Periódicos gratuitos "Metro" y "Madrid y más": Cómo socializar el fascismo y sacar beneficio
(Repartidor@ anónim@ del periódico "Metro")

Les saluda un@ joven repartidor@ del periódico gratuito "Metro" en Madrid. Llevo algunos meses repartiéndo lo en la boca de metro, y me da bastante tristeza comprobar que soy un eslabón (uno más) del vasto bloqueo informativo que ejerce la clase político-empresarial española sobre los ciudadanos.

Por muchos son conocidos los instrumentos de manipulación de masas que existen hoy en este estado y cómo funcionan: la televisión, la radio, los periódicos tradicionales (El País, El Mundo, etc); la unidad en el mensaje suele ser absoluta cuando se trata de temas importantes para los intereses de los principales bancos que financian estos conglomerados mediaticos, es decir, el BBVA y el BSCH.

Estos temas suelen ser el llamado terrorismo (exterior o interior), los conflictos laborales, las intervenciones militares o la legitimidad del sistema democrático vigente. Son temas en los que no se permite una voz disidente porque forman los pilares ideológicos de este sistema neoliberal.

En concreto el periódico "Metro" nacio a finales de los 90. Empresarios suecos lo pusieron en marcha con capital ingles. La idea es la misma que la de la television y la radios: un producto gratuito que se financia y obtiene beneficios atraves de la publicidad. Su nombre no tiene que ver con que se reparta en las bocas de metro de algunas ciudades. Es el quinto periódico más leido del mundo y se distribuye en varios paises de Europa y en EE.UU. En el estado español lo distribuye una multinacional norteamericana. De hecho, quien me ha contratado a mi es una ETT con sede en este país. Todo esto lo supe en la charla de presentación en mi primer día de trabajo.

Bien, pues el control de la opinion pública aumenta de una manera muy importe con los periódicos gratuitos "Metro" y "Madrid y más" (de este último no tengo datos igual de concretos pero la función que cumple es básicamente la misma) y vamos a analizar por qué:

Se ha conseguido que la población consuma su producto en unos minutos del día que hasta ahora eran inútiles: la media hora que usamos para ir a clase o a trabajar. Esa pausa en que no sabemos muy bien qué hacer, la vuelta a casa, etc. Este tiempo supone una o dos horas al día. Y en hojear o incluso leer más o menos a fondo uno de estos diarios no se tarda más de media hora, por lo que el consumo está asegurado por un amplio sector de la gente.

Se deduce que los empresarios han encontrado un nuevo mercado. Estos diarios llegan a un sector nuevo de gente que hasta ahora no le interesaba ni la política ni la actualidad internacional: a mi me cogen el periodico desde chavales de 12 años que van al colegio hasta ancianos que salen a dar un paseo y dar de comer a las palomas. Y también otro monton de gente común: jóvenes, no tan jóvenes, trajeados, mendigos, chavales con camisetas políticas, inmigrantes, obreros, amas de casa, etc, etc. Y sólo una ínfima parte de ellos llevan bajo el brazo otro periódico como El Mundo o La Razón: de los que hay que comprar. No es que este último dato sea muy concreto, pero en mi opinión es para tenerlo en cuenta.

Es decir, hay mucha gente que antes no compraba el periódico y nunca se tragaba un telediario y ahora cogen el periódico porque es gratis para leer la sección de deportes -y mientras leen el titular de la portada en favor de la guerra contra Afganistán-, y luego se hacen los crucigramas -y entre medias ojean un artículo crítico con la huelga del transporte-.

Y no sólo es interés o desinterés por lo que pasa. El otro día una viejecita me comentó, "fíjate, ahora que dan esto gratis ya puedo leer la prensa y enterarme de las cosas, porque pagar un periódico todos los días para una jubilada como yo cuesta mucho. Mi marido antes lo compraba pero tuvo que dejar de hacerlo porque al final de mes se nota. Y ahora que le llevo éste está muy contento, asi que fíjate". Y yo gentilmente: "Pues me alegro señora, buenos dias"...

Es decir, la gente con menos dinero, esa masa invisible de jubilados, inmigrantes, obreros, mendigos, etc, todos ellos son consumidores de estos periódicos gratuitos.

Y aunque a corto plazo no tengan capacidad para integrarse en el circuito de consumo salvaje, sí que "adquirirán más conciencia" de que hacer un esfuerzo para tener un poco más les hará mejores. Lo que quiere decir que a medio plazo son miles de personas que al sentir aún más de cerca la agresión de la propaganda se exprimen y se aprietan otro agujero del cinturon para responder a las exigencias de la publicidad.

Hemos visto que es un producto al que muy inteligentemente se le ha buscado grandes capas de consumidores. Y eso repercute evidentemente sobre la conciencia social. La información que llega a la gente corresponde totalmente con la línea del pensamiento único del PP y PSOE. Y toda la gente que antes "no se enteraba", ahora se "entera", y recibe argumentos que ayudan a "entender". Es decir, hay cientos de miles de personas que de manera básica están siendo formadas políticamente por la clase político-empresarial española. Amplios sectores de la población están entendiendo todavía mejor por qué es necesaria la guera contra Afganistan o modificar la Ley de Huelga. Y tienen argumentos para discutir con otros cientos de miles de personas que a lo mejor no cojen el periódico porque no lo reparten en su ámbito o por la razón que sea: compañeros de trabajo, de universidad, familiares, amigos, etc.

Los diarios "Metro", "Madrid y más" son un aterrador complemento de la television única, la radio única, la prensa única, el teatro único, el cine único. Son un complemento imprescindible para el control social y la manipulacion de la opinion pública. Un nuevo medio para la inyección intravenosa de ideologia fascista, y encima sacan beneficio economico, bajo la apariencia de la bondad de lo gratuito.

He tratado en estas líneas de analizar qué son y qué función cumplen estos diarios. Qué hacer contra ellos podemos pensarlo entre todos. En mi opinión el que nosotros dejemos de cogerlo (si es que lo cogemos) como forma de boikot, no creo que sea suficiente.


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