Catalunya: La Coordinadora de Radios Libres frente a los gigantes

1ro de enero de 2011.

Radio Pica, Radio Bronka, Contrabanda, Radio Línea IV y Radio RSK impulsan, de nuevo, la creación de una Coordinadora de Radios Libres de Cataluña. El pasado 15 de diciembre, reunidas en asamblea en el local de Contrabanda, tuvieron a bien consentir la presencia de un fotógrafo y un redactor de la Revista Rambla, para dar cuenta de los retos a los que hace frente esta Coordinadora de Radios Libres.

“La radio sería el más fabuloso aparato de comunicación imaginable de la vida pública, un sistema de canalización fantástico, es decir, lo sería si supiera no solamente transmitir, sino también recibir, por tanto, no solamente oír al radioescucha, sino también hacerle hablar, y no aislarle, sino ponerse en comunicación con él. La radiodifusión debería en consecuencia apartarse de quienes la abastecen y constituir a los oyentes en abastecedores. Por ende, todos los esfuerzos de la radiodifusión en conferir realmente a los asuntos públicos el carácter de cosa pública, son absolutamente positivos […] Cuando gobierno o justicia se oponen a esta actividad radiofónica, es que tienen miedo y no pertenecen sino a tiempos anteriores a la invención de la radio, aunque no anteriores a la invención de la pólvora.” (“La radiodifución como medio de comunicación”, Bertolt Brecht)

En la denominada era de la comunicación de masas, cuando la velocidad simula haber reducido el tiempo y el espacio a meras consideraciones sin importancia, la radio parece relegada al último escalafón de entre todas las formas de comunicación: mucho antes, encontríamos la televisión y, por supuesto, internet con todas sus redes sociales, blogs y páginas web. Quizá únicamente la letra imprensa en papel disputa a la radio la condición de farolillo rojo.

Hoy en día, ¿quién escucha la radio? Responder a esta pregunta nos obligaría a pisar lugares comunes tales como referirse -es un suponer- a noctámbulos solitarios o al admirable colectivo de taxistas. Es innegable que se esconde un gesto romántico, marcadamentedemodé, al sintonizar la frecuencia modulada buscando -excúsenme la cursilada- “un poco de compañía”. Aún con todo, la pregunta interesante ya no es quién escucha la radio, o si son muchos o pocos, sino, de acuerdo con Bertolt Brecht, qué se puede escuchar y dónde el receptor puede desempeñar el rol de emisor.

En este sentido, la radio no ha sido ajena al devenir de la prensa escrita o la televisión. Con extrañas y contadas excepciones, los medios de comunicación generalistas, vendidos y que se venden, se encuentran anquilosados bajo el control de grandes grupos empresariales que poco o nada tienen que ver con la comunicación, y que obedecen a un modelo político y económico que tergiversa la información, hasta confundirla con la propaganda institucional y la publicidad comercial.

Elimpulso de crear una Coordinadora de Radios Libres no es nuevo, ya que hace algunos años se estableció un precedente, aunque ahora resurge cargada de razones, casi las mismas razones de antaño. La situación de las radios libres las convierte, en teoría, en el elemento más frágil de un dial cada vez más súperpoblado: sus frecuencias son caramelos para las radios privadas y comerciales, que con mayor potencia, interfieren y pisotean las emisiones de las radios libres. En la práctica, sin embargo, podemos observar que nada tiene de frágil la resistencia que, por ejemplo, están llevando a cabo Radio PICA y Radio Bronka, dos radios libres históricas, frente a las interferencias por parte de Amb2 FM (antigua Mola FM), una emisora con sede en Sabadell que emite con licencia, desde el repetidor de Tossa d’Alp para los Pirineos y desde la Torre de Collserola para el Vallès, y sin licencia para Barcelona. Es decir, no conoce ley ni orden a pesar de contar con subvenciones públicas. Todas las radios libres se encuentran amenazadas frente a las intromisiones en su dial: Radio Línea IV y Ràdio RSK también lo padecieron en su momento, y de hecho, nada garantiza que no puedan volver a ser pisadas en su señal por radios privadas o públicas.

No hay garantías porque, si bien durante muchos años, la situación de las radios libres quedaba inmersa en el limbo de la alegalidad, o dicho de otra manera, a la intemperie de cualquier reconocimiento legal, el desdichado Tripartito dejó para la posteridad, entre otras graciosas calamidades, un decreto sobre la regulación de los medios de comunicación sin ánimo de lucro, que, por ejemplo, pretende controlar los contenidos y la línea editorial de cada radio libre a través del Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), o que no reconoce la labor y el recorrido histórico de radios libres que llevan más de dos décadas en pie; aún más tiempo, como Radio PICA, que emitió en catalán antes que Catalunya Ràdio. Con estas delicadas muestras de sensibilidad, a nadie sorprenderá que las alegaciones al decreto presentadas por los medios de comunicación sin ánimo de lucro, como el colectivo Okupem les Ones o las mismas Radio Pica y Radio Bronka, resultaran rechazadas en su conjunto. Ahora, con el nuevo govern de Artur Mas, falta comprobar qué dirección pretenderan dar al asunto.

“En una sociedad cuya realidad está altamente centralizada e informatizada, donde los medios privados y públicos de comunicación son poder y están al servicio del poder, las RADIOS LIBRES surgen ante la necesidad y el derecho de toda persona individual o colectiva a expresar libremente sus opiniones y criticar y ofrecer alternativas en todo aquello que le afecta directa e indirectamente. Las radios libres nos caracterizamos por:

Un carácter no profesional, entendiendo que la comunicación no debe ser un medio de lucro.

Un funcionamiento autogestionario basado en la toma de decisiones de forma directa por todos aquellos que participan activamente en la vida de la radio. Somos autónomos. La radio libre se constituye al margen de todo grupo de presión político o económico que pueda o quiera alterar en su provecho el mensaje a difundir y, obviamente, rechazamos cualquier tipo de publicidad directa o indirecta. La radio libre es participativa. Está al servicio de la comunidad donde se integra, potenciando la unificación de los conceptos emisor/receptor. Las radios libres surgen como necesidad de llevar la comunicación al marco cotidiano y como lucha contra el monopolio y la centralización de la comunicación.

Finalmente nos definimos como radios libres de todo compromiso que no sea el de difundir la realidad sin cortapisas y las opiniones sin limitación.

Las radios libres pretendemos potenciar toda una práctica de comunicación basada en un enfrentamiento radical contra todo tipo de relación social de dominación y, por tanto, apostamos por una forma de vida alternativa a la actual.” (Manifiesto de Villaverde, 1983)

Las radios libres no deben ser englobadas, simplemente, en los llamados medios comunitarios o del tercer sector: no son radios de contenido religioso, ni tienen detrás a un grupo político o financiero que anhele ganar una frecuencia más gracias a un pretendido ’proyecto social’. Las radios libres, dejando de lado el cantamañanismo propio de los medios de comunicación masivos, apuestan por dar voz a quién de otra manera no sería escuchado, en un ejercicio que lucha contra el sexismo, la xenofobia, la exclusión social y que, en su fundamento, defiende el derecho a la comunicación de un modo tan básico y obvio que uno se cuestiona si es necesario recordarlo. Sin embargo, no está de más mencionar la opinión del guatemalteco Frank La Rue, relator de las Naciones Unidas en materia de Promoción y Protección de la Libertad de Expresión, que juzgaba imprescindible que los gobiernos reservaran, al menos, un tercio del espectro radioeléctrico para los medios comunitarios y ciudadanos (entre los que cabría suponer un lugar para las radios libres).

El modelo de radio libre que se define por ser asambleario, autogestionado, no comercial y no profesional, no compite en objetivos con otros modelos: no sólo no juegan la misma liga, sino que ni siquiera se encuentran en la misma dimensión; la resistencia no se limita al proyecto radiofónico, sino que abarca su organización. Si, en las radios privadas y públicas, un problema técnico se soluciona pronto gracias a la entrada de dinero, en las radios libres, sin obviar el aspecto económico, supone mobilizar todo el capital humano posible entre amigos y conocidos, además de realizar un esfuerzo de tiempo que, en ocasiones, no asegura el éxito.

La Coordinadora de Radios Libres prepara su presentación en público para el próximo 21 de enero, junto al estudio de Radio RSK, en el Centro Cívico de Can Basté. Entre otras iniciativas para difundir la lucha y la labor de la Coordinadora, se prevee la creación de una página web y, en especial, la redacción de un manifiesto al que otras radios libres podrán sumarse. También, de cara al primer semestre de 2011, se cuenta con la realización de conciertos y otros actos festivos.

“En un lugar del dial, de cuya frecuencia no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que emitía una radio libre de las de asamblea mensual, emisor de segunda mano, precaria autogestión y sin ánimo de lucro...”. Tal y como Alonso Quijada, hidalgo manchego, luchó por mantener viva la tradición de los libros de caballerías, cuando éstos ya no eran más que el reflejo de un pasado que nunca sucedió, alguna persona despistada podría creer que, si ya el simple hecho de escuchar la radio guarda una cadencia romántica, la pretensión de hacer radio desde un modelo no profesional, no comercial, autogestionado y en un colectivo asambleario, sólo puede deberse a la proliferación de quijotes hechizados por la magia de la radio y la ilusión de una organización social alternativa a la imperante.

Nada más lejos de la verdad. Los supuestos quijotes de las ondas hertzianas lucharían, engañados, contra gigantes que no pasarían en realidad de pacíficos molinos. Sin embargo, la situación de las radios libres no da lugar a tal confusión: los grandes medios de comunicación privados y públicos no son otra cosa que gigantes, torpes y enmohecidos, amparados por un poder político y económico y que, desde sus potentes altavoces, defienden y postulan un modelo que sólo beneficia a unos pocos, pagando así los servicios prestados, con el fin de repartirse entre ellos el pastel de las licencias radiofónicas.

Por si fuera poco, Don Quijote murió tras recuperar la razón, y las radios libres, por contra, sólo desaparecerán en caso de perderla.

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Fuente:Alasbarricadas.org


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