POSTURA DE ECOLOGISTAS EN ACCIÓN SEVILLA ANTE LA CUMBRE DE JEFES DE ESTADO Y GOBIERNO DE LA UE SEVILLA 2002.

 

 

El discurso oficial nos habla de una Unión Europea (UE) construida a favor de las personas que habitan Europa, con un alto contenido social, una gran preocupación por el medio ambiente y multitud de políticas a favor de la cohesión territorial. Sin embargo, más allá de estas supuestas  buenas intenciones nos encontramos con la realidad, y la realidad nos habla no de una Europa de los ciudadanos y ciudadanas, sino de una Europa de las empresas, de las multinacionales, una Europa del Capital.

 

El objetivo del actual modelo de la UE no es más que el crear un gran espacio europeo donde las grandes transnacionales Europeas (el capital Europeo) se pueda mover a sus anchas, facilitándoles las condiciones apropiadas para que puedan competir con las multinacionales japonesas y estadounidenses. Las políticas de la UE son económicas, tendentes a favorecer los movimientos económicos y retirando cualquier obstáculo que puedan perjudicar los intereses económicos de las grandes empresas. De esta forma se eliminan todas las restricciones que los gobiernos podrían imponer al libre movimiento del capital.

 

Y todo ello dirigido por un poder político que se escapa al control democrático de la ciudadanía europea. Porque otra de las características de la UE es su carácter antidemocrático. Las principales instituciones Europeas, como la Comisión, toman decisiones sin tener en cuenta la opinión de los ciudadanos. Otras, como el Banco Central Europeo, ni siquiera tienen que rendir cuentas a los gobiernos de los países miembros. La única institución donde la ciudadanía europea tiene representación directa, el Parlamento Europeo, apenas tiene poder real. Con todo este engranaje se pretende minimizar la injerencia del poder político en las decisiones económicas, y tomar estas decisiones a la espalda de las personas que las van a sufrir. Sin ninguna posibilidad de participar en ellas, o de ejercer algún tipo de control democrático sobre decisiones que condicionan nuestra vida sólo nos queda redondear. Aquí en el Estado Español la toma de decisiones sin ningún control democrático se refleja en forma de ejemplos sangrantes en el hecho de que la aceptación de los grandes tratados que han condicionado la última fase de construcción europea (Maastricht, Niza...) ha sido decidida sin celebrar ninguna consulta popular. Con este formato en la toma de decisiones se ha hurtado a la sociedad civil española el debate sobre que Europa queremos, encontrándonos con el Euro sin saber si lo queríamos o no.

 

Al carecer de control político por parte de la ciudadanía, la UE toma decisiones presionada por las patronales europeas que favorecen sus intereses, en contra de las europeas y europeos si es necesario, y sin tener en cuenta sus efectos sobre las poblaciones de otros países y sus efectos sobre el medio ambiente. De esta forma se liberaliza la economía, favoreciendo los intereses de las grandes compañías frente al tejido económico de dimensión local que no puede resistir la competencia. Se desregularizan las normas públicas que impiden el libre desenvolvimiento del capital, se eliminan los controles a los movimientos de mercancías, se liberaliza el mercado de trabajo, se eliminan controles sanitarios. Se privatiza lo que es público (es decir, de todos y todas), bajo la excusa de mejorar los servicios a través de la competencia. Se implanta una política económica cuyo único objetivo es la reducción de la inflación, subordinando a este objetivo cualquier otro como podría ser el bienestar o el empleo. En definitiva se trata de debilitar el estado del bienestar, privatizando servicios sociales y planteando normas que aumentan la desigualdad. Estos efectos negativos de esta Europa que nos venden recaen sobre los estratos más débiles: sobre los jóvenes, las mujeres y las personas ancianas, sobre las regiones más desfavorecidas y sobre el medio ambiente.

 

Las decisiones políticas sobre comercio e inversión, las políticas energéticas, y de transporte, los modelos agrícolas y de ordenación del territorio, los impulsos a los procesos de liberalización y desregulación, en definitiva la política económica y social de la UE tiene graves impactos sobre el medio ambiente a escala tanto local como global. La UE acierta en sus diagnósticos sobre insostenibilidad, pero continua con las mismas políticas que son las que han creado el problema. La UE ha introducido en su discurso la retórica ambientalista, pero esto solo sirve para maquillar los efectos negativos de sus políticas insostenibles. Un ejemplo de ello es la política de transporte de la UE. En Europa se apuesta por las grandes infraestructuras de transporte, de personas y mercancías (autopistas y autovías, trenes de alta velocidad, superpuertos, ampliación de aeropuertos, vías fluviales de navegación) pero también las grandes de redes de interconexión energética (gaseoductos, líneas de alta tensión supranacionales...). Con estas grandes infraestructuras, cuyo impulso viene recogido en el Tratado de Maastricht, implican que 1300 km2 quedarán sepultados bajo el asfalto y el hormigón, se aumentará la dispersión urbana y se troceará más el territorio, con la amenaza que ello significa para la biodiversidad. Todo ello con un incremento de las emisiones de CO2 a la atmósfera con sus efectos sobre el cambio climático. Este modelo de transporte, altamente insostenible, implica también la desarticulación del territorio, puesto que se construyen para favorecer la comunicación de personas y mercancías entre los grandes polos de actividad económica, que es lo que le interesa al capital. Se abandonan así a su suerte zonas enteras de Europa, que quedan aisladas de un supuesto bienestar, y donde como testigo de otros tiempos solo quedan estaciones de tren abandonas.

 

La política agrícola también se realiza a medida de las grandes multinacionales y en contra de la población rural. La Política Agrícola Común (PAC) es el instrumento utilizado para este propósito. De esta forma se favorece la concentración y las grandes explotaciones intensivas. Se apuesta por un modelo que abusa de los fertilizantes químicos, los pesticidas, la estabulación intensiva, los transgénicos. No hay sitio para la agricultura tradicional y la ecológica, se ataca la biodiversidad del campo europeo apostando por la productividad de semillas “mejoradas”. Y en esta apuesta por la productividad se vuelca la política de subvenciones en los grandes propietarios (ej. la famosa jornalera Cayetana Ruiz Duquesa de Alba) y ciertas regiones, olvidándose del resto de las zonas agrícolas. De esta manera el 80% de la producción agrícola se produce en el 20% de las tierras. Para el resto de las regiones Europa solo reserva la emigración, o quizá anegarlas con un pantano. Y como lo que importa es el mercado, la producción agrícola europea se dedica al comercio  y a la exportación, de tal forma que el gasto energético del actual modelo agrícola (desde la producción al transporte de la producción) supone otro componente importante de las emisiones de gases de efecto invernadero. Una de las consecuencias de esta forma de entender la actividad agrícola, como un negocio más, es que en Europa nadie puede garantizar las condiciones sanitarias de lo que comemos como han demostrado la crisis de las vacas locas, o los pollos con dioxinas, la aparición de resistencia a los antibióticos, etc... La primera víctima de la PAC ha sido la seguridad alimentaria, esperemos que no le sigan millones de personas.

 

Las políticas sociales  en Europa son otras de las víctimas de la construcción europea. En la apuesta por el Euro se adoptaron en la Cumbre de Maastricht los criterios de convergencia, que al implicar una limitación del gasto público a reducido los fondos destinados a asuntos sociales en todo el espacio europeo, comprometiéndolos para el futuro. La consecuencia de estas políticas es un aumento de las desigualdades en Europa, donde hay un 10% de personas sin empleo y un 20% viven por debajo del umbral de pobreza, dándose una gran precariedad laboral. Las mujeres, los jóvenes, las personas mayores tienen enormes dificultades para encontrar empleo y cuando lo encuentran se dan bajo contratos basura, la competencia entre regiones y entre trabajadores tiran hacia abajo de las condiciones laborales. Además, pese a que se favorece la libre circulación de capitales se limita la circulación de personas. A los inmigrantes se le margina, se les explota y se les criminaliza, tratándolos como a basura humana. Surgen focos de racismo alentados desde el poder y se crean leyes que les niegan derechos que hace mucho que no se discutían a nadie. Porque para la UE los derechos sociales van muy por detrás que las políticas económicas como se comprobó en la Cumbre de Niza donde no se aceptó una Carta de Derechos Sociales tímida e insuficiente que no pasó de ser incluida como un anexo. Y continuando con este recorte de derechos con la excusa del terrorismo, la UE elabora leyes que recortan las libertades y derechos democráticos de los europeos y europeas. Con estas leyes los poderes políticos intentan criminalizar a toda persona que se oponga a su política, reduciendo así los espacios para la disidencia. En los países de la UE se elaboran leyes que facilitan aún más el control por parte de la policía de los ciudadanos y ciudadanas.

 

Europa también se arma y elabora políticas militaristas. La UE esta poniendo en marcha una fuerza de intervención rápida capaz de llegar a cualquier parte del planeta, más de 100000 soldados dispuestos a desplegarse para defender los intereses de la Europa del capital. De esta manera cada parlamento nacional tendrá que destinar parte del presupuesto anual a aumentar los gastos militares, que Irán destinados la mayoría de ellos al desarrollo de la investigación militar para la producción de nuevas armas, reduciéndose aún más los fondos destinados a asuntos sociales. La UE siguiendo la política de EEUU se ha convertido en un instrumento de guerra ante conflictos cuya fuente no son otros que los abusos del capital en su afán por mercantilizar la vida. En vez de solucionar estos conflictos desde la raíz, con mas justicia e igualdad se utiliza la barbarie militar, sin tener en cuenta las vidas de las personas que se ven envueltas en ellos, pues los amos del dinero solo entienden de beneficio, de su propio beneficio.