INMIGRANTE NO NOS DEJES SOLOS EN EUROPA

La Constitución Europea, firmada en Roma el pasado 29 de Octubre por los ¿máximos mandatarios? de los estados miembros de la UE, es un perfecto ejemplo de la Europa del capital que están construyendo a nuestras espaldas las grandes corporaciones multinacionales.

Una Europa de los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, más presos o más muertos. Una Europa en la que el papel de la mayoría de la población se reduce a producir y callar, tragando, sin remedio aparente lo que se cocina en los despachos, que no es otra cosa que la vieja receta de paro, pobreza, empleo precario y beneficios millonarios para el gran capital. Mientras una minoría decide el destino de los ciudadanos y los pueblos, sin tener en cuenta nada más que sus propios intereses, otros, los llamados por el nuevo talante a dar su visto bueno, mueren trabajando, callan aceptando contratos precarios o apagan su cerebro delante del televisor.

Así, esta misma Europa que encierra a los trabajadores en sus casas, delante de la tele, cierra también sus puertas y se construye como fortaleza inexpugnable para las personas que huyen de la miseria de sus sobreexplotados países de origen y que acaban encontrando más miseria en los países de ¿acogida?.

La propuesta que lanzaron ciertos Estados miembros de la UE el pasado mes de Septiembre de construir pretendidos campos de acogida, o sea, campos de concentración a las puertas de esta Europa, para dosificar el paso de inmigrantes, es una muestra del papel que han asignado los amos de la UE a estos trabajadores. Idéntico papel que el que padecen los trabajadores de esta Europa capitalista: el papel de mercancías, manos que producen y bocas que callan.

Ante este panorama de injusticia y pobreza que nos construyen, y con unos medios de comunicación de masas que bombardean constantemente la mentira de ¿inmigración = paro + delincuencia (y en algunos casos, terrorismo)?, nos encontramos con unos partidos de extrema derecha que tienen en esta sociedad de pasividad su caldo de cultivo perfecto entre los jóvenes (y no tan jóvenes) de la clase trabajadora, víctimas de las políticas de desigualdad que se aplican desde la UE y que caen en el tramposo y demagógico discurso que culpa y hace verdugos precisamente a los más desfavorecidos de estas políticas neoliberales. El racismo, amparado en estos análisis simples y facilones, se extiende de esta forma entre la población y encuentra su crudo reflejo en las botas de acero, los bates de béisbol y las cabezas huecas de los grupos neonazis y fascistas, y su cara más cotidiana en los comentarios en colas del mercado y barras de bar.

Por eso, si bien el antifascismo es el combate y la lucha contra esos grupos y partidos, como los que hoy recuerdan en su misa al dictador Franco, es también una actitud cotidiana de respeto y tolerancia hacia las diferentes culturas y modos de vida, tanto como una muestra de rechazo e intolerancia hacia ese racismo y fascismo cotidiano, así como hacia esa Europa del capitalismo y las grandes empresas que día a día pasa por encima de los derechos de los trabajadores, inmigrantes, parados, mujeres y de sus culturas.

INMIGRANTE, NO NOS DEJES SOLOS CON LOS ESPAÑOLES, su racismo y su pasividad.

Ofensiva Antifa Zaragoza 2004