Convocatoria a nuevos cortes y rechazo al pago de la deuda externa
Firmes definiciones en la Segunda Asamblea Nacional Piquetera La madurez de los delegados de todo el país impidió una escisión y fomentó,
mediante el debate colectivo, la continuidad unitaria del plan de lucha
por Gabriel Fernández |
Un programa avanzado y sorprendente, varias medidas de lucha abarcativas, un
esfuerzo sostenido para mantener la unidad y el afianzamiento de una
modalidad de debate genuinamente democrático, es el saldo trascendente de la
asamblea nacional piquetera realizada el martes 4 de septiembre en La
Matanza, provincia de Buenos Aires. Entre otras iniciativas, los trabajadores
desempleados congregados propusieron el cese del pago de la deuda externa,
la nacionalización de la banca y el comercio exterior, al tiempo que reafirmaron
su determinación de oponerse al plan de ajuste y exigir la libertad y el
desprocesamiento de todos los luchadores sociales perseguidos con argumentos
judiciales.
Asimismo, resolvieron varios cortes y movilizaciones: el día 6, por 24 horas, y los días 20 y 21, por 36. También, la participación de las organizaciones de desempleados en las siete marchas contra la pobreza que atravesarán el territorio nacional y en el gran acto en Plaza de Mayo previsto como derivación de esas movilizaciones. Todas las propuestas estuvieron fundamentadas por enérgicas condenas al modelo de exclusión, así como a los sectores empresariales y políticos visualizados como responsables del mismo. Durante largas horas, 17 oradores, representantes de piqueteros de distintos sectores y provincias, debatieron intensamente --por momentos al borde de la escición-- sobre una actualidad compleja y con numerosos elementos. Los grandes protagonistas de la jornada fueron, claro está, los desempleados en lucha; pero entre ellos, tres figuras emergieron cual delegados de otras tantas vertientes: Luis D´Elía (Tierra y Vivienda, CTA), Carlos Alderete (Corriente Clasista y Combativa) y Rodolfo de Martino (Movimiento Teresa Rodríguez) De Martino hizo uso de la palabra luego de varias intervenciones duras de los representantes del Chaco, de Corrientes y de Mosconi, lo cual le brindó el clima adecuado para lanzar su controvertida propuesta: corte por tiempo indeterminado. Luego de otras exposiciones, entre las que se destacó el delegado neuquino, hablaron a dueto D´Elía y Alderete. Ente ambos, cercaron esa posición hasta que De Martino admitió consensuar una instancia combativa pero no radicalizada como la que encarnan las resoluciones comentadas al comienzo de este artículo. Sin embargo, las diferencias no terminaron allí: los dos jefes del piquete matancero cruzaron lanzas sin cortarlas cuando Alderete propuso un masivo argentinazo para derribar el modelo y su coequiper le replicó al instante que "la derecha quiere explosión social para promover más represión, nosotros tenemos la obligación de llevar la lucha adelante sin perjudicar al pueblo argentino". El núcleo representativo de la Teresa Rodríguez fue minoritario aunque bullicioso. Por momentos recibió el apoyo oportuno del Movimiento Territorial Liberación, un grupo del Partido Comunista con escasa inserción en los piquetes pero cierta estructura destinada a mostrar grandes banderas, gorros y chalecos vistosos y bien diseñados. La FNTV y la CCC ratificaron su poder de convocatoria en este nivel; mientras, numerosos miembros de los Movimientos de Trabajadores Desocupados que impulsaron muchas de las gestas recientes buscaban un espacio de autonomía crítica y no rupturista. Esta postura independiente se registró en las intervenciones de los delegados de La Plata, del Chaco y otras zonas del Gran Buenos Aires. Fue importante la participación del Polo Obrero, con numerosos militantes de base y afinidad con el reconocido Quiroga, de la CGT San Lorenzo santafesina; por esta corriente habló, con fuerte impacto, el ex delegado gráfico Pitrola. Entre los invitados, fueron muy bien recibidos el cura Gustavo Montiveros, de Esteban Echeverría, la abogada salteña Mara Puntano, las Madres de Plaza de Mayo, el diputado socialista Abel Alexis Latendorf, los representantes de distintas ramas del CTA y especialmente los delegados de distintas fábricas en conflicto. La contracara fue la diputada Alicia Castro, quien resultó abucheada por la concurrencia. También se hizo presente Julio Piumato (CGT - Moyano) quien ni siquiera pudo subir al escenario ante el rechazo de la asamblea piquetera. En concreto, el encuentro, autodefinido como soberano, planteó: "1) La libertad y el desprocesamiento de todos los luchadores sociales perseguidos y el rechazo al decreto del ajuste dispuesto por el gobierno. 2) El retiro del proyecto de presupuesto que consagra la profundización de la masacre social de nuestras familias y nuestros hijos. 3) Defensa y extensión de los planes de empleo y comida a todos los trabajadores desocupados mayores de 16 años. 4) Solicitamos para los pequeños y medianos productores un subsidio de 100 pesos por hectárea para poder sembrar. 5) Prohibición de despidos y suspensiones. 6) Reclamo unánime de este congreso y de todo el movimiento popular: el retiro inmediato de la Gendarmería de General Mosconi." En base a esas demandas, los piqueteros convocaron a "cortes de ruta a lo largo y ancho de todo el país por 24 horas desde las 12 hs del jueves 6 de septiembre hasta las 12 horas del día siguiente, con cortes de acceso a las plantas industriales, hasta confluír el 7 de septiembre con el paro nacional y movilización de los estatales. Realizar asambleas piqueteras en cada provincia, municipio o distrito, para unirnos con todo el movimiento obrero popular en lucha enfrentado al régimen y plantear una salida nuestra frente a la crisis. Llevar adelante cortes de ruta por 36 horas desde las 12 horas del jueves 20 hasta el día siguiente hasta confluír en la Plaza de Mayo y en las plazas de cada provincia y localidad contra el ajuste, el presupuesto de hambre y la libertad y el desprocesamiento de los luchadores. Convocar a una asamblea abierta nacional en el mes de octubre, con el método de un representante cada 20 compañeros organizados, ocupados o no". Asimismo, la Asamblea Piquetera enarboló varias ideas base para el programa alternativo: "No al pago de la deuda externa. Reestatización de las AFJP. Renacionalización de los bancos y empresas estratégicas. Condonación de las deudas usurarias a los chacareros pequeños y precios sostén para ellos. Fuera al régimen hambreador; no al gobierno de unidad nacional que es sólo un recambio en las filas de los ajustadores. Reclamar y organizar un paro activo nacional de 36 horas a las organizaciones sindicales. Cosntituír desde esta asamblea una mesa de coordinación nacional de la Asamblea Nacional Piquetera, de su seno surgirá una mesa de enlace con las centrales de trabajadores; su primer tarea será buscar puntos de coordinación con la Central de Trabajadores Argentinos". El encuentro comenzó por la mañana con sombríos presagios: escaramuzas entre miembros de la Corriente Clasista y Combativa y el Teresa Rodríguez dejaron algunos ojos morados y cierta tensión en el ambiente. Con el correr de las horas, pareció abrirse un abismo entre los oradores que, como De Martino, instaban a "la Revolución" y a un "gobierno de trabajadores" para resolver los problemas nacionales y aquellos que se orientaban a continuar el plan de lucha en base a la convocatoria abarcativa para quebrar "el modelo" de exclusión y modificar el rumbo económico oficial. Sin embargo, promediando la tarde, algo ocurrió: el conjunto de la asamblea priorizó mediante cantos simples como "unidad, unidad" y "a vos te queda poco, chupete botón", la perspectiva de continuidad en divergencia. En base a un debate colectivo abierto y dinámico, que incluía los corrillos y el congreso mismo, las propuestas tuvieron que desplazarse hacia puntos de encuentro. Trabajadores de las mismas corrientes debatían entre sí sobre los caminos a seguir, mientras desde los asistentes se sugería, a viva voz, la inclusión de determinados puntos de demanda y acción en el programa piquetero. La sensación que recorrió el encuentro fue imponente: miles de personas admitían sus diferencias pero hacían un esfuerzo notable para no llevarlas a la instancia de no retorno. Y sobre el cierre, pudo verse a muchos que, al comienzo de las conclusiones --última fase-- acusaban directamente de "botones" y "truchos" a D´Elía y Alderete, aplaudir las propuestas combativas sugeridas por éste tandem dirigente. A partir de la aprobación por unanimidad de los puntos indicados en este artículo, se inició un largo período de cantos unitarios que gestaron un clima de fiesta: luego de las discrepancias y los tironeos, los 3000 asistentes empezaban a tomar conciencia de su propio esfuerzo por sostener la unidad, de la riqueza de la elaboración colectiva en la cual participaron y de la dimensión del desafío autoimpuesto. "Ole... olé, ole olá..., como en Matanza..., y en Tartagal..., la esperanza es la lucha popular", fue la consigna más coreada. La Segunda Asamblea Nacional Piquetera había superado las expectativas; los nubarrones de división se trastrocaron en un firme debate fraterno. Una experiencia madura que puede deparar un rumbo adecuado en los próximos meses. |