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guerra civil

Era la primera vez que había estado en una ciudad

donde la clase trabajadora tuviera las riendas”

GEORGE ORWELL

 

El día 19 de julio de 1936 comienza la guerra del pueblo español, antesala de la segunda guerra mundial, surge gracias al complot militar organizado por el fascismo nacional católicista, una conspiración militar que pretendía aplastar el avance del movimiento obrero, pero que fue truncada por la resistencia popular, llevando el movimiento a una nueva etapa. Es así que éste articulo, siendo fiel con las fuentes no goza de pretensiones de objetividad, se hace desde una perspectiva específica, pues si hubo un momento y un lugar en la Historia, en que el anarquismo, se manifestó más allá de toda utopía, de todo sueño, fue en los primeros meses de la Guerra Civil en España (julio de 1936 - agosto de 1937). Aquí le conmemoramos y rescatamos como ensayo fraccionado y condicionado por las circunstancias de la guerra, mostramos sus avances pero también sus criticas.

 

Contexto.

En el escenario político español el presente más inmediato de la guerra civil fue la segunda república española que duró de 1931 hasta mediados de 1936, momento también marcado por una profunda agudización de los conflictos sociales dados por la crisis económica de 1929. Dicho panorama llegó a su punto máximo en el primer semestre del 36' con un registro de aproximadamente 300 conflictos sociales, momento solo comparable en Colombia con el año de 1975 donde se registraron al rededor de 2001.

 

En el campo político que nos interesa, podríamos distinguir tres grandes tendencias de izquierda haciendo énfasis en que el movimiento libertario será un caso particular: 1) Una de centro, defensora del orden existente liberal republicano bajo la forma de monarquía constitucional, expresada en el Partido de Unión Republicano 2) Otra que podríamos llamar de centro izquierda, caracterizada por su intermitencia e incoherencia entre un programa radical y unas prácticas parlamentarias, defensoras del legalismo republicano, de corte populista y socialdemócrata expresadas en el conocido partido socialista obrero español (PESOE) y el sindicato de la unión general de trabajadores (UGT). 3) Una tercera tendencia que podríamos denominar de izquierda radical, evidente en los leninistas del Partido Comunista Español escición del PESOE. Aqui mismo una facción de troskistas muy marginal, y otra de marxistas heterodoxos (disidentes de los presupuestos de la URSS) expresada en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).

 

Por último el “pueblo anarquista”, expresado en la población marginada y rebelde, en la base anarco sindical confederal de 1.5 millones de personas de la Confederación Nacional del trabajo (CNT) (Tabla 2), y en la minoría cualificada de activistas de la Federación Anarquista Ibérica (FAI), unos cientos de miles, divididos a su ves en la federación Ibérica de juventudes libertarias (FIJL) y la Federación Nacional de Mujeres Libres (FNML). Hablamos de pueblo anarquista pues según las ideas del comunismo libertario adoptado en el 4to congreso de la CNT en Zaragoza del 36', el anarquismo por su carácter antipólitico no se adscribe a esas divisiones mistificadas de la disputa estatal entre derecha, centro e izquierda, pues para estos la asociación humana se limita al hecho de compartir ciertas necesidades económicas de subsistencia y en la convivencia permanente de un territorio en común.2

 

La Revolución:

Comienza a grandes rasgos bajo el desmoronamiento de la legalidad republicana en toda españa y particularmente en cataluña, a raíz de la conspiración militar que provoca el levantamiento popular. Las milicias anarquistas desarman a los militares, les derrotan y defienden la ciudad exitosamente, ampliándose luego al territorio rural, socializan las fábricas, colectivizan las tierra y declaran la abolición a nivel local del poder del estado, la Revolución libertaria. En comparación con el Partido Socialdemócrata alemán que por mantenerse en el estado no fue capaz de responder ante el ascenso del fascismo en Alemania, contando con al rededor de 6 millones de afiliados y la mitad del parlamento, la CNT por el contrario que contaba con 1.5 millones de afiliados, ante la llegada del fascismo, lo primero que hizo fue armarse y resistir, mostrando la trascendencia de dicho suceso.3

 

En el Campo:

Es de reconocer que fue más el desmoronamiento y la des legitimación del régimen republicano, que la continuidad sindical o el empuje autónomo de los campesinos lo que llevó a las colectivizaciones. En este campo de inestabilidad las milicias anarquistas fueron las que permitieron la expropiación de los grandes terratenientes y la posterior implantación de las colectivizaciones, cubriendo el 40% de las tierras cultivables en el campo republicano y acogiendo aproximadamente 430.000 campesinos, regiones como Aragón, la Comunidad Valenciana y Murcia fueron las más representativas. (Tabla 1)4 Es de resaltar como este modelo también fue abanderado por los socialistas y comunistas de la UGT por lo menos en los inicios de la guerra.

 

Las colectividades eran las formas organizativas que asumían en lo económico servir como medio indirecto de solucionar los problemas adquisitivos, y en lo político como la capacidad de auto-organización real de los trabajadores eliminando a los intermediarios: políticos, burócratas, comerciantes, almacenistas etc. Fueron las maneras en torno a las cuales se practicaban la autogestión y la solidaridad principios fundamentales del comunismo libertario “a cada cual según sus necesidades, de cada quien según su trabajo”. Estas usufructuaron la tierra de grandes terratenientes, compartieron la administración con los medianos propietarios y respetaron a los pequeños productores, intentando convencerles a través del ejemplo y la eficiencia de ingresar a la colectividad, a diferencia de la abominable experiencia soviética de colectivización obligada. Sin embargo es de resaltar que no siempre se ejerció una violencia justificada contra civiles, muchos grandes terratenientes fueron acusados de fascistas sin fundamento, además de generarse venganzas personales, no obstante esto no fue sistemático, como si lo fueron las checas del partido comunista español.

 

Uno de los mas representativos fue el consejo autónomo de Aragón, donde se desarrollaron varias obras de infraestructura como construcción de puentes y carreteras, vivió un aumento de la producción de trigo en 2.170.000 toneladas5 se crearon comités de defensa, de agricultura, de contabilidad y de industria, que se iban federando en municipios libres (autónomos, descentralizados, auto-gestionados) según sus necesidades, construyéndose desde abajo hacia arriba. Así mismo se implementaron procesos de alfabetización en la fundación de escuelas modernas, racionalistas y laicas, y un laboratorio de investigación de semillas para la formación de agrónomos revolucionarios.

 

En la Ciudad

Se dieron en ciudades como Valencia y Zaragoza, pero sin duda el caso más emblemático es Barcelona, la cual tenía al inicio de la guerra alrededor del 70% de la industria de toda España, lo que, si añadimos que era el centro neurálgico de la CNT y el anarquismo español, da una idea de la importancia que tuvo dentro del proceso revolucionario. Luego de aplacada la sublevación militar, el 21 de julio se creó el comité de milicias antifascistas donde la CNT y la FAI eran preponderantes, pero donde también participaban la UGT, el POUM entre otros. Según se contabiliza, había en la ciudad de Barcelona 350.000 anarquistas 6.

 

Ante el vacío de poder los propios trabajadores se hicieron cargo de las industrias y de los servicios para poner en marcha lo antes posible la producción, antes incluso de que los sindicatos establecieran alguna consigna o línea que seguir, respetando a pequeños propietarios con quienes se compartirían las decisiones de la producción por medio los comités de industria. La colectivización se desarrolló, primeramente, en los servicios públicos (transporte, agua, electricidad, gas, teléfono, asistencia médica) y los comercios. También en cines, teatros, bares, hoteles. La distribución de alimentos fue garantizada de forma colectiva. Las industrias (textil, maderera, metalúrgica, naviera, pesquera) pasaron a ser controladas por el propio proletariado. Se respetó a los técnicos y especialistas trabajando con ellos mancomunadamente a diferencia de la experiencia rusa. Se hacían asambleas que decidían acerca de la forma de gestión que se prefería tomar y se nombraba al comité que administraría la empresa, el cual habría de ser revocable en cualquier momento y estar controlado por la propia asamblea de trabajadores.

 

Las empresas se iban federando por ramas e industrias locales a través de delegados rotativos, que no dejaban de ser obreros. Se creó el consejo de economía, órgano que organizaría la producción y la distribución hasta agosto del 1937, cuando sería suplantado por la centralización estatal gracias a la escasez de materias primas generadas por los pormenores de la guerra y el saboteo económico del gobierno central republicano que prohibía comprarles a las industrias colectivizadas. Ésto se articulaba a las comunas barriales y locales, formas de organización territorial que asumiría la ciudad, así como el papel prolífico de la institución cultural liderada por los anarquistas, los ateneos libertarios, lugar de difusión y de expresión de los principios éticos de la nueva sociedad, el estudio racional, la libertad, la responsabilidad, el apoyo mutuo, la solidaridad.

 

La resistencia de directores o de patrones era más bien escasa, puesto que muchos de ellos habían huido y otros prefirieron ceder al ver que cualquier otra decisión hubiera podido poner en riesgo sus vidas. Pero este furor antiburgués en algunos momentos se convirtió en una violencia indiscriminada, muchos de los grandes propietarios fueron sin más fusilados, un sin número de bienes fueron robados por el mero interés y la ambición individual, casi todas las iglesias barcelonesas fueron incendiadas, y muchos sacerdotes fueron salvajemente asesinados. Fue tal el vandalismo de unos cuantos obreros y campesinos desaforados, que la CNT-FAI declaro que se trataba de “elementos amorales que roban y asesinan profesionalmente”.8 Ciertamente, muchos de estos vándalos eran criminales salidos recientemente de las cárceles liberadas, que habían ingresado a un color político aun sin tener ideología. No obstante, se han contado también casos de comunistas que cometían brutales torturas y asesinatos revestidos de anarquistas, para culpar a éstos de los crímenes, claramente por estar las colectivizaciones sin la tutela del partido como dictaba el modelo soviético.

 

Así mismo algunos comités tenían su problema, Diego Abad de Santillán miembro de las milicias hace su auto crítica: “En lugar del antiguo propietario, en algunos lugares hay media docena de nuevos patronos que consideran la fábrica o los medios de transporte por ellos controlados como su propiedad personal, con el inconveniente de que no siempre saben organizarse tan bien como el antiguo dueño.”7 éstos fueron también problemas que impidieron terminar con el régimen salarial en algunas empresas y dieron la excusa para su centralización gubernamental. La experiencia terminaría en agosto de 1937 con una cruenta guerra dentro de la misma guerra civil, el POUM aliado a los anarquista para defenderse en contra de los ataques a los comités obreros y las colectividades agrarias perpetuados por el gobierno y los comunistas subordinados al stalinismo, las tendencias de izquierda que traicionarán la revolución poniéndole sello a la derrota en manos del fascismo.

 

Este no es un articulo de propaganda, resaltamos la experiencia no como un modelo idílico a replicar como manual, sino como la conmemoración de un periodo revolucionario que, apesar de lo cuestionable de sus logros, intento como ninguno la equiparación social y el fin de la explotación capitalista, respetando la iniciativa individual, conscientes de que el comunismo libertario es un modelo de experimentación social siempre inacabado. Los comités obreros españoles juegan su papel junto con los Räter alemanes y los soviets rusos en los análes de las revoluciones de principios del siglo XX; su pertinencia en el presente como alternativa emancipadora al despotismo del capital y ante las experiencias defraudantes de socialismo de estado son evidentes. Es necesario pues que el lector no crea ciegamente lo que aquí se dice, nada más autoritario, revise las fuentes, se haga su propio criterio y confié en su razonamiento.

 

Tabla 1. Colectivizaciones agrícolas en la zona republicana de España 1936-1939:

 

Región

CNT

UGT

CNT-UGT

Otras

Total

Andalucía

36

42 (mayoría)

38

31

147

Castilla La Mancha (mayoría)

186

217 (mayoría)

49

 

452

País Valenciano

264 (mayoría)

69

20

 

353

Cataluña

43 (mayoría)

3

18

31

95

Murcia

59 (mayoría)

53

10

 

122

Aragón

275 (mayoría)

31

 

 

306

Total 6 regiones

863 (mayoría)

415

135

62

1473

Porcentaje

58.59%

28.17%

9.16%

4.2%

100%

* Extraído del texto de Julián casanova

 

Tabla 2. La Confederación Nacional del Trabajo en el periodo 1910-1939.

Congresos

Periodo

Afiliados

Fundacional

Octubre 1910

142 soc.-30.000

Primero

Septiembre 1911

40.000

Segundo

Diciembre 1919

450 soc-750.000

Tercero

Junio 1931

Diciembre 1931

Enero de 1934

535.656

800.000

300.000

Cuarto

Mayo 1936

Mayo 1937

559.294

1´500.000

* Extraído del texto de Julián Casanova

 

Leval, G. (1966) Crónica de la Guerra Española. Editorial Codex, Buenos Aires,: Colectividades libertarias en España. Editorial Proyección, Buenos Aires, 1974.

Puente I. (1936) “Comunismo libertario y otras proclamas Insurrecionales y naturalistas” Ed. Likiano Elcartea. Bilbao 2003.

Rocker R. (1938) Anarcosindicalismo: Teoria y práctica. Ediciones Picazo 1978 Barcelona pp.40

Casanova, Julián. De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España. Editorial Crítica. Barcelona, 2010. Pág. 199.A.

Gayubas 2015 La experiencia anarquista: Colectivizaciones en España (1936-1937)

2Puente I. (1936) “Comunismo libertario y otras proclamas Insurrecionales y naturalistas” Ed. Likiano Elcartea. Bilbao 2003.

3Rocker R. (1938) Anarcosindicalismo: Teoria y práctica. Ediciones Picazo 1978 Barcelona pp.40

4 Casanova, Julián. De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España. Editorial Crítica. Barcelona, 2010. Pág. 199.

5 A. Gayubas 2015 La experiencia anarquista: Colectivizaciones en España (1936-1937) http://www.portaloaca.com/historia/revolucion-social/9869-la-experiencia-anarquista-colectivizaciones-en-espana-1936-1937.html

6En Crónica de la Guerra Española, 1966, vol. ii, pp. 79-80

7Cit. en THOMAS, 1979, La Guerra Civil Española, vol. iii, pp. 97-98.