Mercenario negro, contratista blanco

21 de marzo de 2011.

Quizá por casualidad, quizá no, la prensa occidental ha llamado desde el primer día mercenarios a los mercenarios negros que operan en Libia al servicio del gobierno de Gadaffi. Lo son, así que, ¿por qué llamarlos de otro modo?
Esta claridad de términos contrasta sin embargo con la ambigüedad empleada por cierta prensa europea y estadounidenses para referirse a las decenas de miles de mercenarios que han campado o campan a sus anchas en países como Afganistán o Irak.

Por Olga Rodríguez

Blackwater en Iraq

A los mercenarios que trabajan en estos países se les llama contratistas o personal armado privado, quizá porque muchos son blancos, tienen uniformes sofisticados, gafas de sol último modelo, armamento muy cualificado y están contratados por empresas occidentales o por el propio ejército estadounidense, que cuenta con algunos departamentos ya cuasi privatizados.

En Afganistán 19.000 mercenarios trabajan al servicio del Ejército estadounidense. En Irak, son 7.000 los contratados directamente por Washington. En ambos países hay miles de mercenarios más contratados por empresas privadas occidentales.

En Irak llegaron a operar más de 170.000 mercenarios, un número que superaba a las tropas estadounidenses, que sumaban por entonces 160.000.

"contratista" de Blackwater

Algunas de las compañías que se dedican a proporcionar personal armado privado son: ArmorGroup, Blackwater (ahora llamada Xe), Control Risk, Erinys, DynCorp, Triple Canopy, o Aegis Defence Services. Han operado en países como Irak, Afganistán, Bosnia, Sudán, Bahrein, Kenia, Nigeria, Congo, Bolivia, Somalia, Angola, Haití, Colombia, Kosovo, Kuwait, Venezuela, Yemen, Ecuador o Israel.

Los contratistas han matado a civiles, han aterrorizado a poblaciones enteras. Pero se les llama contratistas.

Contratista, según la RAE, es la persona que por contrata ejecuta una obra material o está encargada de un servicio para el Gobierno, para una corporación o para un particular. Pocos eufemismos tan claros como éste.

Supervivientes de la matanza de 17 civiles llevada a cabo por Blackwater en Irak en 2007

Han tenido que venir los mercenarios negros para que en nuestras sociedades nos animemos al fin, sin temor, sin rodeos, directos al grano, a llamar a los mercenarios lo que son. Mercenarios.

Confiemos en que ahora que estamos al fin familiarizados con el término, no lo vayamos a olvidar en algún inocente cajón del vocabulario cuando de nuevo alguno de nuestros gobiernos blancos echen mano de uno de estos ejércitos privados de hombres armados para sembrar el terror, asegurar la exportación de ciertas materias primas en determinados países, o proteger los intereses que tenemos diseminados por este planeta, en el que solo hay fronteras para los pobres.

Fuente original: El Minotauro anda suelto, en Periodismo Humano


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