¡LIBERTAD PARA PEPE REI!
¡LIBERTAD DE EXPRESION!

La detención del director de ARDI BELTZA es un aberrante e inaceptable ataque a la libertad de pensamiento y de expresión en un Estado que se pretende de derecho. En toda su trayectoria profesional, incluida la dirección de esta revista, Pepe Rei no ha hecho otra cosa que informar a la ciudadanía sobre asuntos que los poderes del Estado español intentan mantener bajo un manto de silencio. Resulta ridículo, jurídicamente impresentable, incluso pueril, establecer la mínima relación causa-efecto entre las informaciones de Pepe Rei (y de ARDI BELTZA) y acciones de carácter violento por parte de otras personas u organizaciones.

Su detención responde a la feroz campaña mediática que, encabezada por Luis del Olmo y Mayor Oreja, empezó en noviembre y se ha relanzado en los últimos días. Una campaña plagada de falacias.

Este nuevo ataque mediático, judicial, policial y político contra Pepe Rei y la libertad de expresión se enmarca en la tremenda ofensiva desatada por esos poderes desde hace ya tiempo contra el movimiento independentista vasco, el nacionalismo vasco en general y las personas, colectivos e ideas que no se pliegan a los dictados del pensamiento único.

El juez Baltasar Garzón (ARDI BELTZA va a publicar un reportaje sobre la mediación del empresario mafioso Navalón entre el magistrado y la periodista Pilar Urbano para la publicación de ³Garzón, el hombre que veía amanecer²) se ha lanzado sobre Pepe Rei para colgarse otra medalla ante las fuerzas más reaccionarias e intransigentes del Estado español precisamente cuando su figura y su trabajo están siendo duramente criticados en amplios sectores, incluida la propia Audiencia Nacional.

La redacción de ARDI BELTZA exige la inmediata puesta en libertad de su director, Pepe Rei, llama a la ciudadanía a manifestarse contra este atropello vergonzoso y anuncia su firme propósito de continuar con su trabajo periodístico de investigación y denuncia social, por supuesto, bajo su prisma ideológico (independentista, de izquierdas e internacionalista), al que tiene, como cualquiera, perfecto derecho.