INFORME ECHELON de Kriptopolis
Corría 1998 cuando esta publicación empezaba a prestar atención
a
Echelon. Por aquel entonces, esta gigantesca red de espionaje
electrónico, que traspasa fronteras y vulnera constituciones,
apenas
merecía el interés de nadie. Había pocos datos concretos y era
demasiado fácil calificar de paranoico a quien se atrevía a
insinuar
que un sistema de tal envergadura pudiera tener existencia real.
Hoy (poco más de un año después) prácticamente nadie duda ya de
que nuestros faxes y correos electrónicos son rutinariamente
escaneados por grandes supercomputadores al servicio de las
agencias
norteamericanas de espionaje. Súbitamente, Echelon ha dejado de ser
un mito y ha pasado a ser tema de animado debate en
respetabílisimos
foros internacionales, además de convertirse en portada de diarios
y
revistas o cabecera habitual de noticiarios televisivos. ¿Por qué?
No; no se trata de un espontáneo arranque de preocupación de las
instituciones políticas por la privacidad de los ciudadanos
particulares. Como es habitual, cambios tan espectaculares suelen
obedecer a meras razones económicas. En el caso de Echelon -además-
los móviles económicos, que agitan el tema y salpican a la opinión
pública, no están en absoluto ocultos. Tienen nombre y apellidos:
los
de las grandes empresas europeas que han sufrido pérdidas
millonarias
a manos de su competencia estadounidense, por razones que siempre
confluyen en el mismo punto: la necesidad de que haya existido
espionaje comercial de muy alto nivel.
Echelon va a dar mucho que hablar en los próximos tiempos y
nuestros lectores han de ser los mejor informados acerca de las
características de una operación política tan desvergonzada como
Echelon, donde se mezclan cinismo, megalomanía y traiciones en
dosis
tan enormes que harían parecer timorato al mejor escritor de
novelas
de espionaje.
A tal fin, KRIPTOPOLIS ha reunido en este "Especial" dos
artículos
sobre Echelon que consideramos del máximo interés. El primero de
ellos, ha aparecido esta misma semana (en versión reducida) en la
revista "Tiempo" (http://www.tiempodehoy.com). Sus autores han
accedido a ofrecer a nuestros lectores la versión completa del
mismo,
donde se incluyen -además- interesantes declaraciones de nuestros
colaboradores Carlos Sánchez Almeida y David Casacuberta. También
queremos recomendar la atenta lectura de las declaraciones de
Duncan
Campbell ante el Parlamento Europeo, acerca de las debilidades
inherentes a cualquier programa que incluya mecanismos de cifrado
que
tengan su origen en EE.UU. Mucho nos tenemos que otros asuntos (tan
reiteradamente desmentidos como Echelon), tales como la famosa
clave
"NSA" inserta en código de Microsoft y la actual inclusión de
cifrado
"fuerte" de libre exportación en Windows 2000, no sean meras
casualidades sin ninguna relación entre sí. De momento, nadie en el
mundo dispone de pruebas definitivas que refrenden tantas
sospechas,
pero nuestro colaborador Juan Carlos García Cuartango ha enviado un
misil a la línea de flotación de Microsoft con su último hallazgo
sobre las dudosas firmas digitales que el imperio Gates aplica a su
software. Seguimos esperando una respuesta convincente...
Para finalizar este número, contamos con un segundo artículo
original sobre Echelon que firma Arturo Quirantes, de sobra
conocido
por nuestros lectores por su pertinaz cruzada contra de ENFOPOL
(algo
así como un hermano pequeño de Echelon).
Disfruten de este 'Especial'. Pensamos que merece la pena.
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LA TRAICION DE LONDRES: NUESTROS SOCIOS Y ALIADOS NOS ESPIAN
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(Por Eliseo Oliveras y Antonio Fernández, revista "Tiempo")
Desde Menwith Hill (Gran Bretaña), Westminster (en el centro de
Londres) o la lejana Sugar Grove (Virginia, EEUU), la red de
escuchas
anglonorteamericana Echelon intercepta nuestras comunicaciones. Con
unos recursos financieros colosales, una red de 120 satélites y las
tecnologías más sofisticadas, cada hora más de dos millones de
mensajes pasan bajo el tamiz de Echelon. Ni los cables de
telecomunicaciones submarinos ni el correo electrónico escapan al
control de la alianza entre EEUU y Gran Bretaña.
Se trata no sólo de espionaje político, sino también económico, de
tal manera que, tras disfrutar de información privilegiada, las
empresas norteamericanas han provocado la pérdida a Airbus y a
Thomson de contratos multimillonarios.
"Se trata de tener el control absoluto del mundo por parte de las
compañías norteamericanas -señala el abogado y experto en redes de
telecomunicaciones Carlos Sánchez Almeida-. Echelon podría
definirse
como un conglomerado político económico al servicio de determinados
trust. Y hablamos de Monsanto, líderes en ingeniería genética, o de
MacDonnell-Douglas, fabricantes de armas". Para Sánchez Almeida, si
la red de espionaje detecta las intenciones de cualquier gobierno,
"podrá tomar una decisión política para influir en esa decisión o
económica, presentando a una compañía de confianza a un concurso".
La red ultrasecreta Echelon se creó a principios de la década de
los
setenta y fue ampliada enormemente entre 1975 y 1995. Está dirigida
por la NSA norteamericana y la agencia británica Comunicaciones
Gubernamentales (GCHQ) y en ella participan Canadá, Australia y
Nueva
Zelanda. La existencia de Echelon comenzó a hacerse patente sólo en
los últimos meses. "Hace un año, nos tachaban de locos y se creían
que veíamos fantasmas -señaló a Tiempo David Casacuberta, miembro
de
Fronteras Electrónicas, una de las organizaciones que ayudaron a
que
Echelon saliese a la luz pública-. Y ahora hemos conseguido incluso
que los Estados Unidos reconozcan que sí existe". Tanto es así que
la
Administración Clinton tuvo que desclasificar hace apenas un par de
semanas los primeros papeles que hablan de Echelon, a instancias de
científicos de la Universidad George Washington.
Por si fuera poco, el 23 de febrero se presentó en la comisión de
Libertades Públicas del Parlamento europeo un completo informe
redactado por el experto británico Duncan Campbell donde se
especifica el espionaje de Echelon. Esto provocó la indignación de
los eurodiputados y ha comenzado a levantar fuertes críticas
políticas contra EEUU y contra la falta de fidelidad de Gran
Bretaña
hacia sus socios comunitarios. Con anterioridad, varios
eurodiputados
ya habían manifestado a Tiempo su preocupación tanto por las
actividades de Echelon como por la posibilidad de que la propia
Unión
Europea pusiese en marcha un sistema similar de interceptación de
las
telecomunicaciones que pudiera vulnerar los más elementales
derechos
de los ciudadanos.
Programas robotizados
El desarrollo de Internet en los últimos años ha incluido los datos
y
mensajes que circulan por el ciberespacio entre los objetivos de
Echelon. La NSA emplea programas informáticos robotizados para
recoger información y ficheros en función de parámetros
preseleccionados a lo largo de las páginas, servidores, portales y
bases de datos de internet.
La Agencia de Seguridad norteamericana también utiliza programas
automatizados para succionar el correo electrónico y los mensajes a
través de nueve puntos neurálgicos de Internet en EEUU.
Dos de estos nódulos están directamente controlados por la
Administración norteamericana: College Park, en Maryland, y
Mountain
View, en California. Los principales centros de intercepción y
rastreo de comunicaciones de Echelon se encuentran situados en
Menwith Hill (Gran Bretaña), Bad Aibling (base militar en Alemania)
Sugar Grove (Virgina, EEUU), Sabana Seca (Puerto Rico), Leitrim
(Canadá), Shoal Bay (Australia) y Waihopai (Nueva Zelanda). La
capacidad de captación de estas estaciones de radiocomunicaciones
se
incrementa constantemente. La base de Sugar Grove, situada en una
remota área de las montañas Shenandoah, a unas 250 millas al
suroeste
de Washington, disponía en 1990 de sólo cuatro antenas de satélite.
En noviembre de 1998, el número de antenas había crecido hasta
nueve,
de las cuales seis están orientadas a las comunicaciones europeas y
atlánticas.
Echelon cuenta con unos supercomputadores especiales, denominados
"Diccionario", que son capaces de almacenar una amplio banco de
datos
sobre objetivos especificos partiendo de un nombre, una dirección,
un
número telefónico u otros criterios seleccionados. Cuando un
satélite
detecta una comunicación que puede ser interesante, el mensaje se
seleciona y se envía a determinada carpeta en los centros
especializados de la NSA y del GCHQ. Allí, un agente lo lee y le da
el curso que corresponda, siempre con copia a la NSA. Los servicios
británicos reciben las comunicaciones en Westminster, en el corazón
de Londres, donde disponen de uno de estos superordenadores
Diccionario.
El filtrado de las conversaciones telefónicas resulta más
problemático, porque aún no puede utilizarse un programa para
detectar automáticamente palabras verbales, aseguró Campbell en el
Europarlamento. El sistema que se utiliza es la preselección de los
números de teléfono y de las identidades fónicas (la huella vocal
individual). De todos modos, según las revelaciones de algunos ex
agentes británicos, Echelon utiliza modernísimos sistemas de
detección de voz capaces de "entender" palabras clave. Al
"escuchar"
una de estas palabras, graban automáticamente las comunicaciones
detallando incluso la posición de emisor y receptor.
Según Duncan Campbell, las únicas comunicaciones que resultan
relativamente seguras son las que circulan por cable de fibra
óptica
en el interior de la Unión Europea, debido a su alta capacidad de
transporte y la extrema dificultad de seleccionar los mensajes. Por
el contrario, el experto británico advirtió a los eurodiputados que
la protección de los programas criptográficos de origen
norteamericano es muy débil.
Programas con trampa
Los sistemas de codificación de los programas de Microsoft,
Netscape
y Lotus exportados fuera de EEUU están especialmente adaptados para
facilitar la descodificación por parte de la NSA norteamericana,
detalla el informe. El Gobierno sueco sufrió en 1997 la
desagradable
experiencia de comprobar que la NSA norteamericana disponía de una
parte de la clave de codificación del programa de comunicación
utilizado por su Administración y que había sido suministrado por
Lotus. El programa era utilizado para las comunicaciones
electrónicas
confidenciales de los ministros, los altos cargos gubernamentales,
la
agencia tributaria y la cúpula de la administración sueca. La
compañía informática explicó que la legislación norteamericana
obligaba a depositar en la NSA una parte de la clave de
codificación
(24 de los 64 bits) que se utilizará al criptografiar cada mensaje
en
todos los programas que se exportan fuera de EEUU.
El informe de Campbell asegura que la NSA norteamericana ha llegado
a
un acuerdo con la firma suiza Crypto AG, una de las empresas
líderes
mundiales en programas criptográficos, para facilitar la lectura de
los mensajes codificados por parte de la red anglonorteamericana.
El
programa de Crypto envía junto al mensaje codificado una clave
especial, que sólo conoce la NSA, que le permite poder descodificar
la clave que haya introducido el usuario. Campbell afirmó que ese
acuerdo permite a la red anglonorteamericana poder descodificar los
mensajes diplomáticos y militares de más de 130 países.
Hace tan sólo unos meses, también se filtraron varios documentos de
las negociaciones entre la Administración Clinton y el Gobierno
británico con el objeto de monopolizar todos los sistemas
criptográficos. En realidad, Estados Unidos pretende prohibir lo
que
se conoce como programas criptográficos duros y legalizar los
blandos
(que pueden ser descodificados por un equipo informático mediano en
un breve plazo de tiempo).
El gran problema
De todos modos, el descubrimiento de los manejos de Echelon ha
puesto
sobre el tapete un problema fundamental: el espionaje comercial. La
red sajona (denominada también Ukusa debido a que éstas son las
siglas, en inglés, de Estados Unidos y del Reino Unido) utiliza 120
satélites para interceptar las comunicaciones. La información
suceptible de tener relevancia económica o comercial es transmitida
por la NSA a las compañías norteamericanas para ayudarlas en sus
operaciones y contratos internacionales. La NSA, la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Comercio firmaron el 5
de
mayo de 1977 un acuerdo para crear una oficina de enlace secreta
que
canalizara toda esa información, denominada Oficina de Apoyo
Ejecutivo.
Próximamente, el Parlamento Europeo pedirá la comparecencia de la
Comisión Europea y del Consejo de Ministros en el hemiciclo para
que
expliquen cómo piensan proteger las comunicaciones y los intereses
económicos europeos de la red Echelon. La Eurocámara ha instado a
las
empresas europeas que se consideren víctimas de este espionaje
industrial que aporten la documentación de que dispongan. El grupo
parlamentario verde, además, ha comenzado a recoger firmas para que
se constituya una comisión de investigación.
Pero lo más grave es la deslealtad de Gran Bretaña. "Hay una
traición
de un miembro al espíritu de colaboración europeo -señala Sánchez
Almeida- que tendría que llevarnos a denunciar tratados
internacionales, como la OTAN y el propio Tratado de Roma, porque
si
el espionaje se utiliza contra los socios puede llevar, a la larga,
a
la destrucción económica europea".
En círculos europeístas, la pregunta más repetida la pasada semana
era "¿Qué harán ahora los ingleses?". El primer ministro británico,
Tony Blair, intentó defenderse asegurando en Bruselas que "Gran
Bretaña no ha traicionado a sus socios europeos al colaborar con
Estados Unidos". Blair niega que participe en operaciones de
espionaje industrial, pero admite que la legislación que ampara
esas
operaciones incluye entre sus objetivos "asegurar el bienestar
económico de Gran Bretaña", una fórmula que admite amplias
interpretaciones.
Los Gobiernos europeos, de momento, no han tomado ninguna decisión,
pero el Gobierno francés está pensando en demandar judicialmente a
Estados Unidos y al Reino Unido por espiar las comunicaciones de
empresas galas. El propio rotativo The Times se hizo eco de esta
intención, que estaría basada en los contratos perdidos por Airbus
y
Thomson (ver recuadro). Asimismo, un abogado parisino ha sondeado a
varias ONG's con el fin de obtener apoyos para poder presentar una
demanda judicial. "De todos modos, esto no irá mucho más allá,
porque
incluso Francia tiene cosas que ocultar, como su propia red,
conocida
como "Frenchelon" y que espía también telecomunicaciones", señala
David Casacuberta. Alguna de las informaciones conseguidas por los
servicios franceses - y realizadas desde estaciones ubicadas en la
Dordoña, Nueva Caledonia, Guyana y Emiratos Arabes Unidos- fueron
compartidas con los servicios alemanes, italianos y españoles,
según
conclusiones a las que llegó el investigador Kenneth Neil Cukier.
Víctimas, víctimas
La interceptación de las comunicaciones entre Thomson-CSF y el
Gobierno brasileño en 1994 en la negociación del contrato de
220.000
millones de pesetas para un sistema de supervisión por satélite de
la
selva amazónica permitió la concesión del proyecto a la firma
norteamericana Raytheon, vinculada a la red Echelon. En 1995, la
interceptación de los fax y las llamadas telefónicas mantenidas
entre
Airbus y el Gobierno de Arabia Saudí con los detalles de las
comisiones ofrecidas a los funcionarios permitió a la
Administración
de EEUU presionar para que el contrato de un billón de pesetas
fuera
concedido a Boeing-McDonnell Douglas. Otros casos concretos de
espionaje de las comunicaciones mencionados por el informe son: la
industria automovilística japonesa, la delegación francesa durante
las negociaciones de liberalización comercial de la Ronda Uruguay,
las negociaciones del consorcio europeo Panavia para vender el
avión
de combate Tornado a los países de Oriente Medio y la Conferencia
Económica Asia-Pacífico de 1997.
Algunos rumores señalan que Echelon tuvo también mucho que ver en
la
guerra entre General Motors y Volkswagen a causa del fichaje de
López
de Arriortúa por la firma europea. Pero la red de espionaje sirvió
también para matar con un misil a Dzokhan Dudayev, terrorista
checheno asesinado mientras hablaba con su móvil. O para
desacreditar
a un congresista norteamericano ante la opinión pública.
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ECHELON: VIGIA DEL IMPERIO
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(Por Arturo Quirantes, aquiran@goliat.ugr.es)
Desde luego, el fin del milenio está resultando de todo menos
aburrido. Cuando aún no se acallaban los ecos del polémico código
identificador de los procesadores Pentium III, se descubre que
Microsoft también inserta códigos identificativos en los archivos
de
Word y Excel. Estados Unidos liberaliza sus leyes de exportación
para
software de encriptación, pero los teléfonos móviles GSM siguen
incorporando un cifrado débil. España se pone en cabeza mediante
legislación sobre firma electrónica... y acto seguido se apunta a
la
caduca moda del depósito de claves. Atacantes desconocidos tumban
los
portales de Yahoo y la CNN mediante ataques masivos, y el famoso
"desinsectador" Cuartango sigue encontrando un fallo de
programación
tras otro. Y, cuando el último dictamen del Parlamento Europeo
sobre
Enfopol está aún caliente, reaparece un espectro del más puro
estilo
Orwell denominado Echelon. Caray, con todas estas movidas ¿quién
necesita efecto 2.000?
Echelon parece salido de alguna película tipo "Enemigo Público" (de
hecho, los informativos de Telecinco usan escenas de dicha película
en sus crónicas "echelonianas"). Sin embargo, es un sistema tan
real
como poderoso, y tan eficaz como desconocido. Para resumir, diremos
que Echelon es un sistema de interceptación, clasificación y
evaluación de las telecomunicaciones. Si fuese solamente eso, no se
diferenciaría de otros esquemas similares puestos en marcha por los
servicios de espionaje de todo el mundo. Pero tiene algunas
características que lo hacen único.
En primer lugar, es internacional tanto en ámbito como en
composición. Echelon está formado por un "consorcio" de diversas
naciones: EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Cada
uno de estos países tiene un campo de actuación y comparte con los
otros miembros del club sus descubrimientos. Este proceder, además
de
asegurar una mayor cobertura, permite evadir espinosos problemas
legales: puesto que la NSA norteamericana tiene prohibido por ley
espiar dentro de los Estados Unidos, le basta con pedir la
información a sus colegas del Reino Unido o de Canadá para
obtenerla.
No suelen darse muchos casos de Espías S.A. pero parece que este
funciona, y además de buenos dividendos a sus accionistas.
En segundo lugar, Echelon fue diseñado para que se comporte como
una
entidad inteligente. No se limita a interceptar mensajes y
re-transmitirlos, ya que el enorme volumen de comunicaciones
existente lo haría imviable. Por ello, se ha apelado a
procedimientos
informatizados de reconocimiento de voz y de contexto, y de
búsqueda
de palabras. Los mensajes intervenidos son cotejados en un
"diccionario" en busca de concordancias. Si se halla alguna
(digamos
si un mensaje incluye las palabras Clinton y Asesinato), el mensaje
es enviado a donde corresponda. Es como una red de deriva
inteligente, que solamente captura los peces que le interesa. Claro
que los peces, ignorantes de la existencia de la red, siguen su
camino creyéndose a salvo.
En tercer lugar, y a diferencia de otros muchos sistemas, Echelon
fue
diseñado específicamente para captar y procesar grandes cantidades
de
información en redes de transmisión CIVILES. Es decir, si Echelon
está espiando comunicaciones comerciales y particulares no es
porque
se haya reconvertido tras el final de la guerra fría; simplemente,
sigue haciendo el trabajo para el que ha sido diseñado. Las redes
de
telecomunicaciones militares ya tienen sus espías electrónicos.
Echelon se ocupa del filón de las comunicaciones civiles: telefonía
fija, móvil, fax, Internet... Como dicen los americanos "usted lo
nombra, yo lo tengo".
Por cierto que Echelon no es ciertamente modesto: lo intercepta
TODO.
Su espina dorsal lo compone un conjunto de estaciones en tierra que
enlace con una red de satélites de interceptación. La estación de
Morwenstow (Reino Unido) se encarga de coordinar los pinchazos de
los
satélites de comunicación Intelsat ubicados Europa y los océanos
Atlántico e Índico. Dos estaciones más (Menwith Hill, RU y Bad
Aibling, Alemania) se encargan de los satélites no-Intelsat. Pero
Echelon lo husmea todo, no simplemente los satélites. ¿Quieren
captar
directamente las señales de los teléfonos móviles? Nada como un
buen
satélite que rastree en frecuencias de microondas (sólo 150.000
millones por satélite, una ganga). ¿Hace falta pinchar un cable de
telefonía submarina? Para eso tenemos el minisubmarino USS Parche
(nombre real). ¿Cables de fibra óptica? Un pequeño receptor en los
convertidores optoelectrónicos y listo. ¿Comunicaciones por
Internet?
"No problemo", tampoco hay tantos grandes nodos. Lo más increíble
de
todo es que este gigantesco sistema de interceptación lleva
husmeando
en el tráfico civil desde su concepción en los años setenta. Y se
quejaban de los piratas informáticos. ¡Pues toma patente de corso!.
No resulta extraño que durante los años de enfrentamiento entre
Este
y Oeste tales excesos fuesen cuando menos tolerados. Pero ahora que
la guerra fría se desvanece en la memoria, no estraña a nadie que
la
existencia de pinchazos civiles a gran escala sea cada vez más
fuertemente criticada. ¿Es necesario Echelon hoy día? Tal vez no
para
acabar con "el imperio del mal", pero como dicen los propios
norteamericanos "si no está roto, no lo arregles". ¿Por qué
prescindir de un sistema que ha dado tan buenos resultados? Quizá
podría encontrar trabajo en otras guerras no declaradas, como la
guerra contra las drogas ... o la guerra comercial. En los últimos
años, diversas empresas norteamericanas han obtenidos suculentos
contratos gracias a la información privilegiada obtenida mediante
interceptaciones de Echelon. Por ejemplo:
* En 1993, Echelon interceptaba cualquier mensaje referente a
Panavia
o Tornado y a sus posibles ventas en Oriente Medio.
* En 1994, la NSA captó llamadas de teléfono entre el gobierno
brasileño y la francesa Thomson. Resultado: un jugoso contrato de
más
de mil millones de dólares fue finalmente a parar a la
norteamericana
Raytheon... empresa que también se ocupa de diversas tareas de
mantenimiento de Echelon.
* En 1995, diversas interceptaciones de teléfono y fax permitieron
a
Boeing y MacDonnell Douglas arrebatar al consorcio europeo Airbus
un
contrato de seis mil millones de dólares con Arabia Saudí.
Y con ello llegamos al punto filipino de esta guerra: la "pela"
(bueno, el euro). La interceptación electrónica conlleva la
obtención
de secretos comerciales, y en un mundo donde las grandes fusiones y
contratos tienen cifras de decenas de billones, los dividendos de
Espías S.A. son jugosamente literales. Se rumorea que los servicios
secretos franceses han estado efectuando espionaje industrial en
beneficio de las empresas galas, y tampoco parecen ser los únicos.
Pero Echelon constituye, con diferencia, el más ambicioso y extenso
sistema de interceptaciones electrónicas civiles jamás soñado.
Y eso a Europa no parece haberle gustado. Ya en septiembre de
1.998,
el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre Echelon, aunque
muy
descafeinada. Ahora vuelven a la carga. En Febrero de 2.000 se
celebró una audiencia sobre protección de datos, auspiciada por el
PE, que incluía Echelon como uno de sus puntos de discusión. Qué
saldrá en claro de ello, no lo sé. Ya es bueno que el silencio se
rompa. Pero queda el regusto amargo de saber que nuestros gobiernos
no salen en defensa de nuestros derechos a la privacidad, sino del
derecho de las empresas a cerrar jugosos contratos.
Durante décadas Echelon ha violado nuestra intimidad una y otra
vez.
Ha hecho falta contabilizar las pérdidas económicas para que la
Unión
Europea salte a la cancha a pelear por las libertades. Tanto ganas,
tanto te protejo. Pero no seamos tan duros y concedámosles a
nuestros
bienpensantes el beneficio de la duda. Sea cual sea el motivo, al
fin
se están moviendo. Concedo especial mérito al Parlamento Europeo,
cuya comisión LIBE "se moja" mucho en el tema.
Parece que Echelon es al fin considerado por la opinión pública a
la
luz del día, y que la conspiración de facto que durante los años
noventa ha intentado construir un mundo "granhermanesco" pierde
impulso. Como dijo una vez un general americano, copado por varias
divisiones chinas durante la guerra de Corea: "tenemos al enemigo
al
frente, tenemos al enemigo a retaguardia, tenemos al enemigo por el
flanco izquierdo y por el flanco derecho... ¿esta vez no se nos
escapan!" No sé bien por que recuerdo esta anécdota ahora. Pero
creo
que me gusta.
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