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El final del camino

BUSCANDO CAMINO

Movimiento Democrático Popular

Panamá, Año XIV, No. 256    –    17 de enero de 2016

 

El pueblo panameño utilizó a Juan Carlos Varela como el instrumento más útil para derrotar electoralmente al régimen del sátrapa que pretendía con la elección de su títere perfeccionar una dictadura civil en nuestro país. Eso fue así, pues la otra opción posible no era ninguna opción, ya que se trataba, ni más ni menos, de la opción “B” del propio Ricardo Martinelli. Siendo así, es fácil entender que las elecciones no las ganó Juan Carlos Varela sino que las perdió Ricardo Martinelli. Y con ello se abrieron las puertas a unas expectativas extraordinarias que apuntaban hacia una rápida reconducción del país, en especial en lo que respecta a la lucha contra la corrupción e impunidad generalizada que había apadrinado Martinelli y de la que se habían beneficiado principalmente él y su banda.

Peras y manzanas

Como es lógico, y muestran innumerables ejemplos históricos, la derrota de cualquier régimen autoritario inaugura, con el gobierno que lo sucede, un inmediato período de veranillo democrático y de cambios importantes en la forma de ejercer el poder. Y así ha ocurrido con el gobierno Varela. No es lo mismo un Federico Humbert que una Gioconda Torres de Bianchini en la Contraloría; no es igual una Kenia Porcel que una Ana Belfon en la Procuraduría. Y lo mismo podríamos decir de la Procuraduría de la Administración y de la Fiscalía del Tribunal de Cuentas. Y mal que bien, jamás en la historia republicana se habían abierto centenares de procesos contra exfuncionarios de alto perfil.

Como tampoco es lo mismo tratar de imponer a sangre y fuego la denominada Ley Chorizo y la eliminación del cobro obligatorio de la cuota sindical, dejándose en el camino la mayor masacre de la historia de las luchas sociales panameñas, o los muertos de Colón para intentar apoderarse de las tierras de la Zona Libre, y los de San Félix para así poder explotar las riquezas minerales de la Comarca, por solo poner estos ejemplos. Por el contrario, el gobierno Varela, sin dejar de responder a los grandes intereses económicos del país, inaugura un gobierno que prioriza el diálogo antes que el tolete y el gas lacrimógeno, y la investigación de los delitos cometidos por los anteriores gobernantes, aunque sin dejar de ver por ello que existe selectividad.

Claro está que los sectarios y cegatos siguen afirmando que “ambos gobierno son lo mismo”, sin comprender que las peras y las manzanas no son lo mismo aunque ambas sean frutas. El gobierno Martinelli requería de la confrontación directa y generalizada, tal como demostraron las luchas y victorias del Frente por la Defensa de la Democracia, y frente al gobierno Varela hay que atrincherarse en la defensa de anteriores conquistas y compromisos electorales que se hicieron, moviéndose para desenmascarar ante la ciudadanía sus inconsecuencias e incumplimientos. En este sentido, el programa del Frente por la Defensa de la Democracia sigue teniendo en gran parte plena vigencia.

El final del camino

El larguísimo período de indulgencia del que ha gozado el gobierno Varela, gracias a las enormes expectativas que despertó, ha llegado a su fin. El parte aguas ha sido la escandalosa manipulación que hizo de la diversas agrupaciones representativas de la sociedad civil y la burla del conjunto de la sociedad, lo que se evidenció cuando sus escogidos para Magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) postularon y acuerparon, dos horas después de su juramentación, la reelección de José Ayú Prado como presidente de ese órgano del Estado, probablemente el Magistrado más cuestionado por el conjunto de la ciudadanía. Nadie ha olvidado sus cuestionadas actuaciones como Fiscal, Procurador General y luego como Magistrado y Presidente de la CSJ bajo el gobierno despótico de Ricardo Martinelli.

Lo anterior llevó a que unas 52 organizaciones se adhirieran a un comunicado de repudio y rechazo de la burla, exigiendo la renuncia de Ayú Prado como Presidente de la CSJ. Como si eso fuera poco, 72 horas después el Magistrado Harry Díaz desnuda en declaraciones a la televisión todas las vergüenzas internas de la Corte, relatando las luchas de poder entre sus nueve integrantes y las descaradas intromisiones manipuladoras de Ricardo Martinelli, dejando en infame situación al recién reelecto presidente de la Corte.

Todo esto ha sumido en una crisis a nuestro juicio irreversible a la Corte Suprema de Justicia, que estanca y hace más complejos los procesos contra Martinelli, y que le explota en la cara al gobierno Varela, máxime cuando surgen al unísono situaciones de posible corrupción en el Ministerio de Vivienda, Instituto de Mercadeo Agropecuario, Ministerio de Educación, y el DAS antes llamado PAN. Y por si fuese poco, el Presidente Varela anuncia la próxima privatización de la producción de agua potable del lago Bayano, lo que ha sido como tirarle una piedra a una colmena de abejas africanas.

La coordinadora Pro constituyente

Queda evidenciado que la actual crisis es la manifestación de una crisis más general y totalizadora: la del régimen democrático neoliberal de libertades recortadas. Frente a ello no caben los parches, sin por ello negar la posibilidad de reformas progresivas, puesto que lo obsoleto y disfuncional es el régimen político vigente que posibilita la corrupción en la Administración del Estado y en el Órgano Judicial, la privatización de los bienes públicos, la escandalosa desigualdad social, y la existencia de narcodiputados, entre otras muchas falencias.

Solo una Constituyente, que emergerá si activamos el poder ciudadano que debe conducirnos a conquistar la mayoría política y producir una “ruptura democrática”, puede refundar el país sobre bases éticas, sociales y democráticas. Y para ello hay que poner en pie con toda urgencia una Coordinadora Pro Constituyente que inicie el camino hacia el objetivo que perseguimos.

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