Comunicado
Por la paz justa
y duradera en Oriente Próximo: una oportunidad para la
política y el derecho internacional
Madrid,
7 de septiembre de 2006
CSCAweb, 20 de septiembre de 2006
"Situar
la responsabilidad de acabar con el conflicto en la capacidad
que tenga el gobierno del Líbano para desarmar a Hezbollah
es equivocar la raíz última del conflicto, originada
en la política de ocupación militar, anexión
de facto de territorios y agresiones que conforman la relación
de Israel con sus países vecinos. (...) Es imprescindible
reconstruir el Proceso de Paz desde la perspectiva de un calendario
explícito y sin ambigüedades que fije la salida definitiva
de Israel de Cisjordania, la reocupada franja de Gaza y los altos
del Golán".
Tras casi dos meses desde el
comienzo de los ataques israelíes sobre el Líbano
y varias semanas después de la declaración del
alto el fuego, el apoyo prestado por la Comunidad Internacional
al despliegue de una fuerza de interposición de Naciones
Unidas implica asumir consecuentemente y para que sea posible
la reconstrucción, un mayor grado de responsabilidad y
compromiso en relación a la situación que se vive
en Oriente Medio.
Construir la paz en la región
implica mucho más que el cese de las hostilidades. Durante
el tiempo en el que tuvieron lugar los ataques y bombardeos Israelíes,
el ejército Israelí atacó a la población
civil, incluso cuando ésta estaba siendo evacuada. Destruyó
decenas de miles de viviendas particulares e infraestructuras
vitales para garantizar la vida en El Líbano y que poco
o nada tenían de objetivo militar.
Utilizó armamento no
convencional que viola gravemente las disposiciones de las Convenciones
de Ginebra y la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. Existen evidencias de utilización de las llamadas
bombas de racimo, prohibidas por la Convención de Ottawa
y de que miembros del ejército de Israel cometieron crímenes
de guerra. Estas atrocidades requieren de una investigación
imparcial e independiente que identifique responsables y exija
reparaciones al Gobierno de Israel. La reprobación de
los ciudadanos al Gobierno de Israel por el sufrimiento inútil
de su pueblo también está haciendo mella en las
fuerzas políticas y en la opinión pública
de este país.
La crisis humanitaria no ha
terminado con el alto el fuego. Centenares de miles de personas
han visto sus hogares arbitrariamente destruidos, y se encuentran
con que lo han perdido todo. En términos económicos,
la situación del país ha retrocedido en varias
décadas, calculándose en miles de millones de dólares
las pérdidas y daños ocasionados a viviendas, medios
de transporte e infraestructuras civiles, tales como el suministro
eléctrico y el abastecimiento de agua. La situación
medio ambiental en la costa mediterránea del país
puede considerarse como catastrófica debido al vertido
de crudo y productos químicos provenientes de plantas
bombardeadas por la aviación israelí. Esta destrucción
indiscriminada exige una reparación económica por
parte del Estado de Israel.
Por otra parte se mantiene
inalterable la dramática situación que se vive
en los territorios ocupados de Palestina, donde el Ejército
de Israel ha reocupado la franja de Gaza con grandes pérdidas
materiales y humanas para la población civil y mantiene
a una parte importante de las estructuras institucionales de
la Autoridad Nacional Palestina bajo detención arbitraria,
hechos todos ellos a todas luces inaceptables.
Situar la responsabilidad de
acabar con el conflicto en la capacidad que tenga el gobierno
del Líbano para desarmar a Hezbollah es equivocar la raíz
última del conflicto, originada en la política
de ocupación militar, anexión de facto de territorios
y agresiones que conforman la relación de Israel con sus
países vecinos. No habrá paz en la región
mientras no se aborde la problemática de Oriente Medio
desde una perspectiva sincera, decidida y firmemente comprometida
con el derecho internacional. Es imprescindible reconstruir el
Proceso de Paz desde la perspectiva de un calendario explícito
y sin ambigüedades que fije la salida definitiva de Israel
de Cisjordania, la reocupada franja de Gaza y los altos del Golán.
La presencia de la Comunidad
Internacional, si se circunscribe únicamente al envío
de tropas a la región, corre el riesgo de convertirse
en una fuerza subsidiaria de equivocados intereses de la seguridad
israelí, por lo que debe fortalecer una opción
política destinada a alcanzar una Paz justa y duradera
en la región, basada en el derecho internacional y el
reconocimiento y respeto de los derechos humanos, principal objetivo
de las Naciones Unidas y de sus instrumentos disponibles, incluyendo
a la FINUL.
En este año se cumple
el decimoquinto aniversario de la Conferencia de paz de Madrid,
y el vigésimo aniversario del establecimiento de las relaciones
diplomáticas entre España e Israel. Tras la celebración
en Estocolmo de la Conferencia de Donantes, corresponde a la
Unión Europea, al Gobierno de España, una posición
decidida e influyente en la defensa del derecho internacional
y los derechos humanos, que promueva la celebración de
una nueva Conferencia de Paz que sin dobles raseros o negociaciones
desiguales que siempre conducen a frágiles cesiones, busque,
no ya un camino, sino un acuerdo definitivo, justo, sostenible
y acorde con el Derecho internacional y los derechos humanos.
Mientras tanto, hacemos un
llamamiento a la ciudadanía para que presione contra la
guerra y la impunidad y en favor de la paz en Oriente Medio comprometiéndonos
en la realización de movilizaciones masivas, actos públicos
y posicionamientos firmes por esta causa en la fecha del 9 de
noviembre, día internacional de lucha contra el Muro en
Palestina, que en su día convocaremos.
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