujeres; haciendo efectivas las leyes de protección a la mujer que tenemos, y estableciendo nuevas medidas que nos permitan construir una sociedad, que como dice Carosio, esté “construida culturalmente sobre la aceptación de la diversidad sin jerarquías, y fundamentada en la igualdad en la diversidad. (…) Lo femenino y lo masculino podrán vivirse en igualdad de valoración en lo social. Esta utopía sigfnifica una revolución cultural, que permita la construcción de una nueva manera de ser mujer y ser hombre.”

Entonces, para combatir el capitalismo, al igual que el patriarcado, hay que desmontar el sistema cultural que tenemos, que normaliza la opresión y violencia contra las mujeres y de l@s más pobres. Tenemos una cultura dominante que nos transmite valores y modelos discrinminatorios, sexistas, de violencia, neoliberales, excluyentes, consumistas, que censuran la diversidad, la pluralidad, y nos estampan, nos marcan para reproducir el patriarcado y el capitalismo. Esta se transmite principalmente a través de los medios de comunicación, los espacios públicos, nuestra realidad, los hechos que vivimos día a día. Pero no se combaten realmente. Claro que hay esfuerzos como la comunicación alternativa y comunitaria, Telesur, Ávila TV, que nos presentan nuevos valores, culturas diversas…

Pero nuestras calles, que constituyen el espacio de socialización, quizá más importante en la construcción de una sociedad libre, siguen tomadas por la cultura dominante patriarcal. Así, se hace un llamado al MINCI, para que revise el contenido de la programación de los medios de comunicación, así como de la prensa escrita, y penalice y saque de la programación, aquellos programas que tengan contenido discriminatorio y sexista.

Se hace un llamado al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, para que visibilice la cultura popular en los espacios públicos, en las calles, y no solo de forma esporádica, en teatros, parques y museos. Las calles pertenecen al pueblo.

Se hace un llamado al Instituto Nacional de la Mujer, y al Ministerio de Estado para los Asuntos de la Mujer, para que se plantee cumplir la agenda de las mujeres, y priorice la lucha contra el modelo patriarcal, que normaliza todas las formas de opresión contra la mujer. Mientras este modelo esté presente, y la mujer se siga proyectando como objeto del otro, objeto de placer, de uso y disfrute, nunca lograremos la igualdad, nunca pararemos la violencia, porque así es concebida la mujer en todos los municipios, parroquias, alcaldías, en todos los rincones, y pueblitos a través de la cultura Polar, Draft, Regional, y todas las demás superculturas de las corporaciones a las que estamos sometidos en este socialismo del siglo XXI… Entonces qué importa que INAMUJER se haya planteado los Puntos de Encuentro, o que haya una representación de esta institución, y ahora del Ministerio para la Mujer, para que enseñe el ABC del Género, o para que tenga personal capacitado para atender los casos de violencia contra la mujer, si la supercultura de las corporaciones llega mucho más, es más efectiva, porque no se combate, y aunque se le de a una mujer un taller de 100 horas sobre el género, y el patriarcado, vemos durante 24 horas, los 365 días del año, carteles y vayas publicitarias, los medios de comunicación, canciones, novelas, pero sobre todo publicidad, que nos dice que somos objeto de placer. Y cómo me puedo concebir yo como una igual, cómo me pueden ver como una igual, cómo puedo concebir mis derechos sexuales y reprouctivos, si vale o no el trabajo del hogar, si tengo o no pensamientos como mujer, cómo planteo mis derechos a ser una igual, a vivir libre de violencia, cómo lo internalizo, cómo defiendo el proceso o la revolución, si el socialismo del siglo XXI, permite a los amos de la supercultura que domina nuestro pueblo, que nos sigan proyectando como objetos sexuales, de placer, que permita exhibir cuerpos de mujeres descuartizados, como lo es el cuerpo sin cabeza, ni manos, ni piernas de la marca Ovejita, de Plaza Venezuela, o de la catira descabezada de la Regional, o cualquiera de las propagandas de cerveza, y muchas otras en general, de las que ya el cuerpo de la mujer es un símbolo sexual.

Es necesario no hacerse la vista gorda ante la mercantilización de las humanas, su explotación, su proyección como objeto del otro. Si no cambia esto, que es casi igual a la esclavitud, pero que es peor porque está apoyado por los medios de comunicación, y permitido por un gobierno revolucionario socialista bolivariano, no creo que se puedan mantener las esperanzas de ninguna sociedad distinta, ni de iguales, ni de libres, ni de humanidad.

Durante las jornadas del CIM, se planteó, tomar las calles, tomar los espacios públicos nuestros, que han estado tomados siempre por las corporaciones, y llenarlos de cultura popular, pinturas, poesías, manifestaciones culturales con valores humanistas, progresistas, reales, que nos proyecten como sociedad libre, sociedad de iguales, seres reales, de nuestro día a día, saberes populares, mujeres y hombres libres… Y esta propuesta queda abierta, para tomar nuestros espacios, hacer la revolución con nuestras manos, nuestras vidas, nuestras acciones, en nuestros espacios...

Claro que quisiera tener un poco de esperanza, de que ahora sí, ahora que hay un Ministerio para la Mujer, esto va a cambiar. La cultura popular no se visibilizó con Farruco, no se han tomado los espacios, seguimos sometidos culturalmente al sistema corporativo y a las corporaciones mismas. La ley RESORTE medio funcionó al principio, pero seguimos viendo y escuchando en la radio, televisión y la prensa escrita, un gran contenido sexista, de exclusión y discriminación. Los alcaldes y gobernadores se preocupan cada vez más por construir Centros Comerciales, para vender y consumir los productos de las mismas corporaciones que marcan la pauta de nuestra cultura y nuestro consumo en este socialismo del siglo XXI, en lugar de espacios que hagan la vida del pueblo un poco más digna, como centros de salud, de educación, recreación, bibliotecas, quizá una red popular de servicios a la comunidad, a la sociedad: guarderías, talleres de teatro, pintura, escultura, escritura, cualquier otro oficio. Así como lo necesario para la socialización del trabajo doméstico, lavanderías, ferías de comida casera, popular o criolla, entre muchos otros servicios… Avancemos hacia la socialización y visibilización de la humanidad como tal y no como mercancía.

El Ministerio para la Mujer ha sido creado, esperemos que no se nos pida ir a una marcha, o manifestación ante algún otro ministerio o la Asamblea Nacional, para exigir el cumplimiento de las leyes venezolanas, o el avance en la agenda del movimiento de mujeres. La participación y el poder popular no se basa en que la sociedad mendigue por el cumplimiento de las leyes y sus derechos, sino en el ejercicio de los mismos, espacios de diálogo, apertura a propuestas, acciones colectivas directamente en los espacios, no queremos mendigar el cumplimiento de nuestros derechos, queremos ejercerlos, si las instituciones no son capaces de garantizar esto, que abran los espacios al pueblo.

Paz

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Notas

[1] Carosio, Alba. Feminismo en el socialismo del siglo XXI. Matea nº 3.