Valoración de las Elecciones Europeas 2014

En primer lugar destacar que la sangría poblacional que sufrimos en el País Llionés ha hecho desaparecer del censo a casi un 10% de electores respecto a las Elecciones Europeas de hace 5 años. Y pese a que bastantes de ellos han traspasado las fronteras del Estado Español, el voto emigrante se ha desvanecido gracias al robo perpetrado con la última reforma electoral.
Pero las subvenciones y las influencias todo lo curan, y así nuestros políticos podrán seguir yendo de vacaciones a visitar los centros leoneses (muchos ya, castellano-leoneses) sin que los echen a patadas.

En cuanto a la participación dentro del País, se confirma la desafección frente a las instituciones del sistema, con un avance del abstencionismo superior a tres puntos, aproximándose ya a los niveles europeos, donde casi seis de cada diez personas dan la espalda a las elecciones.

Respecto a los votos obtenidos por las diferentes candidaturas, se confirma la importancia de las empresas de comunicación a la hora de modificar el panorama electoral. Ya lo vivimos con ADEIZA, también con UPYD y ahora con PODEMOS, que se convierte de la noche a la mañana en el tercer partido más votado, superando en un punto a IU y a la propia UPYD.
Corresponde ahora a ese partido gestionar el apoyo, que personas con buenas intenciones le han ofrecido, para transformar en práctica concreta el hábil discurso académico. De lo contrario su recorrido no diferirá en mucho del de nuestros vecinos del Bloco de Esquerda.

Desde AGORA País Llionés nos congratulamos con que la crítica hacia la oligarquía y sus entes empiece a ser un discurso comprensible para mucha gente, como demuestra la subida desde un 2% a un 15% de las opciones a la izquierda del PSOE; si bien en parte responde al descontento de la población con las marcas clásicas ─de ahí la subida también, aunque menor, de las opciones a la derecha del PP y, en general, de todo tipo de candidaturas─.

Por ello, nos afirmamos en nuestro compromiso de trabajar diariamente entre todos y todas ─huyendo del «vótame y cuando gane ya verás como lo arreglo todo»─ para acabar con un sistema social que crea pobreza, injusticia y desigualdad; que nos expulsa de nuestros entornos y culturas; o que expolia el planeta y sus recursos; pero que con una simple votación para un Parlamento (en donde, por otra parte, poca cosa se decide) consigue generar ilusión.